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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

¿Se pone agresivo cuando un colaborador se equivoca? ¿Es impaciente con los tiempos de los otros?

Si respondió afirmativamente a alguna de estas preguntas, lea esta nota: todavía está a tiempo de recuperarse...

George era el exitoso vicepresidente de una importante compañía norteamericana. Pero no era sencillo trabajar con él. Se enfurecía fácilmente, gritaba y hasta amenazaba a sus empleados. Un buen día, comprendió que tenía un problema y buscó ayuda. Meses de terapia y coaching lograron un sensacional cambio. Hoy, hasta sale a tomar un café con sus colaboradores. Es un caso exitoso de "ejecutivo alfa" recuperado.

Los "ejecutivos alfa", advierte un artículo reciente de la prestigiosa publicación Fast Company, se caracterizan por una irrefrenable tendencia al liderazgo. Ambición, autoconfianza, espíritu de competencia son sus principales rasgos. Pero, ¿qué tiene esto de malo? ¿Acaso no son estas las virtudes para el éxito en los negocios?

Como decía Aristóteles, todo es cuestión de encontrar una justa medida. Cuando las características alfa se mantienen bajo control, el ejecutivo puede prestar enormes servicios a la compañía. Pero cuando los rasgos se exacerban, el líder se vuelve dominante, el visionario, demasiado confiado y el estratega, un engreído. Los alfas suelen volverse adictos a la adrenalina. Y es así como muchos grandes ejecutivos caen en la arrogancia, la inescrupulosa manipulación y la maldad. La consecuencia inevitable es un resquebrajamiento de la armonía de la vida corporativa.

¿Qué hacer?

Cuando la situación alcanza tales extremos, no queda más alternativa que reconocer el problema y recurrir al coaching. Por 30.000 dólares, la empresa Worth Ethic somete al ejecutivo alfa a un riguroso programa de recuperación. La esencia del tratamiento consiste en hacerle comprender que su agresividad vuelve miserable la vida de empleados y colaboradores. Los ejecutivos alfa empiezan a mejorar cuando comprenden que pueden seguir siendo líderes con una actitud diferente. En otras palabras, no hace falta gritar para ser escuchado.

En definitiva, advierte Fast Company, cuando el "lado oscuro" aflora en un ejecutivo alfa es necesario buscar ayuda. Despedirlo no es la solución. Los ejecutivos alfa son ejemplares raros que, cuando logran moderar sus impulsos, se convierten en piezas claves de cualquier organización. Su irresistible empuje los convierte en los líderes natos que toda empresa necesita.

"Taming the Alpha Exec", Fast Company, Mayo de 2006, Andrew Park

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