El valor de la palabra
La importancia de cultivar una cultura de cumplir con los compromisos tiene un impacto relevante en el crecimiento, ya que mejora la confianza entre los inversionistas y transparenta el sistema.
En el mundo financiero local se transan diariamente millones de dólares, miles de millones de pesos en títulos accionarios y una serie de instrumentos financieros, teniendo como único respaldo, al momento de cerrar la transacción, un acuerdo de palabra. Entre el momento del cierre y el momento en que se perfecciona la transacción con la firma de algún documento, suelen producirse variaciones en los valores de mercado que hacen que una de las partes pierda y la otra gane millones de pesos. A pesar de lo anterior, nunca me ha tocado ver que alguien desconozca un acuerdo de palabra. Debe haber pasado más de alguna vez, pero yo no lo he visto. Quizás por eso me sorprendió tiempo atrás escuchar a un entrenador de un equipo de primera división, que habiendo cerrado de palabra con un equipo, tomó la decisión de irse a otro que le ofreció unos pesos más. Me sorprendió, porque él mismo reconocía el hecho; sin embargo, argumentaba que el acuerdo había sido "sólo" de palabra y que no había nada escrito. Con la rapidez que se necesita operar en el mundo financiero no sería factible, y el sistema se trancaría si se incorporara la exigencia que los cierres de negocios se hicieran por escrito.
Lo anterior, que en el mundo financiero es un dato, no me ha tocado verlo igual en otros ámbitos de los negocios. En las relaciones comerciales entre clientes y proveedores, por ejemplo, me toca ver en forma permanente cómo tratan de sacarse ventaja cobrándose cosas que nunca se conversaron, enviando la factura por si pasa, exigiendo notas de crédito si el precio bajó días después que fue cerrado el negocio. He visto cómo muchas empresas han tenido que crear departamentos dedicados exclusivamente a tapar "goles" que les tratan de pasar. También he visto empresas que han dejado de existir porque sus mínimos márgenes no les permitieron cubrir estos cobros no acordados y no tuvieron la fuerza para revertirlos.
Soy un convencido de que Chile sería un país muchísimo más competitivo si elimináramos la cultura del "pasarse de listo". Es inaceptable que en muchas empresas se condene a compradores que aceptan "regalos" de sus proveedores, pero no vean con malos ojos que sus vendedores les hagan un "presente" a sus "clientes". Eso es la inconsecuencia en su máxima expresión.
Si respetamos lo que acordamos de palabra, si no abusamos de la confianza, si cumplimos con aquello que nos comprometimos a hacer, sin duda habremos dado un paso importante en la derrota de la corrupción que tan fuerte está entrando en nuestra sociedad.
"Chile sería un país muchísimo más competitivo si elimináramos la cultura del 'pasarse de listo'".
Pablo Tagle, Gerente de finanzas de Watts
En el mundo financiero local se transan diariamente millones de dólares, miles de millones de pesos en títulos accionarios y una serie de instrumentos financieros, teniendo como único respaldo, al momento de cerrar la transacción, un acuerdo de palabra. Entre el momento del cierre y el momento en que se perfecciona la transacción con la firma de algún documento, suelen producirse variaciones en los valores de mercado que hacen que una de las partes pierda y la otra gane millones de pesos. A pesar de lo anterior, nunca me ha tocado ver que alguien desconozca un acuerdo de palabra. Debe haber pasado más de alguna vez, pero yo no lo he visto. Quizás por eso me sorprendió tiempo atrás escuchar a un entrenador de un equipo de primera división, que habiendo cerrado de palabra con un equipo, tomó la decisión de irse a otro que le ofreció unos pesos más. Me sorprendió, porque él mismo reconocía el hecho; sin embargo, argumentaba que el acuerdo había sido "sólo" de palabra y que no había nada escrito. Con la rapidez que se necesita operar en el mundo financiero no sería factible, y el sistema se trancaría si se incorporara la exigencia que los cierres de negocios se hicieran por escrito.
Lo anterior, que en el mundo financiero es un dato, no me ha tocado verlo igual en otros ámbitos de los negocios. En las relaciones comerciales entre clientes y proveedores, por ejemplo, me toca ver en forma permanente cómo tratan de sacarse ventaja cobrándose cosas que nunca se conversaron, enviando la factura por si pasa, exigiendo notas de crédito si el precio bajó días después que fue cerrado el negocio. He visto cómo muchas empresas han tenido que crear departamentos dedicados exclusivamente a tapar "goles" que les tratan de pasar. También he visto empresas que han dejado de existir porque sus mínimos márgenes no les permitieron cubrir estos cobros no acordados y no tuvieron la fuerza para revertirlos.
Soy un convencido de que Chile sería un país muchísimo más competitivo si elimináramos la cultura del "pasarse de listo". Es inaceptable que en muchas empresas se condene a compradores que aceptan "regalos" de sus proveedores, pero no vean con malos ojos que sus vendedores les hagan un "presente" a sus "clientes". Eso es la inconsecuencia en su máxima expresión.
Si respetamos lo que acordamos de palabra, si no abusamos de la confianza, si cumplimos con aquello que nos comprometimos a hacer, sin duda habremos dado un paso importante en la derrota de la corrupción que tan fuerte está entrando en nuestra sociedad.
"Chile sería un país muchísimo más competitivo si elimináramos la cultura del 'pasarse de listo'".
Pablo Tagle, Gerente de finanzas de Watts
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