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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

La Almería de Chile

Azapa y Lluta comienzan a seguir el camino que sacó de la pobreza a esa región del sur de España y la convirtió en la segunda más rica del país y en el huerto de Europa. En Azapa, ya aparecen mares de plástico en cuyo interior se replican las típicas "calles" almerienses, trazadas por las empalizadas de tomates. Los propios almerienses creen que es la fórmula para que los ariqueños también puedan tener su revolución agrícola.

En las últimas 3 décadas, el valle de Azapa, en la provincia de Arica, multiplicó por 20 la productividad de cada una de sus 3 mil hectáreas y se convirtió en el abastecedor invernal de tomates y hortalizas del centro de nuestro país. En el mismo lapso, Almería dejó de ser una de las provincias más pobres de España para transformarse en la segunda más rica del país y en el huerto de Europa.

Varios elementos hacen pensar que la región del extremo norte de Chile y la del extremo sur de la península ibérica pueden tener un camino similar. Por ejemplo, ambas son provincias costeras y están ubicadas en la punta geográfica de sus respectivos países y lo más cercano de cada uno al trópico. Por ello ambas presentan un clima privilegiado, que asentó en ellas una agricultura de primores. Y, por lo mismo, mientras las regiones vecinas están en invierno, ellas las abastecen de todo tipo de verduras y hortalizas.

Hasta hace algunos años Almería sufría los mismos problemas de Arica hoy. La zona estaba empobrecida, sus jóvenes más talentosos emigraban en busca de nuevas oportunidades profesionales mientras que los menos afortunados debían hacerse cargo del rudimentario huerto familiar.

Hasta que ocurrió un hecho tan potente como un terremoto, pero de efectos constructivos. España se incorporó a la Comunidad Económica Europea bajo el gobierno de Felipe González.

La nueva dinámica comercial obligó a la región a ponerse a la altura. Sin barreras arancelarias, Almería revolucionó su manera de emprender y entender su producción y pasó a convertirse en el huerto de Europa.

Apareció la agricultura en ambiente controlado y que rompe la estacionalidad, como nuevo concepto que se impuso a la práctica tradicional. La tecnología cambió no sólo la forma de cultivar, sino que incluso el paisaje. Ya no es el verde o el café lo que prima en Almería, sino el blanco. Sus miles de invernaderos semejan un impresionante mar plástico que se enfrenta al verdadero, el Mediterráneo.

En la actualidad se mantiene la estructura familiar. Pero el chico menos listo, aquel que debió quedarse en casa, se transformó en la cabeza de una empresa próspera y moderna.

En Arica, especialmente en Azapa, comienza a pasar algo parecido. El terremoto equivalente al ingreso a la Unión Europea, es la globalización de Chile. Los cambios empezaron hace ya algún tiempo, entre ellos uno de los más importantes: la declaración de zona libre de mosca de la fruta que permitió salir del enclaustramiento.

Y de la mano de Almería se está produciendo ahora una renovación tecnológica, que les está abriendo a los agricultores ariqueños la puerta al resto del mundo. Pero no a cualquier mercado, sino a los orgánicos; es decir, uno que está dispuesto a pagar más por su oferta. De hecho, en los supermercados europeos este tipo de productos obtienen hasta un 50% respecto de si lo venden en el país.

La tercera revolución

En su hacienda Piamonte, en el kilómetro 4 de Azapa, el agricultor Raúl Lombardi muestra orgulloso 14 hectáreas cubiertas por estructuras plásticas que trajo, hasta el último tornillo, desde Almería. Pero mientras en España el plástico se utiliza para proteger a los cultivos del frío, en esta zona de Chile la temperatura nunca baja de 5 ni sube de 25° Celsius, por lo que no es el clima lo que controla. Las mallas sostenidas por las estructuras impiden que insectos como la mosquita blanca y otros invadan los cultivos. Elimina de paso los pesticidas. Y la producción se torna totalmente orgánica.

Frente a Lombardi, dentro de una de estas estructuras, un enjambre de abejorros de Quillota revolotea sobre sus plantas de tomate. Los insectos, que antes traía de Israel y Bélgica, morirían alcanzados por los pesticidas liberados en las plantaciones vecinas de estar en un ambiente abierto.

"Tampoco necesitamos aplicar hormonas. La polinización de la planta es natural", destaca el agricultor.

Se ve ordenado el interior de las construcciones de plástico. Son verdaderas paredes, donde las plantas de tomate se descuelgan desde el techo. Parecen verdaderas "calles" y son iguales a las que existen al interior de los invernaderos españoles.

