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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

En la diversificación está el futuro

No perseguir rentabilidades, no concentrarse en los sectores de moda y no desviarse de plan original de inversión son las pautas.

La bolsa de Filipinas, de acuerdo con Robert Shiller (“Exuberancia Irracional”, 2000), ostenta la mayor valorización en períodos de un año: 683 por ciento entre diciembre del 85 y diciembre del 86. Nosotros ocupamos el quinto puesto, 271 por ciento entre enero de 1991 y enero de 1992. Para períodos de cinco años nos ubicamos de novenos, 390 por ciento entre abril de 1989 y abril de 1994. En aspectos negativos sobresalimos también. En los subsiguientes cinco años perdimos 52 por ciento y ocupamos el puesto 14 en mayores desvalorizaciones para períodos de esta duración: 73 por ciento entre julio de 1971 y julio de 1976, agravada con un descenso adicional de 25 por ciento en los subsiguientes cinco años.

Como en el momento de publicar el libro las acciones se cotizaban claramente por encima de su valor real, se preocupaba por la tendencia de los países, bajo esas circunstancias, de volverse complacientes con sus provisiones pensionales, con sus tasas de ahorro y con sus legislaciones en seguridad social.

Numerosos ejemplos en todo el mundo refutan la creencia que las acciones necesariamente suben apenas terminan de bajar. Uno de tantos ejemplos es el caso del Japón, que en 2000 aún se cotizaba a menos de la mitad de su valor de once años atrás. Las acciones pueden permanecer letárgicas por muchos años y sus descensos no siempre ser transitorios. El factor riesgo, aún para inversionistas de largo plazo, no se puede menospreciar.

CICLOS

Como la economía funciona en ciclos y aunque nos digan lo contrario la de ningún país está ‘blindada’, la solución es la de siempre: diversificación. No sólo por clase de activos (renta fija, renta variable) sino de acuerdo con geografía, sector de la economía, capitalización y filosofía de inversión (valor o crecimiento). A los norteamericanos, a pesar de sus cinco mil acciones, les sugieren hacerlo internacionalmente, 25 por ciento o 30 por ciento del total, incluyendo máximo un 5 por ciento en países emergentes y esto último solo para aquellos dispuestos a una mayor volatilidad. Si algo se ha aprendido en estos últimos años es que un portafolio no está bien diversificado sin exposición internacional.

Como de globalización hablamos, utilicemos un ejemplo en moneda universal: cómo una persona con disciplina y capacidad de ahorro puede retirarse con un millón de dólares. Con las tasas de interés actuales y al cambio de hoy, esa suma da derecho a $50.000 dólares anuales, nueve millones de pesos colombianos mensuales mal contados. No está mal.

Se requiere ahorrar 500 dólares mensuales e invertirlos anualmente al 10 por ciento (crecimiento promedio del índice S&P 500 desde 1926) durante 30 años. Al 5 por ciento que ofrece la renta fija, esta cifra por año aumenta a $15.000. En las cortes del país del norte han fallado que cuando se cuenta con ese amplio horizonte, proceder de esta segunda forma tan conservadora no constituye una manera ‘prudente’ de invertir.

ACCIONES

Seleccionar acciones es tarea complicada; se requieren proyecciones, descontar flujos de caja, establecer ventajas competitivas y evaluar niveles de riesgo. Afortunadamente los fondos mutuos nos eximen de esa labor. Existen más de 8.000 en los Estados Unidos (buenos, regulares y malos) en los cuales 50 por ciento de los hogares están invertidos en 120 millones de cuentas. Al compararla con su patrimonio nacional del orden de $50 trillones, la industria de los fondos mutuos, nacida en 1924, desempeña papel preponderante con activos superiores a $9 trillones.

Además de diversificación y largo plazo, los costos generados por las inversiones desempeñan papel fundamental. No proceder de acuerdo a estas tres reglas se asemeja a especular, lo cual según el profesor Malkiel es fuente de transacciones que a su vez generan comisiones. Con éstas se adquieren yates, con el problema que son para el comisionista y no para el inversionista.

Si se invierten $100.000 al 10 por ciento con costos del 0.5 por ciento, al cabo de 20 años se obtienen $609.000. Si los costos son del 2.0 por ciento, se obtienen $451.000, para una diferencia de $158.000: los costos son críticos para estos instrumentos financieros y de acuerdo a estudios académicos constituyen el factor con mayor poder de predicción sobre su futura rentabilidad.

CLAVES

Algunos axiomas que no se deben olvidar: no perseguir rentabilidades, no concentrarse en sectores de moda, no modificar la estrategia de acuerdo con imprevisibles rotaciones sectoriales, efectuar tan solo pequeños ajustes periódicos para retomar el plan original. Siguiendo estos lineamientos, las inversiones en la bolsa no producen resultados milagrosos, pero al conjugarse con los factores tiempo e interés compuesto ofrecen buenas posibilidades de alcanzar la meta propuesta.

Por seguridad, por nivel de costos, por grado de fiscalización y por disponibilidad inmediata de información es preferible invertir en fondos regulados por el gobierno de los Estados Unidos que por los de las islas Caimanes o Bermudas.

La diversificación disminuye el riesgo e inclusive puede aumentar la rentabilidad. Buscar más rentabilidades implica asumir mayor nivel de riesgo, pero tomar mayores riesgos no se traduce necesariamente en más rentabilidad.

Sin que se puedan predeterminar, hay años en que las bolsas suben y años en que bajan. Períodos de alto crecimiento, contrariamente a la creencia general, pueden involucrar mayores riesgos; cuando los precios están bajos se presentan las mejores oportunidades para comprar.

El tiempo hace que la volatilidad disminuya y la convierte en apenas un “ruido molesto”.

Los ahorros deben ser entregados a organizaciones con larga experiencia y comprobada responsabilidad fiduciaria. Para una mayor probabilidad de aferrarse al plan, son deseables fondos con baja volatilidad y buen comportamiento en mercados a la baja. Recientemente demostraron que es de gran ayuda cuando sus administradores “invierten en su propia sopa”.

Se debe cubrir todo el espectro de acuerdo con un plan predeterminado. Seis fondos son adecuados, tres o cuatro pueden lograr el objetivo. Más de diez puede ser demasiado.

Mientras el mercado norteamericano subió 12 por ciento en el período 1984-2002, los inversionistas individuales lograron rendimientos promedio del 2.5 por ciento. Las causas: no adherir a un plan, tomar decisiones emotivas, no mantener una adecuada diversificación, no controlar los costos.

Como regla Shiller encontró que los inversionistas de largo plazo que comienzan cuando la relación precio/ganancias es baja, obtienen retornos altos; y los que comienzan con relaciones altas obtienen retornos bajos o negativos.

Harry Adler - Especial para PORTAFOLIO

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