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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

50 años del Container

El camionero. Nacido en 1913, Malcom McLean compró su primer camión en 1931. Seis años después, mientras esperaba con impaciencia a que descargaran su vehículo y pasaran la carga a un barco en Hoboken, Nueva Jersey, pensó que, si discurría un procedimiento para subir al barco la caja del camión con todo y carga, la tarea resultaría mucho más sencilla y rápida.

Durante 20 años, mientras hacía de la McLean Trucking una de las mayores empresas de transporte de carga de Estados Unidos, la idea fue madurando en su mente. En 1955 compró una pequeña compañía de buques cisterna y acondicionó las naves para que llevaran la carga en grandes embalajes metálicos de forma y dimensiones estandarizadas, hoy llamados contenedores. El primero de sus barcos zarpó el 26 de abril de 1956 del puerto de Newark, situado a pocos kilómetros del muelle de Hoboken donde había nacido su idea. Sin embargo, aún habría de luchar 10 años contra la resistencia de transportistas, ferrocarrileros y sindicatos para que su invento se internacionalizara. Por fin, en 1966, envió un barco cargado de contenedores a Rotterdam, Holanda.

El transporte en contenedores ha revolucionado el comercio mundial de manera equiparable al cambio de los veleros por los vapores. Ahora no sólo es posible estibar en los barcos cinco veces más carga que antes, sino que el tiempo de transporte entre América y Europa se ha reducido en cuatro semanas, y las operaciones de carga y descarga en los puertos ya no tardan días, sino horas.

La carga que antes se llevaba en cajas, fardos, barriles y bolsas, ahora se transporta en embalajes sellados cuyo contenido está vedado al ojo humano y sólo puede conocerse con ayuda de 48 un lector óptico que descifra el código de barras de los productos, el cual sirve también para el control de inventarios. Este sistema de vigilancia de la carga ha llegado a ser tan exacto, que en un transporte que se lleva dos semanas es posible saber la hora de llegada con un margen de aproximación de 15 minutos. De ahí otro cambio fundamental de la economía mundial: la manufactura sincronizada, en la cual, por ejemplo, unos motores de coche japoneses llegan en sus contenedores a una fábrica armadora situada al otro lado del mundo en menos de una hora antes de ser colocados en las carrocerías.

René Bravo Barrales, atinachile

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