La economía del conocimiento cumple el sueño de Chaplin: adiós al jefe vigilante
Tiempos Modernos: Chaplin, delante de la línea de montaje, sufría el estricto control de su jefe. Pero los tiempos tayloristas están quedando en el pasado. En la economía del conocimiento, los mejores jefes ya no son quienes mejor vigilan sino quienes mejor motivan. Hace unos días, un socio de una gran consultora me contaba apesadumbrado que uno de los mejores candidatos que había entrevistado en los últimos años había rechazado una excelente oferta de trabajo para irse a la competencia.
La oferta del competidor era significativamente inferior en términos de compensación total. Sin embargo, el candidato, recién graduado MBA de una de las más prestigiosas escuelas de negocios, explicó al directivo que se sentía halagado por la oferta y que la consideraba verdaderamente generosa, pero que en la otra empresa había encontrado un ambiente más flexible y con mayores oportunidades de desarrollo.
El directivo se preguntaba si su empresa, de la que él es socio hace ya muchos años, era tan rígida e inflexible como para no poder atraer a los jóvenes talentosos. De lo que el directivo todavía no se daba cuenta es que esta pérdida en la capacidad de atraer a los mejores puede socavar la ventaja estratégica de la consultora hasta hacer peligrar su misma supervivencia.
Hoy en día, la capacidad de atraer y retener talento requiere de nuevos diseños organizativos y, más importante, equipos directivos con nuevos valores. Los cambios demográficos y organizativos actuales están cambiando profundamente las actividades de los directivos y las competencias que se requieren para su ejecución.
Por una parte, el aumento de la competitividad debido a la globalización de los mercados demanda estructuras organizativas más planas, compuestas por equipos de trabajo cuyos miembros puedan desempeñar un abanico amplio de habilidades. Por otro lado, los movimientos demográficos y la incorporación de jóvenes empleados con nuevos valores están incrementando la diversidad organizativa. En consecuencia, los directivos actuales se encuentran con el reto de liderar equipos cada vez más diversos y que realizan tareas más complejas.
Mientras que las competencias tradicionales de los líderes se basaban en los roles de planificar, evaluar, controlar y dirigir a los subordinados mediante una supervisión estrecha, los directivos actuales necesitan dirigir a sus colaboradores cultivando las relaciones y creando un clima de apoyo y confianza en sus equipos.
En este contexto, es necesario desarrollar nuevas competencias y nuevos valores que respondan a las nuevas necesidades. En concreto, los directivos deben desarrollar competencias de liderazgo clave a la hora de enfrentarse a cuatro retos fundamentales:
Primer Reto: En la economía del conocimiento, los mercados laborales son muy fluidos y el éxito de muchas empresas reside en su capacidad para atraer y retener el talento. Las competencias de liderazgo esenciales para obtener el compromiso de los empleados son la responsabilidad social, el carisma y la empatía. Estas competencias permiten que los empleados se identifiquen con los valores de la organización y se establezca un vínculo y compromiso afectivo con el líder y su misión.
Segundo Reto: Las nuevas generaciones de empleados llegan con valores más democráticos y altas expectativas de participación y desarrollo en la empresa. El éxito de la compañía reside en la capacidad de adaptar sus culturas a los valores de las nuevas generaciones desarrollando una relación de confianza. El líder con competencias de entendimiento interpersonal y coaching es fundamental para responder a las necesidades y demandas del nuevo ambiente laboral.
Tercer Reto: Los cambios demográficos han aumentado considerablemente la diversidad de nuestras organizaciones, presentando una situación propicia para la innovación y el crecimiento, siempre y cuando se potencien las sinergias entre las diferencias. El éxito organizacional con una fuerza laboral diversa es posible cuando sus líderes muestran competencias de flexibilidad y potencian la colaboración y el trabajo en equipo.
Cuarto Reto: Las nuevas estructuras organizacionales, más planas y flexibles, demandan líderes que construyan y comuniquen una visión estratégica, reduciendo la ambigüedad y facilitando la coordinación de los diferentes equipos. Las competencias de liderazgo esenciales son la visión y la comunicación a través de las redes formales e informales de la organización.
En definitiva, la formación de los directivos actuales es imprescindible para aumentar la competitividad de las empresas en el mercado internacional. Entre los retos más importantes para los formadores y las escuelas de negocios están el de enseñar el valor de las habilidades interpersonales (a veces mas valiosas que el conocimiento técnico) y el de dar participación a sus empleados para poder competir con éxito en un ambiente global donde la creatividad y la capacidad de reacción son la clave del éxito.