La aparición de la agricultura del plástico es un paso más en la serie de pequeñas revoluciones que ha modernizado la agricultura de la zona. Que incluye la diversificación de la producción a los pimientos morrones, porotos verdes, pepinos, zapallos italianos y lechuga escarola que se envían a 9 ciudades entre Iquique y Santiago.

También la inversión de más de $ 7 mil millones en un esfuerzo público-privado para tecnificar el riego. El cambio llegó hasta los rincones más apartados del valle. Los agricultores aimaras se han tornado en responsables comercializadores que tienen una de las menores tasas de morosidad con INDAP en el país y, como lo comprobó un reciente bloqueo camionero, dispuestos a dar férrea lucha por sacar sus productos al sur del país.

Con Almería en Chile se enfrenta la tercera fase modernizadora. Pero hacer lo que hizo la región española tiene un costo alto. Levantar esas estructuras cuesta $30 millones por hectárea. Y, hoy por hoy, el mercado local - entiéndase el de los supermercados capitalinos- no premia tanto ese esfuerzo. Por ello se vuelve prioritario salir de la estacionalidad que significa producir primores, especialmente porque la zona tiene las condiciones.

Problemas de mercado

"La gran ventaja de Arica no es su ventana de primores, sino su potencialidad climática de producir 365 días al año", señala Francisco Yedrás, gerente para Latinoamérica de Gogarsa, una multinacional agrícola de Almería que vende productos por 150 millones de euros anuales.

Pero si bien tienen la capacidad de producir todo el año, el chiste es poder vender esa producción a buen precio. Y el de los primeros es una ventana de corta duración y en la cual Arica no tiene ventajas cuando se trata de salir fuera del hemisferio sur. Al salir a los mercados del primer mundo significa competir de igual a igual con las producciones locales.

Las claves para conseguirlo son tres C: cantidad, calidad, y continuidad. Y hacerlo significa modernización.

Pero los españoles están tan convencidos de las condiciones para producir de la zona, que están dispuestos a apostar por ellos. Por eso, Gogarsa quiere aportar la tecnología que se imponga a las naturales desventajas como escasez de agua y riego salino, a través de sistemas como el de los cultivos hidropónicos y los sin suelo.

La idea es lograr una asociación entre los agricultores de Azapa, Lluta, las universidades de Tarapacá y de Almería y Gogarsa para acceder a romper la estacionalidad e incorporar la marca Arica al mercado agrícola internacional.

La ingeniera agrónoma Pilar Mazuela, académica de la Universidad de Tarapacá (UTA), cree que existen las condiciones no sólo productivas, sino incluso hay una capacidad empresarial.

Tiene razón.

No sólo lo han demostrado los esfuerzos locales, donde ya rinden frutos la optimización del uso del riego, la diversificación productiva y el afán emprendedor de los agricultores. Por ejemplo, el Indap ha contabilizado 350 nuevas hectáreas productivas ganadas a pulso al desierto por agricultores que extienden sus redes de bombas y conductos de riego por goteo a las laderas de los cerros.

Inversionistas extranjeros también tienen confianza en las condiciones de la zona. Las posibilidades de producción todo el año ya están siendo explotadas por modernas plantas exportadoras de semillas. Grandes firmas arriendan terrenos a agricultores locales para exportar a Holanda, Francia, Japón y Estados Unidos.

En los últimos tres años se han instalado 70 de ellas, siguiendo los pasos de la primera inversión, en 2003, que alcanzó el US $ 1 millón.

En la producción de hortalizas aún hoy hay capacidad ociosa que los agricultores no aprovechan ante la caída de los precios fuera de la "ventana" de invierno.

Actualmente, la provincia de Arica recibe ingresos anuales por $2 mil millones gracias a una producción de 60 mil toneladas de tomates, 30 mil de pimentón, 22 mil de aceitunas y 14 mil de mango, según la Secretaria Regional Ministerial de Agricultura, Ana Cecilia Rojas.

Con la aplicación de tecnologías como la de Almería (producción en ambiente hermético, fertirriego y riego computarizado), la producción se puede triplicar, enfatizan los especialistas.

De conseguirse el efecto se notaría en la región. En la I región, 16 mil personas se dedican a la agricultura y el 90% de ellas es aimará.

Arica ya comenzó a recorrer el mismo camino que Almería inició hace ya 30 años. Y parece que avanza segura. Incluso, al igual que lo que ocurre en la región española, abastecida de mano de obra del norte de África y Europa del Este. En el norte de Chile ésta se obtiene a través de inmigrantes ilegales, de Perú y Bolivia.

Mauricio Silva.

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