Un plan para hombres de negocios frustrados, estancados y tristes en su trabajo
Vivimos tiempos de profundas transformaciones en el mercado laboral. Ante tantos cambios, muchos planes de carrera se frustran, dejando a empresarios y ejecutivos con un tremendo vacío...
Los ejecutivos suelen tener planes de carrera perfectamente lineales y estructurados: "El año que viene, gerente de área. En tres años, gerente regional. En diez, country manager". Y las corporaciones suelen fomentar esta clase de enfoques con sus escalafones de ascensos en función de la antigüedad.
Sin embargo, la realidad es mucho más dinámica de lo que suponen los mejores planes. En este ambiente de negocios tan volátil, puestos y funciones laborales se redefinen continuamente. Lo que era válido ayer (cuando se elaboró el plan) quizá ya no lo sea hoy. Así, nuestro optimismo suele chocar contra el inapelable veredicto de la realidad.
Así, es cada día más frecuente que muchos ejecutivos se den cuenta de que aquello por lo que habían luchado por años (o décadas) se haya convertido en un objetivo inalcanzable. El resultado: sentimientos de frustración, depresión, estancamiento...
Los detonantes de la sensación de estancamiento pueden ser de lo más variados: cambios sorpresivos en el trabajo, reestructuraciones, la llegada de un nuevo jefe. Incluso, la bomba puede estallar por factores extra laborales como la pérdida de un familiar o problemas de pareja.
El psicólogo Timothy Butler, director de los Programas de Desarrollo de Carrera de Harvard Business School, pasó los últimos 25 años como consejero de carrera para ejecutivos. A través de sus investigaciones, desarrolló un marco analítico para definir las características del estancamiento y ayudar quienes lo padecen a encontrar una salida.
Según Butler, el "proceso de estancamiento" tiene seis fases típicas:
1) Comienzo de la crisis
Cuando surgen los primeros síntomas de frustración, la reacción natural es la negación: "Es normal que me sienta frustrado. El ascenso que tenía previsto se demoró un poco. Pero ya llegará. Redoblaré mis esfuerzos para alcanzar el objetivo".
2) La crisis se profundiza
Llega un punto en que el ejecutivo toma conciencia de que trabajar más horas no lo ayudará a lograr su objetivo. No importa cuántas horas pase en la oficina. Todas sus acciones para sortear la sensación de estancamiento parecen vanas.
3) El viejo modelo está oxidado
Finalmente, el ejecutivo se convence de que su viejo modelo ya no funciona. Las razones pueden ser muy variadas: cambios tecnológicos, modificaciones en las habilidades exigidas en la nueva economía, etc, etc, etc.
El otrora exitoso hombre de negocios comienza a evaluar la situación con otros ojos, abandonando sus paradigmas tradicionales, para enfrentarse a los crudos datos de una realidad laboral que ahora le da la espalda.
4) ¿Y si el problema no sólo fuera el trabajo?
El ejecutivo comprende que la sensación de estancamiento laboral es apenas un síntoma de un estancamiento mucho más profundo que involucra las distintas esferas de su vida. En los viejos tiempos, el éxito laboral tapaba muchos problemas personales. Ahora, la fachada se descubre y muchas duras realidades empiezan a salir a la luz.
5) La introspección se profundiza
Una vez que toma conciencia sobre la problemática general de su vida, el ejecutivo empieza a plantearse cuestiones filosóficas: "¿Qué me gusta de la vida? ¿Qué disfruto? ¿Qué no disfruto? ¿Cuáles son mis valores? ¿Está mi trabajo de acuerdo con mis valores?"
6) Pasar a la acción
Finalmente, llega el gran desafío: pasar a la acción. El replanteo de la carrera (y la vida) es sumamente común. Casi no existe persona que nunca haya tenido que enfrentarse a estos interrogantes.
Sin embargo, señala Butler, la sensación de estancamiento sólo es productiva y útil para el desarrollo de la persona si es disparadora de alguna acción correctiva.
Esto no necesariamente significa renunciar al trabajo para irse a vivir a la Polinesia y dedicarse a pintar (como hizo en el siglo XIX, un operador de bolsa parisino llamado Paul Gauguin). No es necesario dar un vuelco de 180 grados.
Según Butler, el proceso de estancamiento puede cerrarse con algo mucho más sencillo. Para un adicto al trabajo, por ejemplo, la crisis puede ser la oportunidad de tomar conciencia sobre la existencia de un mundo afuera de las paredes de la oficina. En este caso, la acción podría ser una mayor dedicación de horas a la familia.
En definitiva, en estos tiempos de veloces transformaciones, la sensación de estancamiento se vuelve más frecuente. Cada cual extraerá sus propias conclusiones de su íntima introspección. Convertirlas en acciones es el desafío para que la crisis de carrera se convierta en una oportunidad para la vida.
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