Más que ricos, zares
¿Quién puede hacer alarde de que sus productos son los más caros del mundo? Quienes les venden a una clase selecta de rusos. Los ricos. Hordas de vendedores viajaron a Moscú el fin de semana pasado y armaron elaborados stands donde ofrecer una variedad de productos carísimos, desde aviones y yates hasta islas privadas y bienes suntuosos más familiares.
Su interés era captar la atención o un indicio de interés de los barones del petróleo, los capitanes de la industria y todos cuyas riquezas tienen un origen incierto en Rusia. Entre ellos estaba Michael Morren, un ejecutivo suizo que vendía celulares de última generación para la marca GoldVish de Ginebra. Los aparatos de GoldVish suelen costar entre 18.000 y 150.000 dólares, un poco más que los modelos de Nokia y Motorola.
Para la multitud que se congregó en la segunda Feria de Millonarios en Moscú, sin embargo, hasta los precios inusuales de GoldVish no parecían del todo inadecuados. ¿El precio del celular incrustado en diamantes del Sr. Morren? Apenas 1,27 millón de dólares.
Transcurridos ya cinco años del boom petrolero, Moscú se está convirtiendo en uno de los mercados más calientes para los bienes de lujo. La ciudad ya cuenta con 25 multimillonarios y una cantidad saludable de los 88.000 millonarios que hay en toda Rusia.
El celular de GoldVish, por ejemplo, además de diamantes y oro blanco, venía con una placa que declaraba: "Certificado del celular más caro del mundo". Nadie se atrevió a discutirlo.
"Alguien lleva puesto un lindo reloj y joyas valiosas", explicaba Morren, presidente de GoldVish. "Y entonces suena el teléfono. No se puede comparar. Es un pedazo de plástico. Nosotros hicimos que combinara".
La elite conformada por los ricos rusos se está volviendo cada vez más rica, según Peter Westin, principal economista del MDB Bank, un banco ruso en Moscú. Según este hombre, la brecha entre ricos y pobres se está ampliando en Rusia, aunque todavía no es tan extrema como en Estados Unidos, según una medición estadística del Banco Mundial.
En parte esto se debe a que la pobreza es cada vez menor en Rusia y todavía hay menos millonarios que en Estados Unidos. Pero están intentando recuperar el tiempo perdido.
"Los rusos siempre amaron el lujo, pero vivieron en la pobreza", dice Olga Kryshtanovskaya, una socióloga que estudia a la elite rusa. "Esta atracción por el lujo se conoce como el 'estilo palaciego'. En un departamento pequeño de Moscú colgamos una araña gigante de cristal, como en un palacio".
Y con cada año que pasa, los rusos ricos adoptan el estilo de los jeques petroleros árabes, así como sus hábitos de consumo.
Andrei Melnichenko, por entonces un banquero de 33 años, se casó con una modelo serbia cerca de Cannes en una ceremonia que costó 40 millones de dólares en septiembre del año pasado. Fue el evento social del año para los oligarcas rusos; para la ceremonia, la pareja desmanteló una iglesia ortodoxa en Rusia y la rearmó en Francia.
Hay gente rica. Y después están los ricos rusos. "Mucha gente rica en Rusia no dice cómo gana su dinero", dice Karsten Jacob, un vendedor de autos deportivos Bugatti presente en la feria. "Andan en zapatillas, se acercan a nuestro auto de 1,3 millón euros y dicen '¿Dónde puedo comprarlo?'"
Jacob estaba parado junto a un Bugatti Vieron de 1,65 millón de dólares hecho a mano en Francia. En el fin de semana, un comprador ruso anónimo se llevó el modelo en exhibición, y lo pagó al contado.
Este consumo conspicuo se refleja en un chiste ruso que circula por ahí. Describe a un empresario adinerado que le cuenta a un amigo que se compró una corbata por 100 dólares. "Qué tonto", le responde el otro. "Podés comprar la misma corbata por 200 dólares en la vereda de enfrente".
