Blogia
CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

Un lento adiós al oro negro

Que el petróleo se está acabando no es novedad para nadie. Muchos creen que el biodiesel será su reemplazante. ¿Cómo se realizará la transición? Eso aún está por verse.

"¡Se está acabando!", vociferan los especialistas en petróleo desde hace años. En realidad, nadie sabe exactamente cuándo ocurrirá la temida catástrofe. En buena medida, ya nos hemos acostumbrado a las profecías cataclísmicas. Sin embargo, también es cierto que, con precios que durante el 2006 han alcanzado los 80 dólares por barril, el oro negro parece estar agotándose.

Según el artículo Venture capitalist backs biofuel, de Stanford Business School, mejor ir planeando lo que se viene. Los estratosféricos precios del petróleo hacen que la apuesta por los biocombustibles producidos a partir de granos se vuelva cada vez más tentadora.

Pero, ¿qué es exactamente lo que se viene? ¿Será realmente el biodiesel el combustible del futuro? ¿Qué ocurre con el hidrógeno y la energía solar?

Según el capitalista de riesgo experto en energía, Vinod Khosla, de todas las fuentes de energía ecológicas, el biocombustible es la única alternativa económicamente viable que podría adaptarse velozmente a las necesidades de los consumidores.

¿Cómo se realizará la transición desde los automóviles a petróleo hacia el biodiesel?

Según Khosla, durante la transición entre los dos paradigmas energéticos se necesitarán automóviles flexibles, que puedan funcionar tanto con gasolina como con biodiesel. Y, desde luego, tendrán que instalarse estaciones de servicio con biocombustibles.

En su análisis del mercado energético estadounidense, el especialista delineó tres puntos fundamentales que tendrán que cumplirse en los próximos años para que la transición se realice con éxito:

1) El 70 por ciento de los automóviles tendrán que ser capaces de funcionar con biodiesel o gasolina.

2) El 10 por ciento de las estaciones de servicio de los Estados Unidos tendrán que ser capaces de distribuir biocombustibles.

3) El gobierno debe crear un impuesto sobre la gasolina en caso de que ocurriera un derrumbe en los precios del petróleo. Si el precio del oro negro cayera por debajo de los 40 dólares, muchos planes se echarían a perder porque la inversión en nuevas fuentes energéticas dejaría de ser rentable.

En definitiva, así se está configurando el escenario energético del siglo XXI. Por ahora, lo único seguro es que al petróleo le queda poca vida.

0 comentarios