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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

Ejecutivos en transición: Caí de una multinacional a una pyme

Los que descienden a una empresa mediana sacrifican renta presente, pero lo hacen a cambio de una perspectiva de patrimonio futuro. Qué abismales son las distancias que separan al mercado laboral chileno -con todas sus provincianas singularidades- del desprejuiciado mercado del primer mundo. De momento, hasta pareciera que se han propuesto correr en direcciones opuestas.

Después de cierta edad, los ejecutivos locales tienen tres opciones: emprender su propia aventura empresarial, adaptarse a las exigencias de un puesto modesto en una empresa menor y, por último, jubilar.

Mientras, en mercados más maduros están recién listos para dar el salto desde una modesta, pero exigente organización local, a una gran empresa multinacional.

Un ejemplo para ilustrar: Lynn Morgen pasó 18 años dirigiendo su propia pequeña compañía americana. La levantó con US$ 10 mil de sus ahorros y durante todo ese tiempo tuvo que lidiar, apenas, con unas cuantas decenas de cercanos colaboradores.

A los 54 años de edad dejó su ya no tan pequeña consultora para aceptar un alto puesto en STMicroelectronics y lidiar, de ahí en adelante, con miles de trabajadores.

A diferencia de los locales, ella dejó de ser un pez grande en una pequeña pecera y pasó a ser un pez pequeño en un gran estanque, justo cuando a los locales les pasa lo contrario.

Mediana oportunidad

Claro que no todo va a ser desdicha. Tal como advierte la consultora senior de DBM, Liliana Chaguán, el hecho de que el mercado de primera división jubile precozmente a cientos de ejecutivos vigentes se presenta como una buena oportunidad para las empresas medianas que tratan de profesionalizar sus cuadros directivos.

"Las medianas no suelen tener los recursos para tomar gente recién salida y formarla, pero sí tienen las herramientas para seducir a un ejecutivo de cincuenta que no va sólo por la plata, sino que por el proyecto. Sobre esa edad, están dispuestos a trabajar en una empresa menor, pero un tipo top no sé...", sostuvo.

Distinta es la visión del socio de HK Head Hunting, Cristián Storaker, quien está convencido de que el mercado local también se transforma súbitamente y, en esa línea, descender a una empresa mediana no debe verse, necesariamente, como un retroceso.

"Como norma general, las grandes compañías liberan muchos ejecutivos vigentes. La prueba más clara de que ir de una gran empresa a una menor no es, necesariamente, un retroceso es lo que dictan los paquetes compensatorios", señala.

Es cierto que el salario que ofrecen las multinacionales puede ser mayor, pero, como contrapartida, las medianas seducen a sus potenciales ejecutivos con una parte de la propiedad.

Tal como advierte el socio del área de Recursos Humanos de Deloitte, Jaime Valenzuela, los ejecutivos que descienden a una empresa mediana sacrifican renta presente, pero lo hacen a cambio de una perspectiva de patrimonio futuro importante.

"Se hace por la vía de opciones sobre acciones. Y como las empresas medianas no están listadas en bolsa, lo que se hace es emitir acciones fantasmas".

Y en última instancia, la familia vende la propiedad a los futuros directivos. En situaciones de crisis o de reconversión, los cuadros directivos pueden adquirir la propiedad para asegurar su progreso, para financiar su continuidad o profesionalizar los equipos (management buyout).

Con propiedad

Existen varias formas de seducir a un buen ejecutivo por la vía de compartir parte de la propiedad de la empresa:

Buy in buyout: Se forma un equipo directivo compuesto por directivos ajenos y de la propia empresa, a fin de tomar el control operativo de la empresa.

Owners buyout: Algún accionista o grupo de propietarios de la empresa, con funciones ejecutivas en ella, adquieren una participación mayor de la que poseían.

Leveraged employee buyout: Los propios trabajadores de la empresa, con el fin de salvarla de una situación de crisis y conservar así sus propios puestos de trabajo, se hace cargo de la gestión, mediante una recompra.

Pablo Obregón Castro, El Mercurio

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