Las remeras de los adolescentes preocupan a padres y profesores
Hace unos días, Ashli Walker revisó un estante de remeras de marca, indecisa sobre cuál comprarse para llevar al día siguiente a la secundaria Eleanor Roosevelt del condado de Prince George, en la zona de Washington, en Estados Unidos. ¿La negra con la leyenda "Confía en mí, soy soltera"? ¿O la blanca que decía "Yo sé lo que los chicos quieren"?
Estas remeras son abiertamente sexuales, ocasionalmente inteligentes y muchas veces cargadas de doble sentido, lo que obliga a las autoridades escolares y a otros estudiantes a leer provocaciones estampadas en el pecho, como "Sí, pero no con vos", "Tu novio besa como los dioses" o "Dos chicos por cada chica". Este tipo de remeras son emblemáticas del tipo de cultura en la que hoy habitan algunos adolescentes, en la que el status se define mediante imágenes de promiscuidad sexual que las generaciones anteriores podrían haber considerado inapropiadas.
Las remeras , que para algunas autoridades escolares son más explícitas que nunca, están planteando dilemas de código de vestimenta en las escuelas de la zona de Washington. Los sistemas escolares, por lo general, prohíben la ropa que exprese vulgaridad, obscenidad o que promueva el cigarrillo, el alcohol, las drogas o las armas. Por ejemplo, las remeras con la marca Budweiser o la película "Scarface" de Al Pacino son un tabú.
Pero las remeras sexualmente sugestivas suelen caer en una zona gris que requiere que las autoridades evalúen cada caso en particular. Algunos mensajes se consideran inofensivos -"Mi novio besa muy bien"-. Otros, no.
"Intentamos no hacer de esto un escándalo, pero también queremos proteger el ambiente escolar", dijo Rick Mondloch, de la secundaria Robinson en el condado Fairfax. "Estas remeras son mucho más osadas que hace cinco años, así que hay que estar atento".
Robynne Prince, subdirectora de la secundaria Eleanor Roosevelt, dijo: "Si hay remeras con connotaciones sexuales obvias, entonces sabemos exactamente qué hacer, pero hay algunos alumnos que tiran de la cuerda todo el tiempo".
Para las alumnas que cumplen con las reglas en cuanto a escotes, por ejemplo, las remeras ofrecen la posibilidad de mostrar sin mostrar. "Tenemos tantos códigos que las remeras nos permiten rebelarnos contra los profesores y los directores porque no podemos usar lo que queremos", dijo Ashli, 17, de la Eleanor Roosevelt, que aseguró que su deseo es no tener sexo hasta estar casada. "Creo que la mayoría de las chicas y los chicos se ponen estas remeras porque son divertidas y llaman la atención. No me importa lo que dicen los demás".
A su mamá, Yakini Ajanaku, las remeras que usa su hija la tienen sin cuidado porque, según ella, Ashli las usa para ser irónica. "Sé que es una chica muy dulce y muy conservadora y no tiene relaciones sexuales", dijo Ajanaku. "Otra gente probablemente malinterprete las cosas, pero a mí no me molesta. ¿Qué importa lo que piensan los demás?"
En una cultura que bombardea a los adolescentes con imágenes sexuales, las remeras son otra manera de estar a la moda sin necesariamente ser literal, según los estudiantes entrevistados para este artículo.
Las remeras destacan una paradoja sobre esta generación: incluso en un momento en que cada vez más adolescentes absorben mensajes sexuales ubicuos, los datos federales demuestran que dicen tener menos relaciones sexuales que sus pares en generaciones anteriores. Si bien una encuesta reciente del Centro Nacional para Estadísticas de la Salud determinó que más de la mitad de los adolescentes practican sexo oral, los índices de embarazo adolescente descendieron marcadamente desde principios de los 90. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el porcentaje de estudiantes secundarios que dicen tener relaciones sexuales cayó del 54% en 1991 al 47% en 2005.
"Es un panorama desconcertante", dijo Sarah Brown, directora de la Campaña Nacional para Prevenir el Embarazo Adolescente en Washington. "Cuando alguien ve a una chica o un chico con una prenda provocadora, se hacen muchas suposiciones sobre lo que pasa, que pueden ser o no ciertas. Y ése es el punto".
