¿Necesita nuevas ideas? ¡Cruce las fronteras de la innovación!
Nuevos procesos, productos y modelos de negocio son imperativos para mantenerse a flote en el ultra-competitivo mundo actual. Emprender un proceso de internacionalización puede ser una excelente manera de expandir las fronteras de la innovación
La experiencia de los últimos años indica que los procesos de internacionalización de la empresa crean magníficas oportunidades para generar ideas innovadoras. Salir a los mercados globales es la mejor manera de conocer de primera mano lo que está sucediendo en el mundo para impulsar el desarrollo de nuevos productos y modelos de negocio.
Ficosa, fabricante español de componentes automotrices, a mediados de los noventa, fundó un centro de I+D en Estados Unidos que le ha permitido conocer muy bien a sus grandes competidores norteamericanos.
Nissan, bajo la presidencia de Carlos Ghosn, apostó por distribuir la I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) en diferentes mercados, aprovechando su presencia en Europa y Estados Unidos para buscar ventajas globales. El desarrollo de las cajas de cambio manuales y los motores Diesel se concentró en Europa, donde predominan la transmisión manual y los motores gasoleros. Al mismo tiempo, Nissan concentró el desarrollo de las cajas de cambio automáticas y los motores de gasolina en los Estados Unidos, donde estas características priman entre las preferencias de los consumidores.
Europastry, la PyME española de mayor crecimiento según el ranking europeo de Business Week, decidió competir en Francia en una etapa relativamente temprana de su proceso de internacionalización. El mercado francés del pan, sector donde opera Europastry, se caracteriza por la gran distribución con competidores muy fuertes. Es un mercado muy exigente en cuanto a gustos y diversidad de preferencias, además de muy fragmentado, lo que propicia la competencia entre las boutiques de pan. A primera vista, no parece un mercado atractivo. Sin embargo, Europastry vio en él una oportunidad para innovar, para desarrollar la I+D+i por medio del aprendizaje y luego trasladar los productos y procesos de mayor éxito a otros mercados.
Los mercados emergentes no quedan aislados del fenómeno. La internacionalización hacia países en vías de desarrollo también constituye una gran oportunidad para innovar, especialmente en modelos de negocio.
En el sector financiero, se ha descubierto que los productos y servicios que se ofrecen en países emergentes son relativamente más caros. Algunos estudios señalan que las tasas de interés pueden oscilar entre el 12% y el 1000%. Entonces, es posible ofrecer algunos servicios a clientes que antes no se consideraban como tales y, además, obtener beneficios.
El Grameen Bank, en Bangladesh, y Prodem, en Bolivia son excelentes ejemplos. En este último caso, pensando en el alto porcentaje de analfabetismo de algunas regiones bolivianas, los cajeros no tienen letras, sino símbolos. Por lo tanto, incluso en un sector tan maduro como la banca han aparecido modelos de negocio muy rentables que desafían la lógica tradicional del sector.
Otras empresas con experiencia en los mercados emergentes han constatado que el éxito comercial de un producto depende, en algunos casos, de encontrar las proporciones adecuadas. Por ejemplo, se puede vender champú en botellones muy grandes en Estados Unidos, pero también en pequeños sobres en países como la India. En esta línea, Joyco, empresa española de golosinas, hace algunos años rediseñó completamente su modelo de negocio para reducir el precio de venta de los caramelos en la India hasta una cuarta parte de lo que costaban en Europa. El resultado fue un gran éxito comercial.
En definitiva, independientemente del sector donde opere la empresa y del país de origen o de destino, existen grandes oportunidades para generar ideas innovadoras a partir de la experiencia internacional. La internacionalización, en última instancia, contribuye de manera significativa a la I+D+i. Diversas empresas latinoamericanas líderes en diferentes sectores lo han comprendido perfectamente y han considerado el proceso de desarrollo internacional como una fuente de innovación: Arcor, de Argentina, en el sector de las golosinas; Embraer, de Brasil, en aeronáutica; Cemex, de México, en cemento, etc. Sería interesante que estas oportunidades fueran aprovechadas por un mayor número de empresas de la región.
