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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

Lavado de dinero en casinos

La UAF y la Superintendencia de Casinos elaborarán en los próximos meses normativas de prevención de lavado de dinero. Ad portas de la avalancha de nuevos casinos, un balance muestra que el país ha tomado resguardos para prevenir el blanqueo en este negocio, pero que quedan varias tareas por hacer.

Mohammed Atta tenía un pasatiempo en EE.UU. El líder de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y sus hombres solían frecuentar el casino flotante de Sun Cruz en Florida y otros de Las Vegas. Todo apunta a que los visitaron semanas antes del desastre. Pero lo cierto es que hasta hoy siguen dando que hablar con su aventura en uno de los negocios más polémicos de la historia.

Porque los casinos siempre están en el centro del debate. Sus defensores aseguran que fomentan el empleo y las inversiones. Sus detractores, que hacen crecer el vicio, la prostitución y la delincuencia. Como sea, hay un punto que prácticamente nadie pone en duda. Al igual que los bancos, las casas de cambio y otras entidades son vulnerables al lavado de dinero. Mueven mucho efectivo, realizan transacciones a alta velocidad y no conocen en profundidad a sus clientes. Un verdadero imán para los criminales como Atta que lo único que buscan es un puerto relativamente seguro para disimular el origen oscuro de sus fondos.

En EE.UU. se han registrado casos en Atlantic City y Las Vegas. En Chile no existe ninguna formalización por este delito que involucre casinos. Los expertos advierten que esto no significa que no ocurra, pero que hay que estar "vigilantes". Sobre todo porque en poco más de dos años 15 nuevos salones de juego se sumarán a los 7 que ya existen. ¿Estamos bien preparados para evitar el lavado de dinero en los casinos? Se ha avanzado, pero todavía queda mucho por hacer.

Los métodos

Los casinos son utilizados de dos maneras para blanquear dinero: los operadores los instalan para estos fines. O son usados por los clientes a través de compras de fichas y premios, colusión con dealers y cambio de billetes (ver recuadro).

En Chile, las autoridades y operadores aseguran que es difícil que eso ocurra aquí. Y coinciden en los argumentos. El superintendente de casinos Francisco Javier Leiva, dice que una barrera ha sido la creación de la entidad que él dirige, que homogeneiza las reglas de la industria, la regula y fiscaliza. Y hace hincapié en las atribuciones que tiene para investigar a las firmas que han postulado a los nuevos casinos. Al respecto cuenta que les solicitaron antecedentes tributarios y financieros a cada una de ellas. Que recurrieron a diversos organismos nacionales e internacionales para validar esa información y recabaron datos de inteligencia a través de redes internacionales de policía. "Se hizo el análisis de la cadena societaria hasta llegar a las personas naturales que tienen más de 5% de la propiedad", explica.

Aparte de esta prevención, los expertos subrayan que en Chile los casinos no entregan boletas, certificados o cheques que acrediten premios. Leiva cuenta que esto partió como una "tradición", pero que ahora la Superintendencia lo incluyó en el reglamento. Esto significa que si usted compra fichas y luego las convierte en dinero, no recibirá ningún voucher. Y que si gana un premio le pagarán en efectivo y en el acto. "Para eso tenemos una provisión permanente de fondos en la bóveda", explica Alan Céspedes, gerente general de Latin Gaming, que opera el casino de Arica y se adjudicó los de Osorno y Calama. ¿Y qué hay de que un blanqueador se coluda con un croupier?

Céspedes agrega que también esto es casi imposible. Que los funcionarios se rotan, que son custodiados por dos supervisores y que todos son vigilados por un circuito de TV.

Aparte de esto hay fiscales de la propia Municipalidad rondando las salas y supervisando la apertura y cierre de las mesas (sucede en los 7 casinos que hoy operan). Incluso los entendidos cuentan que las salas de juego que operarán en 2008 contarán con tragamonedas con sistemas para verificar pérdidas y utilidades, lo que reducirá el riesgo de manipulación.

Con todas esas explicaciones da la impresión de que todo va bien en el país. Que al parecer no hay empresas vinculadas al lavado de dinero y que no se entregan los documentos que incentivarían a los blanqueadores entrar en los casinos. Sin embargo, sí quedaría un método riesgoso: que éstos sean utilizados para cambiar billetes sucios. Y ahí precisamente es donde surge la duda respecto de cuán preparados están los funcionarios para detectar estas y otras situaciones.

