¿Cuándo conviene vender la empresa?
La gran decisión del fundador. El empresario dedica años de esfuerzo a construir su proyecto. Llega un punto en que no imagina su vida sin su empresa. Pero, a veces, es mejor venderla. ¿Qué factores evaluar para decidir?
En el estudio "¿Cuándo hay que vender una empresa?" los profesores de IESE, Pedro Nueno y Josep Tàpies, y el investigador asociado Alejandro Rodríguez proponen un examen completo de los factores que determinan el valor de una empresa y la necesidad o no de venderla.
Entre los motivos para vender una empresa, pueden destacarse:
1) Perfil del manager
Las empresas deben evolucionar para mantener su capacidad de competir y sobrevivir. A veces, el fundador puede no ser la persona más adecuada para llevar el negocio adelante. Llega un punto en que, tal vez, su perfil personal (voluntad de asumir riesgos o liderazgo, por ejemplo) ya no son los más adecuados para las necesidades del negocio.
2) Falta de recursos
Una empresa no puede desarrollar su actividad a no ser que disponga de recursos. El manager más talentoso fracasará si no logra acceder a financiamiento, equipos productivos y personal cualificado. Cuando el fundador no logra procurarse estos recursos, la venta de la empresa es una buena alternativa.
3) Propuesta de valor
Un empresario debe ser consciente de cuáles son los elementos diferenciadores clave de su empresa. Debe saber si compite en valor agregado, en costos, etc.
Una vez identificadas sus ventajas competitivas esenciales, el empresario debe saber hasta qué punto será capaz de sostener esas ventajas a largo plazo. Si se detecta algún cambio o riesgo fundamental en los elementos que forman parte de dichas ventajas, habrá que replantearse el atractivo de seguir operando en la forma actual.
4) Cambios en el entorno competitivo
Toda empresa debe conocer y controlar la evolución de la estructura de los mercados en los que opera. El empresario debe conocer y anticipar, por ejemplo, una tendencia a la concentración en su sector que pueda plantearle dificultades para competir.
Por otro lado, debe mantenerse siempre vigilante respecto a su posición en la cadena de valor del negocio, y detectar con suficiente antelación en qué punto las dinámicas competitivas de sus clientes o proveedores pueden debilitar su poder de mercado de forma irreversible. Cuando el empresario anticipa grandes cambios en la estructura de mercado, es buena idea evaluar la venta de la compañía.
5) Sustitutos o interacción con otras industrias
La aparición de nuevas tecnologías o nuevas formas de combinar productos o servicios anteriormente independientes puede crear amenazas para una industria en su conjunto, pero también pueden crear nuevas oportunidades de negocio, o hacer a la empresa más apetitosa para un potencial comprador.
Una empresa debe ser capaz de anticipar cómo estas dinámicas van a afectar el atractivo de su propia industria. También deberá entender hasta qué punto está preparada para sobrellevar estos cambios, en comparación con sus principales competidores.
6) Regulación
Un cambio en el entorno legal en el que opera la empresa puede tener un profundo impacto sobre su valor. En determinados casos, la definición misma de la empresa depende de su marco legal, como es el caso de las firmas que operan en régimen de concesión, por lo que saber anticipar los cambios se convierte en una tarea de vital importancia.
En otros casos, la regulación dicta las barreras de entrada y de salida aplicables en un mercado. Si el empresario es muy dependiente de estas barreras para mantener su competitividad, hará bien en adelantarse a los cambios a través de una venta de la compañía.
De IESE Insight para MATERIABIZ
En el estudio "¿Cuándo hay que vender una empresa?" los profesores de IESE, Pedro Nueno y Josep Tàpies, y el investigador asociado Alejandro Rodríguez proponen un examen completo de los factores que determinan el valor de una empresa y la necesidad o no de venderla.
Entre los motivos para vender una empresa, pueden destacarse:
1) Perfil del manager
Las empresas deben evolucionar para mantener su capacidad de competir y sobrevivir. A veces, el fundador puede no ser la persona más adecuada para llevar el negocio adelante. Llega un punto en que, tal vez, su perfil personal (voluntad de asumir riesgos o liderazgo, por ejemplo) ya no son los más adecuados para las necesidades del negocio.
2) Falta de recursos
Una empresa no puede desarrollar su actividad a no ser que disponga de recursos. El manager más talentoso fracasará si no logra acceder a financiamiento, equipos productivos y personal cualificado. Cuando el fundador no logra procurarse estos recursos, la venta de la empresa es una buena alternativa.
3) Propuesta de valor
Un empresario debe ser consciente de cuáles son los elementos diferenciadores clave de su empresa. Debe saber si compite en valor agregado, en costos, etc.
Una vez identificadas sus ventajas competitivas esenciales, el empresario debe saber hasta qué punto será capaz de sostener esas ventajas a largo plazo. Si se detecta algún cambio o riesgo fundamental en los elementos que forman parte de dichas ventajas, habrá que replantearse el atractivo de seguir operando en la forma actual.
4) Cambios en el entorno competitivo
Toda empresa debe conocer y controlar la evolución de la estructura de los mercados en los que opera. El empresario debe conocer y anticipar, por ejemplo, una tendencia a la concentración en su sector que pueda plantearle dificultades para competir.
Por otro lado, debe mantenerse siempre vigilante respecto a su posición en la cadena de valor del negocio, y detectar con suficiente antelación en qué punto las dinámicas competitivas de sus clientes o proveedores pueden debilitar su poder de mercado de forma irreversible. Cuando el empresario anticipa grandes cambios en la estructura de mercado, es buena idea evaluar la venta de la compañía.
5) Sustitutos o interacción con otras industrias
La aparición de nuevas tecnologías o nuevas formas de combinar productos o servicios anteriormente independientes puede crear amenazas para una industria en su conjunto, pero también pueden crear nuevas oportunidades de negocio, o hacer a la empresa más apetitosa para un potencial comprador.
Una empresa debe ser capaz de anticipar cómo estas dinámicas van a afectar el atractivo de su propia industria. También deberá entender hasta qué punto está preparada para sobrellevar estos cambios, en comparación con sus principales competidores.
6) Regulación
Un cambio en el entorno legal en el que opera la empresa puede tener un profundo impacto sobre su valor. En determinados casos, la definición misma de la empresa depende de su marco legal, como es el caso de las firmas que operan en régimen de concesión, por lo que saber anticipar los cambios se convierte en una tarea de vital importancia.
En otros casos, la regulación dicta las barreras de entrada y de salida aplicables en un mercado. Si el empresario es muy dependiente de estas barreras para mantener su competitividad, hará bien en adelantarse a los cambios a través de una venta de la compañía.
De IESE Insight para MATERIABIZ
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