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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

Una escuela donde se aprende creando

Para un grupo de niños en edad preescolar, el secreto de las matemáticas y los misterios del arte podrían esconderse en una gigantesca bola de espuma de goma.

La curiosidad llevó a estos pequeños de un año y medio de edad que asisten a la escuela privada The Joy of Learning, en Doral, a meter la bola en el salón de clases y a trabajar en ella.

Ellos siguieron el método de aprendizaje de la escuela, que se conoce como la filosofía Reggio Emilia, la cual consiste en dejar florecer a través de la expresión artística la iniciativa, la creatividad y la imaginación de los niños para resolver un problema cotidiano.

Llevaron la esfera al aula, la lavaron, la pintaron y la adornaron hasta convertirla en una obra de arte, al tiempo que experimentaron la textura de los materiales y pegaron con delicadeza, ejerciendo una motricidad difícil para ellos, pequeñas piezas de adorno.

¿Y dónde se esconde las matemáticas? Los niños tuvieron que contar los objetos de distintos tamaños que colocaron sobre la bola.

¿Y la física? Manejaron por primera vez los conceptos de volumen y tamaño de la propia esfera y de los objetos con los que trabajaron. Además tuvieron que determinar la cantidad de pintura necesaria y el número de adornos que utilizaron.

Con este trabajo, los niños resolvieron el problema de dar utilidad a una esfera que adornaba la fachada de la escuela y que se cayó del techo tras el paso de varios huracanes en el 2005.

El episodio despertó la curiosidad de los niños, que diariamente tocaban la esfera y jugaban con ella hasta que fueron estimulados a ''hacer algo'' y convertirla en una obra de arte.

De ahí surgió un ''proyecto'', una de las palabras que utilizan las maestras que enseñan a través de la filosofía Reggio Emilia, nacida en la ciudad italiana del mismo nombre en la década de los 60, y hoy día considerada como uno de los mejores sistemas educativos del mundo para niños en edad preescolar pues pone a los niños como protagonistas de su propio aprendizaje y a los maestros y familiares como facilitadores y participantes activos en el proceso.

También promueve el pensamiento crítico y, según los expertos, cuando los niños son capaces de hacer cosas que los adultos no sospechan que pueden lograr, los pequeños desarrollan una alta autoestima.

''Una de las cosas más lindas es que aprenden a resolver problemas a su medida, sin limitaciones, ni patrones. El niño se expresa libremente y aprende de su misma experiencia'', dijo Ana Notaro, que tiene a sus dos hijas en la escuela.

Notaro también consideró que sus hijas son ''mucho más analíticas'' y ''seguras'' que otros niños de su edad.

A la vez aprenden a escribir, porque el centro tiene una galería con grandes paneles a donde van los niños, incluso los de año y medio, para expresar a través de la escritura o de garabatos cualquier pensamiento o idea sobre el proyecto.

Mediante este proceso, ''ellos se sienten protagonistas, sienten amor por el aprendizaje y que son capaces de hacer muchas cosas de forma creativa'', agregó López.

Cada niño es visto como un individuo con talentos únicos, y esta característica es uno de los atractivos que más destacan los padres que tienen a sus hijos en esa escuela.

''Ellos aprenden a valerse por sí mismos y no tienen miedo escénico, ni de expresarse con otros niños o adultos'', comentó Shelly Sweney, una ex directora escolar que también tiene a sus dos hijos en la escuela.

''Lo que más me gusta es que los niños piensan por sí mismos y no los enseñan a ser robots, porque siempre están creando y usando su imaginación'', agregó Sweney.

Otro caso, que se convirtió el año pasado en un proyecto artístico y en la solución de un problema, fue decidir la suerte de varias tortugas que por el paso de los huracanes del 2005 no tenían sitio donde vivir.

Llevó meses para que los niños, preocupados por los animales, desarrollaran todo un proyecto que cambió la cara del jardín de la escuela, también devastado por los huracanes.

Niños de 5 años plasmaron sus ideas en un panel gigante de la galería. Escribieron, pintaron y diseñaron el futuro jardín, incluso con una pequeña fuente artificial para las tortugas.

Algunos padres participaron en el proyecto, especialmente en la excavación del terreno para la fuente.

Los niños midieron, hicieron cálculos y finalmente adornaron con piedras de colores la pequeña fuente.

No sólo resolvieron el problema, sino que también crearon una obra artística en el jardín con fuente y dibujos para ''animar a las tortugas'', explicó López.

''Las nubes deben lucir como animales para que las tortugas no se sientan solas'', escribió una niña en el panel de la galería. Y efectivamente, las nubes dibujadas en el jardín embellecen el ambiente.

KETTY RODRIGUEZ, El Nuevo Herald

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