Thomas J. Watson, de vendedor ambulante a fundador de IBM
Fue vendedor ambulante, fundó IBM y hasta se lo acusó de colaborar con la Alemania nazi. Para la historia, quedó una frase que habría pronunciado en 1943: "Creo que en el mundo sólo hay mercado para unas cinco computadoras"
Nacido en Campbell, Nueva York, en febrero de 1874, hijo de un pequeño comerciante de clase media, Thomas Watson fue un niño tímido, asmático y retraído.
En su juventud, empezó ganando seis dólares semanales como asistente contable. Luego, fue vendedor ambulante. Después, invirtió en una carnicería. Pero fue estafado y quedó en bancarrota.
Antes de la quiebra, Watson había comprado una caja registradora a la National Cash Register Company (NCR). Sin un centavo, fue a la sucursal de NCR para renegociar los pagos. Watson se dijo: "Quiero trabajar aquí". No tardó en convertirse en el vendedor estrella. Y poco después, con apenas 25 años, la empresa lo puso al frente de la sucursal de Rochester.
Apoyado sobre las anchas espaldas financieras de NCR, Watson recortó precios para expulsar del mercado a los pequeños competidores. Así, NCR fue monopolizando el negocio en el mercado de Rochester.
Pero estas maquinaciones llamaron la atención del gobierno, que inició juicio por prácticas desleales. Watson fue encontrado culpable: 5.000 dólares de multa y un año de cárcel.
Watson apeló y evitó ir a prisión. Pero se quedó sin trabajo. Aprovechando los contactos que había hecho en NCR, se acercó a Charles Flint, un importante financista que recientemente había fundado la "Computing, Tabulating, and Recording Company" (CTR) a través de la fusión de tres empresas. Flint le ofreció la presidencia de la compañía. Así, Watson entró al negocio de las perforadoras de tarjetas, el antecedente de las modernas computadoras.
Bajo su mando, 400 vendedores desmoralizados y escasamente supervisados. Watson organizó reuniones periódicas para motivarlos, transmitirles técnicas de ventas e impregnarlos de la filosofía de la firma, insistiendo siempre en la participación e innovación de los empleados.
En 1924, la empresa fue rebautizada como "International Business Machines", un nombre ambicioso para una empresa con aspiraciones globales. Así, nacía el monstruo IBM.
En la década del '30, la "Big Blue" fue de las primeras compañías en implementar un sistema propio de capacitación de sus trabajadores. Hacia 1937, casi la mitad de los 32.000 empleados ya habían pasado por las aulas de la empresa, donde se dictaban los conocimientos técnicos para la fabricación de los productos de IBM.
Los años de la Segunda Guerra Mundial fueron particularmente polémicos. Por un lado, IBM prestaba servicios logísticos y de contabilidad al ejército norteamericano. Por el otro, Watson fue acusado de hacer negocios con Adolf Hitler. En la Alemania nazi, la perforadora "Hollerith", que asignaba una ficha a cada persona, pronto se convirtió en un verdadero símbolo de la discriminación, tabulando con el número tres a judíos y con el ocho a los homosexuales.
Al finalizar la guerra, Watson reorientó las actividades de IBM hacia desarrollos informáticos para la Fuerza Aérea estadounidense. Con apoyo de los laboratorios del MIT, IBM incursionó en el mercado de las computadoras, primero para el uso militar y después para aplicaciones civiles. ¿Cuáles eran las perspectivas de crecimiento del sector?
Algunos atribuyen a Watson la autoría de una frase histórica que habría pronunciado ante el directorio hacia 1943: "En el mundo sólo hay mercado para cinco computadoras". Muchos dudan de la autenticidad de esta declaración.
Sea como fuere, las décadas del '60 y '70 desmintieron el escepticismo. IBM se convirtió en líder mundial de la informática. Pero Watson no llegó a verlo. Falleció en 1956 en Nueva York, a los 82 años. Su hijo, Thomas Watson Jr., tomó la posta en los comienzos de la era dorada de la computación. Clarin.
Nacido en Campbell, Nueva York, en febrero de 1874, hijo de un pequeño comerciante de clase media, Thomas Watson fue un niño tímido, asmático y retraído.
En su juventud, empezó ganando seis dólares semanales como asistente contable. Luego, fue vendedor ambulante. Después, invirtió en una carnicería. Pero fue estafado y quedó en bancarrota.
Antes de la quiebra, Watson había comprado una caja registradora a la National Cash Register Company (NCR). Sin un centavo, fue a la sucursal de NCR para renegociar los pagos. Watson se dijo: "Quiero trabajar aquí". No tardó en convertirse en el vendedor estrella. Y poco después, con apenas 25 años, la empresa lo puso al frente de la sucursal de Rochester.
Apoyado sobre las anchas espaldas financieras de NCR, Watson recortó precios para expulsar del mercado a los pequeños competidores. Así, NCR fue monopolizando el negocio en el mercado de Rochester.
Pero estas maquinaciones llamaron la atención del gobierno, que inició juicio por prácticas desleales. Watson fue encontrado culpable: 5.000 dólares de multa y un año de cárcel.
Watson apeló y evitó ir a prisión. Pero se quedó sin trabajo. Aprovechando los contactos que había hecho en NCR, se acercó a Charles Flint, un importante financista que recientemente había fundado la "Computing, Tabulating, and Recording Company" (CTR) a través de la fusión de tres empresas. Flint le ofreció la presidencia de la compañía. Así, Watson entró al negocio de las perforadoras de tarjetas, el antecedente de las modernas computadoras.
Bajo su mando, 400 vendedores desmoralizados y escasamente supervisados. Watson organizó reuniones periódicas para motivarlos, transmitirles técnicas de ventas e impregnarlos de la filosofía de la firma, insistiendo siempre en la participación e innovación de los empleados.
En 1924, la empresa fue rebautizada como "International Business Machines", un nombre ambicioso para una empresa con aspiraciones globales. Así, nacía el monstruo IBM.
En la década del '30, la "Big Blue" fue de las primeras compañías en implementar un sistema propio de capacitación de sus trabajadores. Hacia 1937, casi la mitad de los 32.000 empleados ya habían pasado por las aulas de la empresa, donde se dictaban los conocimientos técnicos para la fabricación de los productos de IBM.
Los años de la Segunda Guerra Mundial fueron particularmente polémicos. Por un lado, IBM prestaba servicios logísticos y de contabilidad al ejército norteamericano. Por el otro, Watson fue acusado de hacer negocios con Adolf Hitler. En la Alemania nazi, la perforadora "Hollerith", que asignaba una ficha a cada persona, pronto se convirtió en un verdadero símbolo de la discriminación, tabulando con el número tres a judíos y con el ocho a los homosexuales.
Al finalizar la guerra, Watson reorientó las actividades de IBM hacia desarrollos informáticos para la Fuerza Aérea estadounidense. Con apoyo de los laboratorios del MIT, IBM incursionó en el mercado de las computadoras, primero para el uso militar y después para aplicaciones civiles. ¿Cuáles eran las perspectivas de crecimiento del sector?
Algunos atribuyen a Watson la autoría de una frase histórica que habría pronunciado ante el directorio hacia 1943: "En el mundo sólo hay mercado para cinco computadoras". Muchos dudan de la autenticidad de esta declaración.
Sea como fuere, las décadas del '60 y '70 desmintieron el escepticismo. IBM se convirtió en líder mundial de la informática. Pero Watson no llegó a verlo. Falleció en 1956 en Nueva York, a los 82 años. Su hijo, Thomas Watson Jr., tomó la posta en los comienzos de la era dorada de la computación. Clarin.
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