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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

Evo Morales lleva las de ganar… increíble ¿no?

Mañana viernes 1 de diciembre habrá paro "casi" nacional en Bolivia. Cuatro, de los nueve departamentos, declararán un paro de actividades a nivel departamental en defensa “de la democracia”, porque sus autoridades cívicas se sienten avasalladas por el poder del Gobierno. Entre ellos, el motor de la economía boliviana, Santa Cruz de la Sierra. Y es que en este país se han ido conjugando dos aspectos que se complementan muy bien: la cultura agresiva y contundente del partido gobernante, el Movimiento al Socialismo (MAS) y la inoperancia y estupidez de la oposición cívica y política, encabezados por el partido de Tuto Quiroga, PODEMOS, y el Comité Pro Santa Cruz, como sus cabezas visibles. Y ambos aspectos dentro de una mediocridad que espanta.

En una jugada política maestra (se dice que con soborno incluido), el Gobierno logró hacer quórum en el Senado y aprobó las modificaciones a la Ley INRA (Reforma Agraria) con lo cual los terratenientes deberán poner en remojo sus barbas y comenzar a despedirse de sus enormes extensiones de tierra, conseguidas muchas veces con manipulaciones políticas. A tal llegó la habilidad gubernamental, que se dio el lujo de blindar su acto con la aprobación, en la misma sesión, de los contratos con las empresas petroleras, de manera que cualquier iniciativa de la oposición por invalidar la Ley INRA pondría en riesgo el negocio gasífero y petrolero del país. Ahora se dice, también, que están aumentando los parlamentarios de oposición que quieren pasarse a “ayudar” al Gobierno en su política de cambios, aunque se sospecha que ni los motivos de los ayudantes ni las actuaciones de los personeros gubernamentales son todo lo desinteresadas que digamos, ya que parece que hay un precio… para todo. Pero, en fin, son las viejas prácticas de la política, que de viejas se volvieron eternas. Con esto, el Gobierno pasaría a tener mayoría virtual en ambas Cámaras, y ya no lo pararía nadie… excepto los militares, que hasta ahora no se han pronunciado.

¿Y la oposición? Existe la oposición política, encabezada por Tuto Quiroga, que hasta ahora da pié en bola por el desprestigio y desgaste que implican perder una elección (además que la calidad del liderazgo de Quiroga deja mucho que desear). Esta oposición es tan feble, que hasta se dejó perforar en el último minuto por el Gobierno al arrebatarle 3 parlamentarios suplentes y quebrar el cerco al Senado dispuesto por PODEMOS al ordenar el repliegue de sus parlamentarios y dejar a la Cámara sin quórum legal para sesionar. Es que Quiroga nunca ha leído “El arte de la guerra”, de Sun Tzu: los espacios no se dejan vacíos. El error estratégico de la oposición marcó el comienzo del fin de su participación en la política boliviana. Ya poco le queda por hacer, salvo dar coletazos de ahogado… o reciclarse dentro del partido gobernante y luchar desde adentro. Veremos si tienen la inteligencia necesaria para un movimiento de esta naturaleza.

Por su parte, los movimientos cívicos, y especialmente el Comité Pro Santa Cruz, no han demostrado ser capaces de llevar adelante un mandato “dizque de la sociedad” en el sentido de oponer una férrea fuerza en contra al Gobierno. Las huelgas de hambre llevadas a cabo por distinguidas damas no son suficientes para un Gobierno que no se inmuta por esas prácticas y juega exitosamente al desgaste del adversario. Los reiterados llamados a declararse en “emergencia” ya no impresionan ni a los cívicos. Parece que tampoco los Cabildos difusos. Los llamados a defender “la democracia”, que no logran esconder su verdadero propósito de oponerse a las medidas que están afectando a sus protegidos empresariales y latifundistas, no logran hacer carne en el pueblo, más interesado por el pan de cada día. Y el penúltimo recurso, el paro departamental, será puesto a prueba mañana, y ya veremos cuán contundente será. Con esto el movimiento cívico se juega su última carta, ya que si el paro no tiene la fuerza esperada, o aparecen fuerzas en contrario (como parece que será el caso), la pérdida de prestigio y convocatoria será irreparable. Con esto el movimiento cívico comenzará a jugar sus descuentos, y su entrada en la historia será imparable.

¿Qué queda? Buena pregunta. Quedará el Gobierno, solo, que impondrá su programa y sus ideas. Por lo tanto, en vez de preocuparnos de que se viene el comunismo y otras sandeces, deberíamos estar pensando en cuál será el perfil de la nueva Bolivia y en el papel que cada uno de nosotros jugará en ese nuevo país. ¿Tendremos una Bolivia socialista? No lo creo. El mundo ya no está para socialismos, a pesar de que hay algunos cabezas calientes en el Caribe y en La Paz que piensan de que sí lo está. El mundo de hoy es de interdependencias, eficiencias, emprendimientos, información y tecnologías. El tema da para otro análisis.

Lo que es seguro, y no se puede negar, es que Bolivia no podía seguir caminando por la senda delineada por los anteriores gobiernos. La exclusión, la segregación, el latifundio, la corrupción, la entrega innoble a intereses foráneos, el “nomeimportismo” de gran parte de la población de elite, la desvalorización moral, son atributos que no permiten edificar un país moderno. Sea lo que sea lo que viene, por lo menos tendrá la oportunidad de ser mejor que lo que está quedando atrás. Y cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de sumarse al esfuerzo y tratar de aportar para que el carro no se desbarranque. Lo peor que se podría hacer es volver a cometer el error histórico de Tuto Quiroga: dejar espacios vacíos. Según las leyes de la estrategia, todo espacio vacío es llenado por el contrario.

Carlos M. Duarte Merino

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