Golf: Depresión en los greens
Pese a las dificultades, el golf mantiene su reinado imbatible como el deporte corporativo de elección. ¿Por qué este deporte está en declinación?
Myrtle Beach, en Carolina del Sur, se vanagloria de ser la "Capital Costera del Golf en el Mundo", pero cada día los cientos de personas jubiladas que viven ahí tienen menos lugares para jugar.
Desde 1999 se han abierto 13 canchas, pero se han cerrado 19. Muchas de ellas se han convertido en proyectos habitacionales que buscan capitalizarse en los altos precios de las propiedades.
En las cifras nacionales, los cierres excederán las aperturas por primera vez este año.
Esta reducción puede no ser algo malo. En las décadas recientes, el golf se debe haber convertido en el deporte más sobreconstruido de Estados Unidos.
El número de canchas en Myrtle Beach se ha más que triplicado, llegando a 105, en 25 años. "Este es un tema de ajuste de mercado", dice David Graham, director ejecutivo de la Asociación de Golf de Michigan, quien dice que su estado, en aperturas de canchas de golf, lideró en los últimos 10 a 15 años.
Recientemente ha habido una serie de cierres, los que él atribuye en parte a los problemas en la industria automotriz.
Para peor, el número de los rounds jugados ha bajado casi un 4% desde 2000. Un problema es que el golf es costoso: la tarifa común para 18 hoyos es US$ 40. Además, un juego puede tomar un día completo, ¿y quién sigue teniendo tiempo para ello?
En Myrtle Beach, los feriados de golf ahora son fines de semana de cuatro días, más que las extravagancias de antaño de largas semanas, dice Mickey McCamish, de Myrtle Beach Golf Holiday. Algunas canchas, incluso, tratan de apurar a los clientes.
El golf mantiene su reinado imbatible como el deporte corporativo de elección. Pero habitualmente es percibido como exclusivo. Por ello, las firmas pueden preferir otras formas de actividad social dentro del actual clima consciente de la diversidad, calcula Susan Amey, de la escuela de negocios Kenan-Flagler de la Universidad de Carolina del Norte. También destaca el alza en la modalidad de golf más inclusiva, el "scramble", en que todos hacen un tiro, pero el próximo golpe se pega del lugar donde cayó el mejor jugador.
¿Qué le queda a la industria? Pleitos. El aumento de los últimos cierres ha generado molestia. Las personas que tenían propiedades cerca de las canchas de golf no quieren que gigantes "McMansiones" reemplacen el verde paisaje, en parte porque eso puede dañar el valor de sus propiedades. Hay dos de esos litigios que están llevándose a cabo por cierres en Deerfield, en el sur de Myrtle Beach.
Otra inquietud son los seguros. Las primas para las canchas de golf en la costa del Golfo se han elevado en más de un 500% desde la temporada de huracanes que se vivió el año pasado, dice Joel Willis Junior, de Clubusurance, un asegurado de golf.
La demografía, si no es el clima, llegaría al rescate. Después de todo, los baby boomers están a punto de jubilarse, y además es probable que ellos sólo quieran llegar a Myrtle Beach y hacer algunos swings con sus palos.
En las décadas recientes, el golf se debe haber convertido en el deporte más sobreconstruido de EE.UU.
Myrtle Beach, en Carolina del Sur, se vanagloria de ser la "Capital Costera del Golf en el Mundo", pero cada día los cientos de personas jubiladas que viven ahí tienen menos lugares para jugar.
Desde 1999 se han abierto 13 canchas, pero se han cerrado 19. Muchas de ellas se han convertido en proyectos habitacionales que buscan capitalizarse en los altos precios de las propiedades.
En las cifras nacionales, los cierres excederán las aperturas por primera vez este año.
Esta reducción puede no ser algo malo. En las décadas recientes, el golf se debe haber convertido en el deporte más sobreconstruido de Estados Unidos.
El número de canchas en Myrtle Beach se ha más que triplicado, llegando a 105, en 25 años. "Este es un tema de ajuste de mercado", dice David Graham, director ejecutivo de la Asociación de Golf de Michigan, quien dice que su estado, en aperturas de canchas de golf, lideró en los últimos 10 a 15 años.
Recientemente ha habido una serie de cierres, los que él atribuye en parte a los problemas en la industria automotriz.
Para peor, el número de los rounds jugados ha bajado casi un 4% desde 2000. Un problema es que el golf es costoso: la tarifa común para 18 hoyos es US$ 40. Además, un juego puede tomar un día completo, ¿y quién sigue teniendo tiempo para ello?
En Myrtle Beach, los feriados de golf ahora son fines de semana de cuatro días, más que las extravagancias de antaño de largas semanas, dice Mickey McCamish, de Myrtle Beach Golf Holiday. Algunas canchas, incluso, tratan de apurar a los clientes.
El golf mantiene su reinado imbatible como el deporte corporativo de elección. Pero habitualmente es percibido como exclusivo. Por ello, las firmas pueden preferir otras formas de actividad social dentro del actual clima consciente de la diversidad, calcula Susan Amey, de la escuela de negocios Kenan-Flagler de la Universidad de Carolina del Norte. También destaca el alza en la modalidad de golf más inclusiva, el "scramble", en que todos hacen un tiro, pero el próximo golpe se pega del lugar donde cayó el mejor jugador.
¿Qué le queda a la industria? Pleitos. El aumento de los últimos cierres ha generado molestia. Las personas que tenían propiedades cerca de las canchas de golf no quieren que gigantes "McMansiones" reemplacen el verde paisaje, en parte porque eso puede dañar el valor de sus propiedades. Hay dos de esos litigios que están llevándose a cabo por cierres en Deerfield, en el sur de Myrtle Beach.
Otra inquietud son los seguros. Las primas para las canchas de golf en la costa del Golfo se han elevado en más de un 500% desde la temporada de huracanes que se vivió el año pasado, dice Joel Willis Junior, de Clubusurance, un asegurado de golf.
La demografía, si no es el clima, llegaría al rescate. Después de todo, los baby boomers están a punto de jubilarse, y además es probable que ellos sólo quieran llegar a Myrtle Beach y hacer algunos swings con sus palos.
En las décadas recientes, el golf se debe haber convertido en el deporte más sobreconstruido de EE.UU.
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