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Thomas Alva Edison, el mago

Un inventor con espíritu comercial: "lo que no se venda, no quiero inventarlo". Nacido en un pueblito de Ohio en 1847, Thomas Alva Edison fue uno de los más prolíficos inventores de la historia y un excepcional hombre de negocios. Parcialmente sordo desde la adolescencia, se convirtió en operador telegráfico mientras desarrollaba su pasión por la tecnología y las novedades.

En 1876, creó una "fábrica de inventos" en Menlo Park, New Jersey, que más tarde le valdría el sobrenombre de "el mago de Menlo Park". Y de allí surgieron muchas de las innovaciones que moldearían el siglo XX: el primer micrófono, el fonógrafo y la primera lámpara eléctrica entre tantos otros.

Pero Edison no era sólo un genio de laboratorio. Su principal interés radicaba en la aplicación comercial de sus ideas. Alguna vez dijo: “Lo que no se venda, no quiero inventarlo”. Y sus inventos sí que se vendieron, y de a millones.

Tras erigir su primera fortuna gracias a sus mejoras a las máquinas telegráficas, en 1878, fundó la Edison Electric Light Company, en sociedad con los magnates J.P. Morgan y Cornelius Vanderbilt. Más adelante, de esta empresa original surgiría la General Electric.

En resumen, Edison forjó su riqueza sobre su genial creatividad y visión para los negocios. Pero, ¿en qué consistía su talento? Él mismo ha declarado: "el genio es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración".

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