Hace años que existen las remeras provocadoras. Pero hoy las autoridades escolares ven remeras que son mucho más explícitas. Está en ellos determinar qué es inocuo, que es levemente sugerente y qué es, francamente, desagradable.
Cuando a los estudiantes se los detecta con remeras que cruzan la línea, por lo general se les da una remera de la escuela o se les pide que se den vuelta la que llevan puesta. Las autoridades escolares dicen que es difícil andar controlando lo que dicen las remeras, porque muchas veces los alumnos pasan rápido o esquivan a las autoridades para ocultar sus remeras cuestionables. "Es como el Pac Man. Los ves venir por el pasillo y ellos intentan evadirte", dijo Myca Gray, subdirectora de la secundaria Gar-Field en Prince William.
En la Eleanor Roosevelt, los estudiantes "atrapados" con remeras que se pasan de la raya a veces deben usar las remeras del colegio que los catalogan como "violadores del código de vestimenta".
La mayoría de los padres entrevistados dijeron que preferirían que sus hijos no usaran remeras obscenas , pero que a veces tienen que ceder. Rosa Pulley intentó obligar a su hija Keana, 17, a devolver una remera que dice "Sí, pero no con vos". Pero Keana insistió. "Yo tengo que elegir mis batallas", dijo la madre. "OK, no me gusta. Ella la usa, pero podría ser algo peor". Keana dijo que el mensaje de su remera era ambiguo. "Podría significar 'Sí, quiero ir al cine, pero no con vos'", dijo. "Si quisiera ser sexy, como en MTV, me compraría remeras ajustadas y cortitas".
La moda de las remeras aparentemente no tiene límites raciales o étnicos. Las chicas son las que más las usan . Los chicos dicen que los mensajes no tienen nada de confuso. "Cuando ves una remera que dice '100% soltera', entonces te ves obligado a acercarte y a hablar", dijo Paul Barrett, 17. "De todos modos, no me gustaría que mi novia las usara".
En la boutique de Prince George, Ashli decidió qué se pondría para ir a la escuela. Regresó a la estantería la remera que decía "Confía en mí, soy soltera". Se compró "Yo sé lo que los chicos quieren" y fue directo a la caja. "Me gusta ésta", dijo, "porque me pega con unos zapatos que tengo".
Ian Shapira, The Washington Post, traducción de Claudia Martínez.
Estas remeras son abiertamente sexuales, ocasionalmente inteligentes y muchas veces cargadas de doble sentido, lo que obliga a las autoridades escolares y a otros estudiantes a leer provocaciones estampadas en el pecho, como "Sí, pero no con vos", "Tu novio besa como los dioses" o "Dos chicos por cada chica". Este tipo de remeras son emblemáticas del tipo de cultura en la que hoy habitan algunos adolescentes, en la que el status se define mediante imágenes de promiscuidad sexual que las generaciones anteriores podrían haber considerado inapropiadas.
Las remeras , que para algunas autoridades escolares son más explícitas que nunca, están planteando dilemas de código de vestimenta en las escuelas de la zona de Washington. Los sistemas escolares, por lo general, prohíben la ropa que exprese vulgaridad, obscenidad o que promueva el cigarrillo, el alcohol, las drogas o las armas. Por ejemplo, las remeras con la marca Budweiser o la película "Scarface" de Al Pacino son un tabú.
Pero las remeras sexualmente sugestivas suelen caer en una zona gris que requiere que las autoridades evalúen cada caso en particular. Algunos mensajes se consideran inofensivos -"Mi novio besa muy bien"-. Otros, no.
"Intentamos no hacer de esto un escándalo, pero también queremos proteger el ambiente escolar", dijo Rick Mondloch, de la secundaria Robinson en el condado Fairfax. "Estas remeras son mucho más osadas que hace cinco años, así que hay que estar atento".
Robynne Prince, subdirectora de la secundaria Eleanor Roosevelt, dijo: "Si hay remeras con connotaciones sexuales obvias, entonces sabemos exactamente qué hacer, pero hay algunos alumnos que tiran de la cuerda todo el tiempo".