Pedro Parada, Profesor del departamento de Política de Empresa de ESADE
La experiencia de los últimos años indica que los procesos de internacionalización de la empresa crean magníficas oportunidades para generar ideas innovadoras. Salir a los mercados globales es la mejor manera de conocer de primera mano lo que está sucediendo en el mundo para impulsar el desarrollo de nuevos productos y modelos de negocio.
Ficosa, fabricante español de componentes automotrices, a mediados de los noventa, fundó un centro de I+D en Estados Unidos que le ha permitido conocer muy bien a sus grandes competidores norteamericanos.
Nissan, bajo la presidencia de Carlos Ghosn, apostó por distribuir la I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) en diferentes mercados, aprovechando su presencia en Europa y Estados Unidos para buscar ventajas globales. El desarrollo de las cajas de cambio manuales y los motores Diesel se concentró en Europa, donde predominan la transmisión manual y los motores gasoleros. Al mismo tiempo, Nissan concentró el desarrollo de las cajas de cambio automáticas y los motores de gasolina en los Estados Unidos, donde estas características priman entre las preferencias de los consumidores.
Europastry, la PyME española de mayor crecimiento según el ranking europeo de Business Week, decidió competir en Francia en una etapa relativamente temprana de su proceso de internacionalización. El mercado francés del pan, sector donde opera Europastry, se caracteriza por la gran distribución con competidores muy fuertes. Es un mercado muy exigente en cuanto a gustos y diversidad de preferencias, además de muy fragmentado, lo que propicia la competencia entre las boutiques de pan. A primera vista, no parece un mercado atractivo. Sin embargo, Europastry vio en él una oportunidad para innovar, para desarrollar la I+D+i por medio del aprendizaje y luego trasladar los productos y procesos de mayor éxito a otros mercados.
Los mercados emergentes no quedan aislados del fenómeno. La internacionalización hacia países en vías de desarrollo también constituye una gran oportunidad para innovar, especialmente en modelos de negocio.
En el sector financiero, se ha descubierto que los productos y servicios que se ofrecen en países emergentes son relativamente más caros. Algunos estudios señalan que las tasas de interés pueden oscilar entre el 12% y el 1000%. Entonces, es posible ofrecer algunos servicios a clientes que antes no se consideraban como tales y, además, obtener beneficios.
El Grameen Bank, en Bangladesh, y Prodem, en Bolivia son excelentes ejemplos. En este último caso, pensando en el alto porcentaje de analfabetismo de algunas regiones bolivianas, los cajeros no tienen letras, sino símbolos. Por lo tanto, incluso en un sector tan maduro como la banca han aparecido modelos de negocio muy rentables que desafían la lógica tradicional del sector.
Otras empresas con experiencia en los mercados emergentes han constatado que el éxito comercial de un producto depende, en algunos casos, de encontrar las proporciones adecuadas. Por ejemplo, se puede vender champú en botellones muy grandes en Estados Unidos, pero también en pequeños sobres en países como la India. En esta línea, Joyco, empresa española de golosinas, hace algunos años rediseñó completamente su modelo de negocio para reducir el precio de venta de los caramelos en la India hasta una cuarta parte de lo que costaban en Europa. El resultado fue un gran éxito comercial.
En definitiva, independientemente del sector donde opere la empresa y del país de origen o de destino, existen grandes oportunidades para generar ideas innovadoras a partir de la experiencia internacional. La internacionalización, en última instancia, contribuye de manera significativa a la I+D+i. Diversas empresas latinoamericanas líderes en diferentes sectores lo han comprendido perfectamente y han considerado el proceso de desarrollo internacional como una fuente de innovación: Arcor, de Argentina, en el sector de las golosinas; Embraer, de Brasil, en aeronáutica; Cemex, de México, en cemento, etc. Sería interesante que estas oportunidades fueran aprovechadas por un mayor número de empresas de la región.
Pedro Parada, Profesor del departamento de Política de Empresa de ESADE
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