Infinitos softs modulares: la tendencia hacia el software intercambiable
Los programadores cuentan ahora con una inmensa cantidad de posibilidades para combinar software en aplicaciones de toda clase. Se termina definitivamente la era de los programas rígidos y cerrados.
Los componentes de software intercambiables abundan en la Web, y ahora los programadores los están juntando para crear un conjunto potencialmente infinito de programas nuevos y útiles. Este nuevo software es muy diferente de los programas del pasado, inflexibles y hasta difíciles de manejar, que estaban destinados a correr en computadoras individuales.
Como consecuencia, la innovación en la industria de la computación se está descentralizando rápidamente. En lugar de programas largos, intrincados y autosuficientes, como Microsoft Word, escritos y mantenidos por ejércitos de programadores, las compañías más chicas, con apenas un puñado de programadores, están produciendo software de avanzada y servicios con base en la Web. Estos nuevos servicios pueden ser enviados directamente a las PC y hasta a teléfonos móviles. Las grandes compañías observan y toman nota.
Actualmente, existen componentes de software baratos o gratuitos que aceleran el proceso. Amazon lanzó recientemente un servicio de almacenamiento online llamado S3, que ofrece almacenamiento de datos por una tarifa mensual barata. Esto tiene una ventaja: por ejemplo, un programador que está construyendo una nueva aplicación, queda liberado de la obligación de crear también un sistema de almacenamiento de datos potencialmente costoso.
Y Google está ofreciendo componentes programables elementos que otros programadores pueden convertir en nuevos servicios Web que incluyen búsquedas, mapas, chat y publicidad. Yahoo!, por su parte, compite con un conjunto de servicios programables, entre ellos información financiera y almacenamiento de fotos. Microsoft se puso a la par con sus propias ofertas a través de su nuevo servicio Windows Live Web.
Las firmas más pequeñas también están empezando a compartir su tecnología con programadores externos, para ubicarse mejor competitivamente. Por ejemplo: Salesforce, una empresa que crece rápidamente y que hasta hace poco solo ofrecía un programa de soporte, con base en la Web, para personal de ventas, acaba de publicar estándares para interconectarse a su software. Eso permitió que programadores internos y externos agregaran a sus productos básicos algunas poderosas aplicaciones y crearan otras nuevas.
Los orígenes
La idea del software modular, según la cual los componentes estándar pueden ser fácilmente vinculados entre sí con el propósito de construir sistemas más elaborados, surgió en Europa durante los sesenta. Pero, a pesar de sus promesas, el software modular sigue limitado por las estrategias de los empresarios, que han mantenido a los clientes y a otros programadores cautivos de los sistemas cerrados. El viraje hacia la posibilidad de compartir, que en su sentido más amplio ha sido denominado Web 2.0, ha desencadenado un frenesí de diseño de software y de inicio de actividades, que no se veía desde el fin de la era "punto com", hace unos seis años.
Al bajar el costo del desarrollo de software y, con ello, las barreras para ingresar a los mercados, tanto existentes como nuevos, el software modular está presionando fuertemente sobre las empresas que han dominado hasta ahora la industria del software.
El proceso está afectando también a los inversores de capital de riesgo del Silicon Valley. Las empresas nuevas han empezado a pasar por alto a las firmas de capital de riesgo, para confiar en cambio en los inversores individuales, llamados "ángeles", o en la financiación al contado, sobre todo porque los nuevos emprendimientos no son tan caros.
En muchos casos los que se inician no necesitan ni siquiera el tradicional garaje del Silicon Valley. Las nuevas compañías son virtuales, y los programadores trabajan desde sus casas, con una computadora personal y una conexión de banda ancha.
Los primeros ejemplos de la tendencia fueron compañías minúsculas con ideas importantes, incipientes firmas de software para consumidores de Internet, como por ejemplo Flickr, un sitio para compartir fotos con base en la Web, y Del.icio.us, que permite a los navegantes de la Web clasificar y compartir toda clase de cosas que encuentran en Internet.
Para algunos, la nueva era del diseño liviano y rápido como el relámpago es parecido a un movimiento de guerrillas que acosa los cuarteles de las robustas organizaciones que desarrollan software empresario.
