Entre el cabezazo de Zidane y consejos para managers
Horacio Elizondo, el árbitro que quedó en la historia por expulsar a Zidane en la final del Mundial estuvo en el Coloquio de IDEA y se animó con unos consejos sobre liderazgo, manejo de grupos y toma de decisiones bajo presión.
En cierta forma, una empresa es como una gran cancha de fútbol. Ambos son terrenos de cooperación y competencia en un ambiente con reglas. Y, en ambos, las habilidades directivas son fundamentales para que el proceso se desarrolle en armonía.
Extendiendo la metáfora hasta sus últimas consecuencias, el comité organizador del 42º Coloquio de IDEA invitó al árbitro Horacio Elizondo a compartir sus experiencias directivas con los 500 empresarios y top managers del auditorio.
A lo largo de una amena conversación moderada por el filósofo Enrique Valiente Noailles fueron surgiendo diversos temas vinculados con el cumplimiento de normas, el liderazgo y el manejo de grupos.
1) Personalidades y estilos de dirección
No es lo mismo dirigir a Enzo Francescoli que a Guillermo Barros Schelotto. Los jugadores tienen distintas personalidades. Entonces, advirtió Elizondo, el árbitro debe dirigirlos de diferentes maneras. Algunos comprenden por las buenas que es mejor adaptarse a las reglas del juego. Otros sólo sienten esta motivación tras una tarjeta amarilla.
2) Toma de decisiones bajo presión
¿Usted cree que los managers toman decisiones bajo presión? Ahora imagine a un árbitro internacional. Fanáticos enfervorizados en las gradas. Millones de dólares en sponsors. Y, en el medio, ese hombrecito de negro que en 90 minutos debe tomar decenas de decisiones mientras corre 15 kilómetros. Un penal mal cobrado puede torcer el rumbo de la historia.
La expulsión de Zidane por su criminal cabezazo sobre Materazzi tuvo todos los condimentos. Final del mundial, estadio lleno, más de mil millones siguiendo las alternativas por televisión. Y, como si fuera poco, el astro francés jugaba su último partido.
¿Cómo soportar semejante presión? Elizondo destacó la importancia de la preparación. El perfeccionamiento continuo y una humildad a prueba de balas son clave para no fallar en los momentos difíciles.
3) La cultura importa
No es lo mismo dirigir un equipo de trabajo en una corporación británica que en una empresa argentina. Y tampoco es lo mismo dirigir un Chelsea-Manchester United que un River-Boca.
Las diferencias culturales importan y se reflejan sobre el verde césped. En Inglaterra, destacó Elizondo, los jugadores son más proclives a respetar las reglas. Allí no se acepta que alguien simule un penal ni que convierta un gol con la mano. En cierta forma, el jugador inglés paradigmático es Gary Lineker, aquel fantástico artillero que nunca vio una tarjeta amarilla en su carrera.
Por el contrario, advirtió Elizondo, el jugador argentino tiende a buscar las formas de eludir las reglas. Por eso, es importante que el árbitro imponga su presencia. El jugador debe sentir que alguien está dirigiendo el partido.
4) Trabajo en equipo
Las diferencias culturales también se manifiestan en la capacidad de trabajar en equipo.
El argentino, acotó Elizondo, es inmensamente creativo y talentoso. Sin embargo, también se caracteriza por un marcado individualismo y la dificultad de colaborar en un proyecto común. En muchos casos, al jugador argentino prefiere ser la figura del partido antes que ver ganar a su equipo.
Finalmente, como cereza del postre para la animada conversación, el público quiso saber si Elizondo aprovechará su popularidad para incursionar en la política. El árbitro admitió haber recibido propuestas pero destacó que lo suyo es la educación. Sin embargo, cerró: "Nunca digas nunca".
En cierta forma, una empresa es como una gran cancha de fútbol. Ambos son terrenos de cooperación y competencia en un ambiente con reglas. Y, en ambos, las habilidades directivas son fundamentales para que el proceso se desarrolle en armonía.
Extendiendo la metáfora hasta sus últimas consecuencias, el comité organizador del 42º Coloquio de IDEA invitó al árbitro Horacio Elizondo a compartir sus experiencias directivas con los 500 empresarios y top managers del auditorio.
A lo largo de una amena conversación moderada por el filósofo Enrique Valiente Noailles fueron surgiendo diversos temas vinculados con el cumplimiento de normas, el liderazgo y el manejo de grupos.
1) Personalidades y estilos de dirección
No es lo mismo dirigir a Enzo Francescoli que a Guillermo Barros Schelotto. Los jugadores tienen distintas personalidades. Entonces, advirtió Elizondo, el árbitro debe dirigirlos de diferentes maneras. Algunos comprenden por las buenas que es mejor adaptarse a las reglas del juego. Otros sólo sienten esta motivación tras una tarjeta amarilla.
2) Toma de decisiones bajo presión
¿Usted cree que los managers toman decisiones bajo presión? Ahora imagine a un árbitro internacional. Fanáticos enfervorizados en las gradas. Millones de dólares en sponsors. Y, en el medio, ese hombrecito de negro que en 90 minutos debe tomar decenas de decisiones mientras corre 15 kilómetros. Un penal mal cobrado puede torcer el rumbo de la historia.
La expulsión de Zidane por su criminal cabezazo sobre Materazzi tuvo todos los condimentos. Final del mundial, estadio lleno, más de mil millones siguiendo las alternativas por televisión. Y, como si fuera poco, el astro francés jugaba su último partido.
¿Cómo soportar semejante presión? Elizondo destacó la importancia de la preparación. El perfeccionamiento continuo y una humildad a prueba de balas son clave para no fallar en los momentos difíciles.
3) La cultura importa
No es lo mismo dirigir un equipo de trabajo en una corporación británica que en una empresa argentina. Y tampoco es lo mismo dirigir un Chelsea-Manchester United que un River-Boca.
Las diferencias culturales importan y se reflejan sobre el verde césped. En Inglaterra, destacó Elizondo, los jugadores son más proclives a respetar las reglas. Allí no se acepta que alguien simule un penal ni que convierta un gol con la mano. En cierta forma, el jugador inglés paradigmático es Gary Lineker, aquel fantástico artillero que nunca vio una tarjeta amarilla en su carrera.
Por el contrario, advirtió Elizondo, el jugador argentino tiende a buscar las formas de eludir las reglas. Por eso, es importante que el árbitro imponga su presencia. El jugador debe sentir que alguien está dirigiendo el partido.
4) Trabajo en equipo
Las diferencias culturales también se manifiestan en la capacidad de trabajar en equipo.
El argentino, acotó Elizondo, es inmensamente creativo y talentoso. Sin embargo, también se caracteriza por un marcado individualismo y la dificultad de colaborar en un proyecto común. En muchos casos, al jugador argentino prefiere ser la figura del partido antes que ver ganar a su equipo.
Finalmente, como cereza del postre para la animada conversación, el público quiso saber si Elizondo aprovechará su popularidad para incursionar en la política. El árbitro admitió haber recibido propuestas pero destacó que lo suyo es la educación. Sin embargo, cerró: "Nunca digas nunca".
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