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Lola, la bloggera

Lola es copada, hedonista, (lo que ahora se llama) moderna. Usa calzas, remera blanca, un aro en la nariz y zapatitos rojos con "brillantina". Su casa existe en algún lugar de la Zona Norte, donde el sol parece de otro mundo. Se declara amante de las cosas lindas, como sacar fotos de flores y subirlas a su Flickr, los cuadritos de Yoshitomo Nara, los lentes de sol. "¿De qué signo sos?", pregunta, dispuesta a divertirse. También le cabe la astrología.

Pero para espiar en su mundo privado sólo hace falta leer su blog Naughty Bits, o Buena Leche, el libro nacido del mismo blog que Editorial Sudamericana le ofreció publicar en papel. Y ella aceptó: "es como un fruto", dice. Con una hija y 26 años recién cumplidos, Lola Copacabana –así es su nombre literario completo– explica las bondades de cumplir objetivos "sobre todo para mis padres", se ríe. Aunque ellos no estén muy al tanto de las cosas que escribe: desde rutinas de estudios, la maternidad, amigos y viajes hasta anécdotas sexuales.

Tomamos Coca-Cola, aunque ella también toma fernet. ¿Con Coca tomás el fernet? "Sí, a full". Está bueno, hay que pasarse al fernet, te da menos resaca. "Depende cuátos te tomés, nena", sentencia. Con seguridad e impertinencia, Lola desarticula cualquier argumento con rapidez y astucia, virtudes que llevaron a su blog a ser uno de los favoritos del incipiente mundo blogspot.

"Al principio, cuando éramos pocos, la comunidad blogger discutía si lo mío era un blog", se ufana. Su espacio virtual, allá por 2003, decididamente nunca tuvo lugar para los famosos commets, sólo un mail "por ahí escondido" y nada de linkear a los amig@s: "yo soy yo, no quiero saber de nadie". Aunque se hizo conocida posteando comentarios en blogs de otros, dice que prefiere separar las cosas: "trato de no traer personajes virtuales a mi mundo real y viceversa".

Después le llegó el boom al formato, en 2005, y todo se volvió más masivo y "denso". "Aparecieron miles de blogs de escritores que ponían 'hola, quiero que conozcan mis escritos', una cosa... ufff". Ella prefiere el formato en su versión más auténtica: "un tipo que trabaja de cualquier cosa y lo cuenta ahí".

Aunque su libro Buena leche (que invita fácilmente al lapsus –quizás porque teñido de ironía es un sintagma que le va–), lleva como subtítulo Diario de una chica no tan formal, en clara alusión al Diario de una chica formal de Simone de Beauvoir, Lola estudia Derecho, el paraíso de la formalidad. "No sabés lo que es, todo igual, pero ahora que saqué el libro me gusta más ser diferente", admite, divertida.

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