Un mandato para el cambio: Ecuador
Rafael Correa ganó las elecciones presidenciales de su país moviéndose hacia el centro. La actual interrogante es: ¿y ahora hacia qué lado se irá? Pocas veces se ha visto a un político subir tan rápido. Hace 19 meses, Rafael Correa era profesor de economía, y después de un período de cuatro meses como ministro de Finanzas se lanzó con una campaña presidencial con una plataforma de cambios rápidos y con un partido improvisado.
Durante meses estuvo en lo más bajo de las encuestas de opinión, pero el 26 de noviembre ganó la Presidencia ecuatoriana: con todos los votos del país escrutados faltando sólo los de los ecuatorianos en el exterior, ganaba por unos notorios 14 puntos porcentuales de diferencia.
Si llega a completar su período de cuatro años en un país que ha hecho caer a tres Presidentes en la década pasada, eso sería tan destacable como su alza.
Correa, quien se llama sí mismo un cristiano de izquierda, comenzó su ascenso posicionándose como la versión ecuatoriana del hombre fuerte de Venezuela, Hugo Chávez, de quien se dice amigo.
Él tentó a Estados Unidos rechazando un acuerdo de libre comercio y prometiendo que cerraría una base norteamericana en Manta, que es usada en los vuelos antinarcóticos.
Deuda externa
También amenazó con dejar de pagar la deuda externa de Ecuador y prometió gastar más de sus ingresos petroleros en los pobres. Por encima de todo, él dijo que sacaría a los tradicionales políticos corruptos del país con la creación de una Asamblea Constituyente que modificaría la actual Constitución.
Después de ser superado por Álvaro Noboa, un magnate de los plátanos, en la primera ronda de votaciones el 15 de octubre, Correa cambió el tono. Lejos se fueron las burlas hacia George W. Bush y una serie de sugerencias sobre la relación con Chávez. La amenaza de default fue repletada de peros y quizás. Correa redobló su promesa de mantener el dólar norteamericano como la moneda de Ecuador, aun cuando él lo detesta.
Noboa, en tanto, ayudó a Correa haciendo una campaña terrible. Su punto más bajo llegó cuando los nombres de los votantes que habían firmado para las 1,2 millones de casas que él prometió fueron encontrados en la basura.
El resultado puede alimentar el crónico conflicto de poderes de Ecuador, ya que Correa no tenía candidatos para el Congreso.
Los partidos tradicionales, como los Social Cristianos, fueron debilitados, pero su lugar ha sido tomado por fuerzas que apenas congenian con Correa, incluyendo a las de Noboa.
Cuando tome su cargo el 15 de enero, Correa planea llamar a referéndum sobre la conveniencia de una Asamblea Constituyente. Sin embargo, su principal tema será reformar las instituciones de Ecuador, por ejemplo, liberando las cortes de la manipulación política y el requerimiento a los partidos para que hagan primarias.
El mismo Congreso será probablemente intimidado para hacer estos cambios. Pero el propósito real de la Asamblea Constituyente es transferir el poder a una nueva generación de políticos. "La obsesión básica es cómo lograr sacar de una forma legítima a los viejos cocodrilos", sostiene Fernando Bustamante, de la Universidad San Francisco de Quito.
Las anteriores confrontaciones entre el Congreso y el Presidente han terminado con este último en el exilio y con un Ejército en actitud vigilante.
Correa "tiene que negociar" con el Congreso, dice Hugo Barber, de Datanálisis, una empresa de encuestas.
En la victoria, Correa ha sonado conciliador. Él niega que quiera disolver el Congreso y ha ofrecido tener conversaciones con Lucio Gutiérrez, un ex Presidente depuesto, cuyo partido será el segundo en importancia en el Congreso.
El compromiso arriesga una provocación de los del ala izquierdista que apoyan a Correa. Pero sí puede usar las dimensiones de su mandato para predicar las virtudes de una asamblea.
El cambio económico se ve como menos presionante que una renovación política.
Ecuador en gran parte ha resistido la agitación política por su adopción del dólar en 2000 y porque los altos precios del petróleo han traído crecimiento y estabilidad.
El nuevo gobierno no tiene ningún deseo de comprometer esto. Planea promover la industria y los trabajos no-petroleros "con equidad y una profunda responsabilidad fiscal", dice Fander Falconi, un asesor de Correa. La inversión privada jugará un "rol fundamental".
Quizás sucede esto. Correa se educó como economista en la Universidad de Lovaina, en Bélgica, y en la Universidad de Illinois, Estados Unidos. Tiene una historia que habla de que prefiere un gasto estatal, el cual ha ido creciendo a un 16% por año desde 2001.
Cambios
Ecuador ha realizado dos veces default en sus deudas en los últimos 25 años, pero ahora podría fácilmente permitirse pagarlas. Correa habla de futuras "reestructuraciones", lo que hizo que el precio de los bonos de Ecuador cayera durante los últimos días.
Correa también dice que el Estado aumentará en forma considerable su participación en el petróleo extraído por las compañías energéticas. Mientras que los precios del petróleo permanezcan boyantes, la heterodoxia económica puede causar pequeños daños visibles. Pero una caída podría llevar a un default de deuda y a una enredada salida desde la dolarización.