Para las alumnas que cumplen con las reglas en cuanto a escotes, por ejemplo, las remeras ofrecen la posibilidad de mostrar sin mostrar. "Tenemos tantos códigos que las remeras nos permiten rebelarnos contra los profesores y los directores porque no podemos usar lo que queremos", dijo Ashli, 17, de la Eleanor Roosevelt, que aseguró que su deseo es no tener sexo hasta estar casada. "Creo que la mayoría de las chicas y los chicos se ponen estas remeras porque son divertidas y llaman la atención. No me importa lo que dicen los demás".
A su mamá, Yakini Ajanaku, las remeras que usa su hija la tienen sin cuidado porque, según ella, Ashli las usa para ser irónica. "Sé que es una chica muy dulce y muy conservadora y no tiene relaciones sexuales", dijo Ajanaku. "Otra gente probablemente malinterprete las cosas, pero a mí no me molesta. ¿Qué importa lo que piensan los demás?"
En una cultura que bombardea a los adolescentes con imágenes sexuales, las remeras son otra manera de estar a la moda sin necesariamente ser literal, según los estudiantes entrevistados para este artículo.
Las remeras destacan una paradoja sobre esta generación: incluso en un momento en que cada vez más adolescentes absorben mensajes sexuales ubicuos, los datos federales demuestran que dicen tener menos relaciones sexuales que sus pares en generaciones anteriores. Si bien una encuesta reciente del Centro Nacional para Estadísticas de la Salud determinó que más de la mitad de los adolescentes practican sexo oral, los índices de embarazo adolescente descendieron marcadamente desde principios de los 90. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el porcentaje de estudiantes secundarios que dicen tener relaciones sexuales cayó del 54% en 1991 al 47% en 2005.
"Es un panorama desconcertante", dijo Sarah Brown, directora de la Campaña Nacional para Prevenir el Embarazo Adolescente en Washington. "Cuando alguien ve a una chica o un chico con una prenda provocadora, se hacen muchas suposiciones sobre lo que pasa, que pueden ser o no ciertas. Y ése es el punto".
Hace años que existen las remeras provocadoras. Pero hoy las autoridades escolares ven remeras que son mucho más explícitas. Está en ellos determinar qué es inocuo, que es levemente sugerente y qué es, francamente, desagradable.
Cuando a los estudiantes se los detecta con remeras que cruzan la línea, por lo general se les da una remera de la escuela o se les pide que se den vuelta la que llevan puesta. Las autoridades escolares dicen que es difícil andar controlando lo que dicen las remeras, porque muchas veces los alumnos pasan rápido o esquivan a las autoridades para ocultar sus remeras cuestionables. "Es como el Pac Man. Los ves venir por el pasillo y ellos intentan evadirte", dijo Myca Gray, subdirectora de la secundaria Gar-Field en Prince William.
En la Eleanor Roosevelt, los estudiantes "atrapados" con remeras que se pasan de la raya a veces deben usar las remeras del colegio que los catalogan como "violadores del código de vestimenta".
La mayoría de los padres entrevistados dijeron que preferirían que sus hijos no usaran remeras obscenas , pero que a veces tienen que ceder. Rosa Pulley intentó obligar a su hija Keana, 17, a devolver una remera que dice "Sí, pero no con vos". Pero Keana insistió. "Yo tengo que elegir mis batallas", dijo la madre. "OK, no me gusta. Ella la usa, pero podría ser algo peor". Keana dijo que el mensaje de su remera era ambiguo. "Podría significar 'Sí, quiero ir al cine, pero no con vos'", dijo. "Si quisiera ser sexy, como en MTV, me compraría remeras ajustadas y cortitas".
La moda de las remeras aparentemente no tiene límites raciales o étnicos. Las chicas son las que más las usan . Los chicos dicen que los mensajes no tienen nada de confuso. "Cuando ves una remera que dice '100% soltera', entonces te ves obligado a acercarte y a hablar", dijo Paul Barrett, 17. "De todos modos, no me gustaría que mi novia las usara".
En la boutique de Prince George, Ashli decidió qué se pondría para ir a la escuela. Regresó a la estantería la remera que decía "Confía en mí, soy soltera". Se compró "Yo sé lo que los chicos quieren" y fue directo a la caja. "Me gusta ésta", dijo, "porque me pega con unos zapatos que tengo".
Ian Shapira, The Washington Post, traducción de Claudia Martínez.
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