Voyeurismo electrónico
El director del Observatorio Español de Internet, Francisco Canals, alertó de la "llegada masiva" a España del voyeurismo electrónico, un fenómeno que coincide con el auge de la telefonía móvil en ese país, donde se calcula que existen unos 42 millones de celulares -casi uno por habitante- y que casi la mitad de ellos están dotados con cámara fotográfica.
El silencio, facilidad y discreción con que estos móviles permiten capturar imágenes facilitaron la proliferación de las personas que, sea con ánimo de distracción, vandalismo o simple morbo, se dedican a fotografiar personas mientras toman sol, se duchan o se cambian -siempre sin que éstos lo adviertan- para después colgar las fotos en Internet.
"No hace falta ser famoso para que te roben una foto. Ahora cualquier ciudadano puede ser víctima de estas malas prácticas", explica Canals, que precisó que los fotografiados son tanto mujeres como hombres, pues gran parte de estas imágenes se cuelgan en sitios web de contenido gay.
De esta manera, el voyeurismo electrónico está cambiando el concepto tradicional de voyeur, entendido como aquel individuo que disfruta contemplando actitudes íntimas o eróticas de otras personas, por lo general en lugares desde los que no puede ser visto como bosques, rincones o balcones. Y es que gracias a la telefonía móvil de última generación, los voyeur digitales pueden tomar la fotografía de una persona en bikini, top less o desnuda (si se trata de una playa nudista), simplemente simulando que está apagando, encendiendo o enviando un mensaje de texto, sin necesidad de esconderse y sin actitud sospechosa.
Canals calcula que en España existen unos 500 foros y páginas web que publican y divulgan más de 10.000 fotografías de bañistas, una cifra que es sólo "orientativa", ya que no contempla los sitios web de pago o suscripción, ni tampoco los canales de conversación en tiempo real (chats), donde se intercambian fotografías robadas.
El perfil de esta nueva tipología de voyeur, según el experto, es el de un joven de entre 14 y 21 años que hace las fotos por un puro afán de coleccionismo, diversión o autocomplacencia sexual, sin ningún ánimo de beneficio económico, aunque también hay "captadores profesionales" y mirones con "perfil delictivo", que venden las imágenes a cambio de sumas de dinero. La afición a este fenómeno es tan grande que en Internet ya se vende tecnología puntera para facilitar la captura de imágenes con una mayor calidad, como teleobjetivos adaptables a móviles y cámaras fotográficas y de vídeo "espías", de tamaño minúsculo, para esconderlas donde se desee sin que nadie se dé cuenta.
A pesar de que las fotografías robadas predominan en Internet, Canals ha indicado que se han empezado a detectar foros donde se muestran vídeos de corta duración, grabados no sólo en playas, sino también en vestuarios o lugares públicos, en los que aparecen personas anónimas o incluso parejas en pleno acto sexual. En cualquier caso, la enorme dimensión de la red, donde ya se superan los varios centenares de millones de páginas web, hace que la posibilidad de que un usuario encuentre su fotografía en un universo tan grande sea remota, lo que dificulta en gran medida la presentación de denuncias y la censura de estos sitios al borde de la legalidad.
El silencio, facilidad y discreción con que estos móviles permiten capturar imágenes facilitaron la proliferación de las personas que, sea con ánimo de distracción, vandalismo o simple morbo, se dedican a fotografiar personas mientras toman sol, se duchan o se cambian -siempre sin que éstos lo adviertan- para después colgar las fotos en Internet.
"No hace falta ser famoso para que te roben una foto. Ahora cualquier ciudadano puede ser víctima de estas malas prácticas", explica Canals, que precisó que los fotografiados son tanto mujeres como hombres, pues gran parte de estas imágenes se cuelgan en sitios web de contenido gay.
De esta manera, el voyeurismo electrónico está cambiando el concepto tradicional de voyeur, entendido como aquel individuo que disfruta contemplando actitudes íntimas o eróticas de otras personas, por lo general en lugares desde los que no puede ser visto como bosques, rincones o balcones. Y es que gracias a la telefonía móvil de última generación, los voyeur digitales pueden tomar la fotografía de una persona en bikini, top less o desnuda (si se trata de una playa nudista), simplemente simulando que está apagando, encendiendo o enviando un mensaje de texto, sin necesidad de esconderse y sin actitud sospechosa.
Canals calcula que en España existen unos 500 foros y páginas web que publican y divulgan más de 10.000 fotografías de bañistas, una cifra que es sólo "orientativa", ya que no contempla los sitios web de pago o suscripción, ni tampoco los canales de conversación en tiempo real (chats), donde se intercambian fotografías robadas.
El perfil de esta nueva tipología de voyeur, según el experto, es el de un joven de entre 14 y 21 años que hace las fotos por un puro afán de coleccionismo, diversión o autocomplacencia sexual, sin ningún ánimo de beneficio económico, aunque también hay "captadores profesionales" y mirones con "perfil delictivo", que venden las imágenes a cambio de sumas de dinero. La afición a este fenómeno es tan grande que en Internet ya se vende tecnología puntera para facilitar la captura de imágenes con una mayor calidad, como teleobjetivos adaptables a móviles y cámaras fotográficas y de vídeo "espías", de tamaño minúsculo, para esconderlas donde se desee sin que nadie se dé cuenta.
A pesar de que las fotografías robadas predominan en Internet, Canals ha indicado que se han empezado a detectar foros donde se muestran vídeos de corta duración, grabados no sólo en playas, sino también en vestuarios o lugares públicos, en los que aparecen personas anónimas o incluso parejas en pleno acto sexual. En cualquier caso, la enorme dimensión de la red, donde ya se superan los varios centenares de millones de páginas web, hace que la posibilidad de que un usuario encuentre su fotografía en un universo tan grande sea remota, lo que dificulta en gran medida la presentación de denuncias y la censura de estos sitios al borde de la legalidad.
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