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Estados Unidos: un límite de velocidad que decae

Los banqueros centrales mantuvieron sin cambio las tasas de interés de corto plazo en 5,25%, sin embargo, volvieron a repetir sus advertencias sobre posibles "riesgos inflacionarios". La tasa de crecimiento de largo plazo parece detenerse; y eso hará que para su economía sea más difícil empezar a correr.

El mundo está acostumbrado a que la economía de Estados Unidos crece mucho más rápido que la de Europa, porque eso es lo que se ha dado por años. Pero puede que próximamente no siga siendo esa la norma. Mientras el crecimiento europeo parece estar levantándose, quizás a algo encima del 2% al año, EE.UU. parece dirigirse hacia abajo a un número no lejos de ese.

En el corto plazo la economía de EE.UU. ciertamente está deteniéndose, según las últimas cifras que mostró el Producto Interno Bruto. Pero el dato más preocupante es el referente al largo plazo.

El límite de velocidad económica de EE.UU. -el ritmo al cual la economía puede crecer sin alimentar la inflación- también cae. Puede que pronto sea tan bajo como un 2,5% al año, bajo algunas estimaciones el ritmo más lento en más de un siglo.

Ojo con ese acelerador

Un potencial económico o una tendencia de tasas de crecimiento dependen del abastecimiento de trabajadores y de su productividad. El boom de la productividad que comenzó a mediados de la década de los noventa empuje la tasa de tendencia de crecimiento de Estados Unidos a una cifra bastante por sobre un 3% al año. Ahora está cayendo, por un lado se debe a que el alza de la productividad está decayendo y porque la oferta de trabajadores se ha ido deteniendo. Los baby boomers se están acercando a su jubilación.

El interés de las mujeres por un trabajo se puede decir que al menos se ha ido deteniendo, e incluso podríamos decir que se ha revertido. Los adolescentes están trabajando menos. Y la hostilidad hacia la inmigración, otra fuente de mano de obra, está creciendo: a vista de las barreras a través de Río Grande.

Cualquier baja en el límite de velocidad económica de Estados Unidos va a tener serias consecuencias. Los mercados financieros se moverán en la medida que los inversionistas bajen sus expectativas sobre el crecimiento de las utilidades a futuro. Los activos de Estados Unidos pueden verse menos atractivos para los extranjeros y la política económica se volverá decididamente más complicada.

Será particularmente molesto para los banqueros centrales. La tasa de inflación subyacente de Estados Unidos ya está incómodamente alta. Para que la inflación caiga, la economía necesita crecer bajo su tasa de tendencia, pero si esa tasa está cayendo, la tarea de la Reserva Federal se hace más dura: elevar las tasas de interés demasiado y que emerja la recesión; hacer poco y que la inflación empeore.

La falla de los banqueros centrales en reconocer que el límite de velocidad económica había caído fue una razón de por qué la inflación se fue fuera de control en los años 70. Afortunadamente, sus sucesores parecen determinados en no repetir el misterio. Cierta evidencia sugiere que las autoridades de la Fed están bajando sus estimaciones de crecimiento potencial más rápido que muchos en Wall Street.

En las reuniones para establecer políticas de esta semana, los banqueros centrales mantuvieron sin cambio las tasas de interés de corto plazo en 5,25%, sin embargo, volvieron a repetir sus advertencias sobre posibles "riesgos inflacionarios".

Las vidas de los políticos también se harán más difíciles. Un crecimiento más bajo también implica menos ingresos de impuestos y una mirada fiscal más oscura.

Las estimaciones oficiales de los problemas presupuestarios de largo plazo de Estados Unidos, como el del sistema pensiones Social Security, pueden no sufrir cambios, dado que ellos están basados en depresivos supuestos de crecimiento de la productividad.

Pero si el crecimiento de la productividad decae y un porcentaje menor de personas trabaja, el peso de pagar por la salud y las pensiones de los baby boomers va aumentar.

Reformar el sistema de salud y pensiones se volverá entonces más urgente, pero también más difícil. Tendencias de crecimiento más bajas que agriarán el ambiente político.

Las soluciones populistas ganan adeptos. Hay peligro de que, en vez de empujar políticas que fomenten el potencial de Estados Unidos (como incentivar a que los más viejos trabajen, impulsando el número de inmigrantes y liberalizando el comercio), los políticos buscarán soluciones proteccionistas más fáciles. Las qué, por cierto, harán más lenta la economía de este país en el futuro.

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