Juan Carlos Pastor, Director del Center for Global Leadership, Instituto de Empresa
La oferta del competidor era significativamente inferior en términos de compensación total. Sin embargo, el candidato, recién graduado MBA de una de las más prestigiosas escuelas de negocios, explicó al directivo que se sentía halagado por la oferta y que la consideraba verdaderamente generosa, pero que en la otra empresa había encontrado un ambiente más flexible y con mayores oportunidades de desarrollo.
El directivo se preguntaba si su empresa, de la que él es socio hace ya muchos años, era tan rígida e inflexible como para no poder atraer a los jóvenes talentosos. De lo que el directivo todavía no se daba cuenta es que esta pérdida en la capacidad de atraer a los mejores puede socavar la ventaja estratégica de la consultora hasta hacer peligrar su misma supervivencia.
Hoy en día, la capacidad de atraer y retener talento requiere de nuevos diseños organizativos y, más importante, equipos directivos con nuevos valores. Los cambios demográficos y organizativos actuales están cambiando profundamente las actividades de los directivos y las competencias que se requieren para su ejecución.
Por una parte, el aumento de la competitividad debido a la globalización de los mercados demanda estructuras organizativas más planas, compuestas por equipos de trabajo cuyos miembros puedan desempeñar un abanico amplio de habilidades. Por otro lado, los movimientos demográficos y la incorporación de jóvenes empleados con nuevos valores están incrementando la diversidad organizativa. En consecuencia, los directivos actuales se encuentran con el reto de liderar equipos cada vez más diversos y que realizan tareas más complejas.
Mientras que las competencias tradicionales de los líderes se basaban en los roles de planificar, evaluar, controlar y dirigir a los subordinados mediante una supervisión estrecha, los directivos actuales necesitan dirigir a sus colaboradores cultivando las relaciones y creando un clima de apoyo y confianza en sus equipos.
En este contexto, es necesario desarrollar nuevas competencias y nuevos valores que respondan a las nuevas necesidades. En concreto, los directivos deben desarrollar competencias de liderazgo clave a la hora de enfrentarse a cuatro retos fundamentales:
Primer Reto: En la economía del conocimiento, los mercados laborales son muy fluidos y el éxito de muchas empresas reside en su capacidad para atraer y retener el talento. Las competencias de liderazgo esenciales para obtener el compromiso de los empleados son la responsabilidad social, el carisma y la empatía. Estas competencias permiten que los empleados se identifiquen con los valores de la organización y se establezca un vínculo y compromiso afectivo con el líder y su misión.
Segundo Reto: Las nuevas generaciones de empleados llegan con valores más democráticos y altas expectativas de participación y desarrollo en la empresa. El éxito de la compañía reside en la capacidad de adaptar sus culturas a los valores de las nuevas generaciones desarrollando una relación de confianza. El líder con competencias de entendimiento interpersonal y coaching es fundamental para responder a las necesidades y demandas del nuevo ambiente laboral.
Tercer Reto: Los cambios demográficos han aumentado considerablemente la diversidad de nuestras organizaciones, presentando una situación propicia para la innovación y el crecimiento, siempre y cuando se potencien las sinergias entre las diferencias. El éxito organizacional con una fuerza laboral diversa es posible cuando sus líderes muestran competencias de flexibilidad y potencian la colaboración y el trabajo en equipo.
Cuarto Reto: Las nuevas estructuras organizacionales, más planas y flexibles, demandan líderes que construyan y comuniquen una visión estratégica, reduciendo la ambigüedad y facilitando la coordinación de los diferentes equipos. Las competencias de liderazgo esenciales son la visión y la comunicación a través de las redes formales e informales de la organización.
En definitiva, la formación de los directivos actuales es imprescindible para aumentar la competitividad de las empresas en el mercado internacional. Entre los retos más importantes para los formadores y las escuelas de negocios están el de enseñar el valor de las habilidades interpersonales (a veces mas valiosas que el conocimiento técnico) y el de dar participación a sus empleados para poder competir con éxito en un ambiente global donde la creatividad y la capacidad de reacción son la clave del éxito.
Juan Carlos Pastor, Director del Center for Global Leadership, Instituto de Empresa
0 comentarios