La realidad, algo que nuestra memoria también puede cambiar de color
Nuestra mente le da color a todo, hasta a las fotos en blanco y negro. Mediante experimentos, psicólogos alemanes confirman que la memoria es capaz de modificar la percepción de la realidad.
El color en que vemos los objetos depende de si los conocemos o no. Cuando vemos un tomate, inmediatamente nuestro cerebro lo colorea de rojo, y lo percibimos así porque ese es el color con el que lo recordamos. Esto es lo que descubrieron psicólogos alemanes de la Universidad Justus-Liebig de Gießen. El equipo de Thorsten Hansen y Karl Gegenfurtner realizó un experimento en el que 14 voluntarios tenían que observar imágenes de frutas y verduras cuyos colores típicos son siempre el verde, como la lechuga, el amarillo, como la banana, y el anaranjado, como las zanahorias.
Sin embargo, en las fotografías las bananas no eran amarillas ni las hojas de lechuga verdes. Los científicos eligieron los colores arbitrariamente: las bananas eran rojas y la lechuga, por ejemplo, era amarilla. La idea era comprobar de qué manera el cerebro humano percibe colores y hasta qué punto le pone color por acostumbramiento a los objetos que nos rodean. Los resultados son sorprendentes.
El mundo nunca es en blanco y negro
En el siguiente paso, los participantes tenían que configurar el color de los vegetales de tal modo que se vieran en blanco y negro, Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Los recuerdos acentúan y modifican los colores conque percibimos el mundo, pudiendo modificar los diferentes tonos por medio del teclado de una computadora. Para sorpresa de los investigadores, ningún participante logró transformar las imágenes en fotografías en blanco y negro, sino que, en todos los casos, los objetos siguieron teniendo algún color, aunque ya no coincidiera con el original.
Las bananas, por ejemplo, pasaron a verse de color azul, según informan los psicólogos en la revista Nature Neuroscience. No importaba cuál fuera el color de la fotografía, las bananas siempre eran coloreadas de azul por los participantes, lo cual es desacostumbrado, pero siempre mejor que verlas en blanco y negro. Ese parece ser el mensaje que nos envía el cerebro.
Todos los voluntarios percibieron el color de frutas y verduras compensando el tono original faltante con su color complementario. Según Hansen a Der Spiegel: "si bien hubo ciertas diferencias, el efecto siempre fue el mismo". Esta compensación sistemática se dirigía siempre a objetos de colores típicos, y no a aquellos de colores neutrales.
Los protagonistas del estudio mostraron una clara tendencia a percibir la banana de color amarillo, explica Hansen. Para percibir imágenes en blanco y negro, el cerebro tiene que equilibrar esta tendencia. Hasta en fotos en las que la banana era incolora, los voluntarios tenían la impresión de ver una banana amarilla.
Los recuerdos influyen en la percepción
El experimento muestra hasta qué punto la memoria influye en la percepción concreta de los colores. Pero hasta hoy se desconocía que dicha influencia abarcaba también el modo en que nuestro cerebro percibe imágenes en blanco y negro. El psicólogo alemán indicó que ya existen estudios anteriores con resultados similares. En ellos se debía adjudicar un tono verde al césped, y los participantes compensaron la percepción del color eligiendo un verde mucho más saturado que el verde real.
Para explicar el fenómeno, Hansen propone varias tesis. Entre ellas, la más plausible sería la de la retroalimentación. En la percepción no cuenta sólo lo que ven los ojos, sino también el recuerdo de quien percibe, que se asociaría a la visión de la realidad, modelándola con su feedback y reproduciendo algo totalmente nuevo.
Fuente: Deutsche Welle
El color en que vemos los objetos depende de si los conocemos o no. Cuando vemos un tomate, inmediatamente nuestro cerebro lo colorea de rojo, y lo percibimos así porque ese es el color con el que lo recordamos. Esto es lo que descubrieron psicólogos alemanes de la Universidad Justus-Liebig de Gießen. El equipo de Thorsten Hansen y Karl Gegenfurtner realizó un experimento en el que 14 voluntarios tenían que observar imágenes de frutas y verduras cuyos colores típicos son siempre el verde, como la lechuga, el amarillo, como la banana, y el anaranjado, como las zanahorias.
Sin embargo, en las fotografías las bananas no eran amarillas ni las hojas de lechuga verdes. Los científicos eligieron los colores arbitrariamente: las bananas eran rojas y la lechuga, por ejemplo, era amarilla. La idea era comprobar de qué manera el cerebro humano percibe colores y hasta qué punto le pone color por acostumbramiento a los objetos que nos rodean. Los resultados son sorprendentes.
El mundo nunca es en blanco y negro
En el siguiente paso, los participantes tenían que configurar el color de los vegetales de tal modo que se vieran en blanco y negro, Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Los recuerdos acentúan y modifican los colores conque percibimos el mundo, pudiendo modificar los diferentes tonos por medio del teclado de una computadora. Para sorpresa de los investigadores, ningún participante logró transformar las imágenes en fotografías en blanco y negro, sino que, en todos los casos, los objetos siguieron teniendo algún color, aunque ya no coincidiera con el original.
Las bananas, por ejemplo, pasaron a verse de color azul, según informan los psicólogos en la revista Nature Neuroscience. No importaba cuál fuera el color de la fotografía, las bananas siempre eran coloreadas de azul por los participantes, lo cual es desacostumbrado, pero siempre mejor que verlas en blanco y negro. Ese parece ser el mensaje que nos envía el cerebro.
Todos los voluntarios percibieron el color de frutas y verduras compensando el tono original faltante con su color complementario. Según Hansen a Der Spiegel: "si bien hubo ciertas diferencias, el efecto siempre fue el mismo". Esta compensación sistemática se dirigía siempre a objetos de colores típicos, y no a aquellos de colores neutrales.
Los protagonistas del estudio mostraron una clara tendencia a percibir la banana de color amarillo, explica Hansen. Para percibir imágenes en blanco y negro, el cerebro tiene que equilibrar esta tendencia. Hasta en fotos en las que la banana era incolora, los voluntarios tenían la impresión de ver una banana amarilla.
Los recuerdos influyen en la percepción
El experimento muestra hasta qué punto la memoria influye en la percepción concreta de los colores. Pero hasta hoy se desconocía que dicha influencia abarcaba también el modo en que nuestro cerebro percibe imágenes en blanco y negro. El psicólogo alemán indicó que ya existen estudios anteriores con resultados similares. En ellos se debía adjudicar un tono verde al césped, y los participantes compensaron la percepción del color eligiendo un verde mucho más saturado que el verde real.
Para explicar el fenómeno, Hansen propone varias tesis. Entre ellas, la más plausible sería la de la retroalimentación. En la percepción no cuenta sólo lo que ven los ojos, sino también el recuerdo de quien percibe, que se asociaría a la visión de la realidad, modelándola con su feedback y reproduciendo algo totalmente nuevo.
Fuente: Deutsche Welle
0 comentarios