Autor: John Markoff, The New York Times, Clarín.
Los componentes de software intercambiables abundan en la Web, y ahora los programadores los están juntando para crear un conjunto potencialmente infinito de programas nuevos y útiles. Este nuevo software es muy diferente de los programas del pasado, inflexibles y hasta difíciles de manejar, que estaban destinados a correr en computadoras individuales.
Como consecuencia, la innovación en la industria de la computación se está descentralizando rápidamente. En lugar de programas largos, intrincados y autosuficientes, como Microsoft Word, escritos y mantenidos por ejércitos de programadores, las compañías más chicas, con apenas un puñado de programadores, están produciendo software de avanzada y servicios con base en la Web. Estos nuevos servicios pueden ser enviados directamente a las PC y hasta a teléfonos móviles. Las grandes compañías observan y toman nota.
Actualmente, existen componentes de software baratos o gratuitos que aceleran el proceso. Amazon lanzó recientemente un servicio de almacenamiento online llamado S3, que ofrece almacenamiento de datos por una tarifa mensual barata. Esto tiene una ventaja: por ejemplo, un programador que está construyendo una nueva aplicación, queda liberado de la obligación de crear también un sistema de almacenamiento de datos potencialmente costoso.
Y Google está ofreciendo componentes programables elementos que otros programadores pueden convertir en nuevos servicios Web que incluyen búsquedas, mapas, chat y publicidad. Yahoo!, por su parte, compite con un conjunto de servicios programables, entre ellos información financiera y almacenamiento de fotos. Microsoft se puso a la par con sus propias ofertas a través de su nuevo servicio Windows Live Web.
Las firmas más pequeñas también están empezando a compartir su tecnología con programadores externos, para ubicarse mejor competitivamente. Por ejemplo: Salesforce, una empresa que crece rápidamente y que hasta hace poco solo ofrecía un programa de soporte, con base en la Web, para personal de ventas, acaba de publicar estándares para interconectarse a su software. Eso permitió que programadores internos y externos agregaran a sus productos básicos algunas poderosas aplicaciones y crearan otras nuevas.
Los orígenes
La idea del software modular, según la cual los componentes estándar pueden ser fácilmente vinculados entre sí con el propósito de construir sistemas más elaborados, surgió en Europa durante los sesenta. Pero, a pesar de sus promesas, el software modular sigue limitado por las estrategias de los empresarios, que han mantenido a los clientes y a otros programadores cautivos de los sistemas cerrados. El viraje hacia la posibilidad de compartir, que en su sentido más amplio ha sido denominado Web 2.0, ha desencadenado un frenesí de diseño de software y de inicio de actividades, que no se veía desde el fin de la era "punto com", hace unos seis años.
Al bajar el costo del desarrollo de software y, con ello, las barreras para ingresar a los mercados, tanto existentes como nuevos, el software modular está presionando fuertemente sobre las empresas que han dominado hasta ahora la industria del software.
El proceso está afectando también a los inversores de capital de riesgo del Silicon Valley. Las empresas nuevas han empezado a pasar por alto a las firmas de capital de riesgo, para confiar en cambio en los inversores individuales, llamados "ángeles", o en la financiación al contado, sobre todo porque los nuevos emprendimientos no son tan caros.
En muchos casos los que se inician no necesitan ni siquiera el tradicional garaje del Silicon Valley. Las nuevas compañías son virtuales, y los programadores trabajan desde sus casas, con una computadora personal y una conexión de banda ancha.
Los primeros ejemplos de la tendencia fueron compañías minúsculas con ideas importantes, incipientes firmas de software para consumidores de Internet, como por ejemplo Flickr, un sitio para compartir fotos con base en la Web, y Del.icio.us, que permite a los navegantes de la Web clasificar y compartir toda clase de cosas que encuentran en Internet.
Para algunos, la nueva era del diseño liviano y rápido como el relámpago es parecido a un movimiento de guerrillas que acosa los cuarteles de las robustas organizaciones que desarrollan software empresario.
Autor: John Markoff, The New York Times, Clarín.
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