Vyachislav Y. Nikishin, un cliente en la feria, dijo que la reciente historia de Rusia sugiere que el gasto escandaloso no es tan tonto, después de todo. "Gaste mientras pueda" es un lema que llegó a forjar el comportamiento, dada la prominencia de corta vida de empresarios, ejecutivos y otros jugadores adinerados del contexto empresario de Rusia.
Ahorrar dinero en un banco también podría ser una estupidez, ya que hubo crisis bancarias frecuentes. "No tiene sentido tener la plata en un banco", dijo Nikishin. "Tenemos malas experiencias".
La Feria de los Millonarios, una exhibición viajera que empezó en Holanda en 2002, tuvo su mayor éxito en Moscú. En otras presentaciones de la Feria, en Ámsterdam, Cannes, Shanghai y Kortrijk, Bélgica, la gente se acercaba a curiosear. Los rusos fueron a comprar.
El año pasado en Moscú, los vendedores hicieron negocios por 600 millones de dólares, vendiendo mouses para computadoras, autos deportivos, viajes al Caribe y mansiones en la costa de Dubai, dijo Natalia Zadvornaya, vocera de la Feria.
En comparación, la muestra en Ámsterdam este año representó ventas por 300 millones de dólares. La feria de Moscú está ganando atención. En 2005, asistieron 25.000 personas. Este año, dijo Zadvornaya, se acercaron al sitio de exposiciones 40.000 personas.
No sorprende, ya que había cosas interesantes para ver. En un stand, una compañía ofrecía mansiones en una isla en las aguas de Panamá. La isla alguna vez perteneció a John Wayne y para favorecer las ventas, la exhibición incluía a una modelo que sólo llevaba pintura como atuendo, imitando la imagen de un cowboy con cinturón de cartuchos y revólveres.
En otra parte, un joyero vendía un chupete bañado en plata. GoldVish vendió 15 celulares, pero no el de 1,27 millón de dólares. Dejando de lado el oro y los diamantes, el teléfono es bastante funcional: viene con Bluetooth, cámara, reproductor de MP3 y mensajes de texto. Además, el cargador está incluido, y está bañado en oro, por supuesto.
Andrew Kramer, The New York Times, traducción de Claudia Martínez.
Su interés era captar la atención o un indicio de interés de los barones del petróleo, los capitanes de la industria y todos cuyas riquezas tienen un origen incierto en Rusia. Entre ellos estaba Michael Morren, un ejecutivo suizo que vendía celulares de última generación para la marca GoldVish de Ginebra. Los aparatos de GoldVish suelen costar entre 18.000 y 150.000 dólares, un poco más que los modelos de Nokia y Motorola.
Para la multitud que se congregó en la segunda Feria de Millonarios en Moscú, sin embargo, hasta los precios inusuales de GoldVish no parecían del todo inadecuados. ¿El precio del celular incrustado en diamantes del Sr. Morren? Apenas 1,27 millón de dólares.
Transcurridos ya cinco años del boom petrolero, Moscú se está convirtiendo en uno de los mercados más calientes para los bienes de lujo. La ciudad ya cuenta con 25 multimillonarios y una cantidad saludable de los 88.000 millonarios que hay en toda Rusia.
El celular de GoldVish, por ejemplo, además de diamantes y oro blanco, venía con una placa que declaraba: "Certificado del celular más caro del mundo". Nadie se atrevió a discutirlo.
"Alguien lleva puesto un lindo reloj y joyas valiosas", explicaba Morren, presidente de GoldVish. "Y entonces suena el teléfono. No se puede comparar. Es un pedazo de plástico. Nosotros hicimos que combinara".
La elite conformada por los ricos rusos se está volviendo cada vez más rica, según Peter Westin, principal economista del MDB Bank, un banco ruso en Moscú. Según este hombre, la brecha entre ricos y pobres se está ampliando en Rusia, aunque todavía no es tan extrema como en Estados Unidos, según una medición estadística del Banco Mundial.