Si es que Correa no demuestra ser un Presidente tan astuto como lo fue como candidato, se arriesga a empezar a bajar tan rápido como subió.
Cuando tome su cargo el 15 de enero próximo, Correa planea llamar a referéndum sobre la conveniencia de una Asamblea Constituyente.
The Economist
Durante meses estuvo en lo más bajo de las encuestas de opinión, pero el 26 de noviembre ganó la Presidencia ecuatoriana: con todos los votos del país escrutados faltando sólo los de los ecuatorianos en el exterior, ganaba por unos notorios 14 puntos porcentuales de diferencia.
Si llega a completar su período de cuatro años en un país que ha hecho caer a tres Presidentes en la década pasada, eso sería tan destacable como su alza.
Correa, quien se llama sí mismo un cristiano de izquierda, comenzó su ascenso posicionándose como la versión ecuatoriana del hombre fuerte de Venezuela, Hugo Chávez, de quien se dice amigo.
Él tentó a Estados Unidos rechazando un acuerdo de libre comercio y prometiendo que cerraría una base norteamericana en Manta, que es usada en los vuelos antinarcóticos.
Deuda externa
También amenazó con dejar de pagar la deuda externa de Ecuador y prometió gastar más de sus ingresos petroleros en los pobres. Por encima de todo, él dijo que sacaría a los tradicionales políticos corruptos del país con la creación de una Asamblea Constituyente que modificaría la actual Constitución.
Después de ser superado por Álvaro Noboa, un magnate de los plátanos, en la primera ronda de votaciones el 15 de octubre, Correa cambió el tono. Lejos se fueron las burlas hacia George W. Bush y una serie de sugerencias sobre la relación con Chávez. La amenaza de default fue repletada de peros y quizás. Correa redobló su promesa de mantener el dólar norteamericano como la moneda de Ecuador, aun cuando él lo detesta.
Noboa, en tanto, ayudó a Correa haciendo una campaña terrible. Su punto más bajo llegó cuando los nombres de los votantes que habían firmado para las 1,2 millones de casas que él prometió fueron encontrados en la basura.
El resultado puede alimentar el crónico conflicto de poderes de Ecuador, ya que Correa no tenía candidatos para el Congreso.
Los partidos tradicionales, como los Social Cristianos, fueron debilitados, pero su lugar ha sido tomado por fuerzas que apenas congenian con Correa, incluyendo a las de Noboa.
Cuando tome su cargo el 15 de enero, Correa planea llamar a referéndum sobre la conveniencia de una Asamblea Constituyente. Sin embargo, su principal tema será reformar las instituciones de Ecuador, por ejemplo, liberando las cortes de la manipulación política y el requerimiento a los partidos para que hagan primarias.
El mismo Congreso será probablemente intimidado para hacer estos cambios. Pero el propósito real de la Asamblea Constituyente es transferir el poder a una nueva generación de políticos. "La obsesión básica es cómo lograr sacar de una forma legítima a los viejos cocodrilos", sostiene Fernando Bustamante, de la Universidad San Francisco de Quito.
Las anteriores confrontaciones entre el Congreso y el Presidente han terminado con este último en el exilio y con un Ejército en actitud vigilante.
Correa "tiene que negociar" con el Congreso, dice Hugo Barber, de Datanálisis, una empresa de encuestas.
En la victoria, Correa ha sonado conciliador. Él niega que quiera disolver el Congreso y ha ofrecido tener conversaciones con Lucio Gutiérrez, un ex Presidente depuesto, cuyo partido será el segundo en importancia en el Congreso.
El compromiso arriesga una provocación de los del ala izquierdista que apoyan a Correa. Pero sí puede usar las dimensiones de su mandato para predicar las virtudes de una asamblea.
El cambio económico se ve como menos presionante que una renovación política.
Ecuador en gran parte ha resistido la agitación política por su adopción del dólar en 2000 y porque los altos precios del petróleo han traído crecimiento y estabilidad.
El nuevo gobierno no tiene ningún deseo de comprometer esto. Planea promover la industria y los trabajos no-petroleros "con equidad y una profunda responsabilidad fiscal", dice Fander Falconi, un asesor de Correa. La inversión privada jugará un "rol fundamental".
Quizás sucede esto. Correa se educó como economista en la Universidad de Lovaina, en Bélgica, y en la Universidad de Illinois, Estados Unidos. Tiene una historia que habla de que prefiere un gasto estatal, el cual ha ido creciendo a un 16% por año desde 2001.
Cambios
Ecuador ha realizado dos veces default en sus deudas en los últimos 25 años, pero ahora podría fácilmente permitirse pagarlas. Correa habla de futuras "reestructuraciones", lo que hizo que el precio de los bonos de Ecuador cayera durante los últimos días.
Correa también dice que el Estado aumentará en forma considerable su participación en el petróleo extraído por las compañías energéticas. Mientras que los precios del petróleo permanezcan boyantes, la heterodoxia económica puede causar pequeños daños visibles. Pero una caída podría llevar a un default de deuda y a una enredada salida desde la dolarización.
Si es que Correa no demuestra ser un Presidente tan astuto como lo fue como candidato, se arriesga a empezar a bajar tan rápido como subió.
Cuando tome su cargo el 15 de enero próximo, Correa planea llamar a referéndum sobre la conveniencia de una Asamblea Constituyente.
The Economist
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