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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

La ropa... ¿sólo sirve para vestir?

¿Alguna vez pensó que la ropa podría estar haciendo algo más por usted que vestirlo? Una respuesta afirmativa tal vez esté al alcance de la mano gracias a una colaboración entre científicos y diseñadores norteamericanos, cuya gama de ropa futurista utiliza la nanotecnología para destruir virus como los microbios del resfrío y de la gripe y eliminar agentes contaminantes del aire.

Juan Hinostroza, ingeniero químico de la Universidad Cornell, fue convocado por el ejército norteamericano para que se explayara sobre su idea: la ropa recubierta de nanopartículas que puedan neutralizar agentes biológicos y químicos peligrosos.

La ropa es el resultado de una colaboración entre el Dr. Hinostroza y Olivia Ong, una diseñadora que quería incorporar nanopartículas a su línea de moda. La mujer había encontrado su fuente de inspiración en el smog de Los Angeles, su ciudad de residencia. "Hay mucha contaminación, así que pensé que podía usar la tecnología y la ropa para evitarla", dijo.

El Dr. Hinestroza diseñó un "sistema personal de purificación del aire" para incorporar partículas de metal, como plata, que son miles de veces más pequeñas que el ancho de un cabello humano. Se aferran a la ropa y pueden matar determinados virus o bacterias.

Algunas de las prendas también están cubiertas de nanopartículas que pueden reflejar longitudes de onda de luz específicas y producir atuendos de colores brillantes. Ahora que ha perfeccionado la técnica, el Dr. Hinestroza está desarrollando la manera de que las nanopartículas se desplacen por el tejido y permitan que las prendas cambien de color.

"De este modo, uno puede ir a la oficina con una camisa azul y, si tiene una fiesta a la noche y no quiere volver a su casa, lo que hace es suministrar un campo eléctrico (que mueve las partículas) y entonces la camisa se vuelve negra".

Claro que es poco probable que, por el momento, la ropa vaya a encontrar un mercado minorista masivo. Aproximadamente un metro cuadrado del material cuesta 10.000 dólares.

© The Guardian.

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