Para responder esta pregunta hay que tener en mente que los casinos son sujetos obligados de reportar a la Unidad de Análisis Financiero, el ente que previene el blanqueo en el sistema financiero. Que están obligados a designar un funcionario que sirva de nexo con la institución, que deben registrar las transacciones en efectivo sobre 450 UF e informarle todas las operaciones sospechosas. El problema es que esto no siempre es fácil de detectar en un casino. "A los clientes no se les pide identificación. La gente entra y sale. Incluso hay casinos que están más preocupados de crear un ambiente para apostar y no tanto de quién es la persona", explica Michael Mac Donald, ex agente especial del Servicio de Ingresos Internos de EE.UU.

De hecho, en Chile no se obliga a los casinos a registrar a todos sus apostadores. La única vía legal de conocerlos es cuando éstos realizan una operación en efectivo sobre 450 UF. Por eso los expertos enfatizan que es crucial que todos los involucrados en este negocio reciban entrenamiento en blanqueo. Tal como en EE.UU., donde una serie de normativas obliga a capacitar al regulador, los operadores y sus funcionarios.

Pero eso no existe en Chile. Hoy el superintendente Leiva cuenta con entrenamiento en el tema porque se desempeñó como evaluador del Gafisud y no porque se lo impusiera la ley. Lo mismo corre para las empresas. Queda a su criterio que implementen planes para sus empleados.

A esto se suma otro tema. Los entendidos creen que la UAF no ha cumplido su tarea a cabalidad.Aseguran que la ley define de una manera amplia lo que entiende por "operación sospechosa" y que es ella la que debería señalar a cada uno de los sujetos obligados cómo aplicarlo a sus rubros. Por ejemplo, con manuales. Pero no lo ha hecho. La UAF únicamente ha publicado señales de alerta, de las cuales 6 corresponden a casinos.

En esta institución reconocen que es un tema pendiente y que están prontos a trabajarlo con la Superintendencia. Una idea que es reforzada por Leiva que asegura que comenzarán a elaborar "normas" de prevención una vez que se entreguen los permisos de operación de los nuevos casinos.

Finalmente, hay otro punto que destacar. Cuando se analiza el proceso de selección de los operadores de los 15 casinos llama la atención que la propia ley haya entregado un máximo de 250 días para investigar a 40 sociedades postulantes. Leiva asegura que trabajó de manera exhaustiva durante ese plazo y que incluso contó con la ayuda del Departamento del Tesoro, que lo asesoró "en la metodología de precalificación" y "el análisis de antecedentes". Sin embargo, no se puede dejar de advertir que los legisladores le dieron poco tiempo. Sobre todo considerando que en EE.UU., el plazo para investigar a una sola compañía toma entre uno y dos años, como dice Bradford S. Smith, ex presidente de la Comisión de Control de Casino de Nueva Jersey. Que sólo en ese estado, hay más de 300 investigadores. Y que en Chile la Superintendencia tiene 26 funcionarios de un máximo de 30 que le permite la ley. "Investigar ese número de empresas en ese período es un trabajo muy duro. Sobre todo si se trata de empresas extranjeras o joint ventures", dice Smith.


Los métodos de blanqueo

A nivel mundial se han detectado varias formas en que los clientes lavan dinero en los casinos.

Los que desean una boleta: Hay blanqueadores que van a estos lugares con el único fin de obtener un voucher que acredite su paso por él. Para eso compran fichas, juegan unas pocas, convierten las restantes en dinero en la caja y obtienen de ella una suerte de papel que lo certifica.

Los compradores de premios: Otros abordan a los apostadores que ganan premios y se los compran por un monto mayor. Todo para quedarse con el cheque emitido por el casino, que les servirá para acreditar ante cualquier autoridad el origen lícito de los fondos.

El amigo de los dealers: Hay lavadores que se coluden con los dealers o los croupiers para que los hagan ganar. Y a cambio les pagan una parte del premio.

El cambista de billetes: Otros blanqueadores simplemente van al casino a cambiar billetes de baja nominación que se obtienen de negocios como la droga, por otros de alta nominación que son más fáciles de transportar. Para eso compran fichas en una o varias ocasiones, juegan sólo algunas y luego van a la caja a cambiar las restantes y piden billetes grandes.

Daniela Santelices, El Mercurio

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