En parte esto se debe a que la pobreza es cada vez menor en Rusia y todavía hay menos millonarios que en Estados Unidos. Pero están intentando recuperar el tiempo perdido.
"Los rusos siempre amaron el lujo, pero vivieron en la pobreza", dice Olga Kryshtanovskaya, una socióloga que estudia a la elite rusa. "Esta atracción por el lujo se conoce como el 'estilo palaciego'. En un departamento pequeño de Moscú colgamos una araña gigante de cristal, como en un palacio".
Y con cada año que pasa, los rusos ricos adoptan el estilo de los jeques petroleros árabes, así como sus hábitos de consumo.
Andrei Melnichenko, por entonces un banquero de 33 años, se casó con una modelo serbia cerca de Cannes en una ceremonia que costó 40 millones de dólares en septiembre del año pasado. Fue el evento social del año para los oligarcas rusos; para la ceremonia, la pareja desmanteló una iglesia ortodoxa en Rusia y la rearmó en Francia.
Hay gente rica. Y después están los ricos rusos. "Mucha gente rica en Rusia no dice cómo gana su dinero", dice Karsten Jacob, un vendedor de autos deportivos Bugatti presente en la feria. "Andan en zapatillas, se acercan a nuestro auto de 1,3 millón euros y dicen '¿Dónde puedo comprarlo?'"
Jacob estaba parado junto a un Bugatti Vieron de 1,65 millón de dólares hecho a mano en Francia. En el fin de semana, un comprador ruso anónimo se llevó el modelo en exhibición, y lo pagó al contado.
Este consumo conspicuo se refleja en un chiste ruso que circula por ahí. Describe a un empresario adinerado que le cuenta a un amigo que se compró una corbata por 100 dólares. "Qué tonto", le responde el otro. "Podés comprar la misma corbata por 200 dólares en la vereda de enfrente".
Vyachislav Y. Nikishin, un cliente en la feria, dijo que la reciente historia de Rusia sugiere que el gasto escandaloso no es tan tonto, después de todo. "Gaste mientras pueda" es un lema que llegó a forjar el comportamiento, dada la prominencia de corta vida de empresarios, ejecutivos y otros jugadores adinerados del contexto empresario de Rusia.
Ahorrar dinero en un banco también podría ser una estupidez, ya que hubo crisis bancarias frecuentes. "No tiene sentido tener la plata en un banco", dijo Nikishin. "Tenemos malas experiencias".
La Feria de los Millonarios, una exhibición viajera que empezó en Holanda en 2002, tuvo su mayor éxito en Moscú. En otras presentaciones de la Feria, en Ámsterdam, Cannes, Shanghai y Kortrijk, Bélgica, la gente se acercaba a curiosear. Los rusos fueron a comprar.
El año pasado en Moscú, los vendedores hicieron negocios por 600 millones de dólares, vendiendo mouses para computadoras, autos deportivos, viajes al Caribe y mansiones en la costa de Dubai, dijo Natalia Zadvornaya, vocera de la Feria.
En comparación, la muestra en Ámsterdam este año representó ventas por 300 millones de dólares. La feria de Moscú está ganando atención. En 2005, asistieron 25.000 personas. Este año, dijo Zadvornaya, se acercaron al sitio de exposiciones 40.000 personas.
No sorprende, ya que había cosas interesantes para ver. En un stand, una compañía ofrecía mansiones en una isla en las aguas de Panamá. La isla alguna vez perteneció a John Wayne y para favorecer las ventas, la exhibición incluía a una modelo que sólo llevaba pintura como atuendo, imitando la imagen de un cowboy con cinturón de cartuchos y revólveres.
En otra parte, un joyero vendía un chupete bañado en plata. GoldVish vendió 15 celulares, pero no el de 1,27 millón de dólares. Dejando de lado el oro y los diamantes, el teléfono es bastante funcional: viene con Bluetooth, cámara, reproductor de MP3 y mensajes de texto. Además, el cargador está incluido, y está bañado en oro, por supuesto.
Andrew Kramer, The New York Times, traducción de Claudia Martínez.
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Fernando -