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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

Inversionistas no le creen a la FED

La Reserva Federal no solo se enfrenta al comportamiento de la economía de E.U. sino a la desconfianza por la solidez de las cifras del PIB.

Las autoridades de la Reserva Federal, a diferencia de los inversionistas en el mercado de bonos, consideran que la economía estadounidense está en un estado mucho más saludable que a fines de 2000 y comienzos del 2001, cuando la Fed revirtió abruptamente su curso y dio inicio a una serie de recortes en las tasas de interés.

Sin embargo, los esfuerzos del titular del banco central estadounidense, Ben Bernanke, por enviar el mensaje de que las condiciones actuales son distintas a las de 2000 han sido perjudicados por la falta de franqueza observada en 2000.

Se espera que los funcionarios de la Fed, quienes han expresado sus preocupaciones frente a la inflación, mantengan la tasa interbancaria, la tasa de referencia del mercado, en su actual nivel de 5,25% durante su reunión del próximo martes.

El mercado de bonos descuenta una leve probabilidad de que la entidad recorte las tasas la próxima semana y que lo haga en tres oportunidades y haga tres reducciones de un cuarto de punto porcentual cada una durante los próximos 12 meses.

Los mercados anticipan ese escenario debido en parte a que observan situaciones similares a las de 2000. A mediados de ese año, comenzó un desplome de las acciones del sector tecnológico y la inversión, pero la Fed señaló incluso en noviembre que su principal preocupación era la inflación, no el crecimiento. Siete semanas después, en momentos en que los precios bursátiles se derrumbaban y las empresas cancelaban sus planes de inversión, la Fed anunció el primero de un total de 13 recortes de tasas.

Hoy en día los que están cayendo son los precios de las viviendas, en lugar de las acciones, luego de una prolongada racha alcista. Sin embargo, existen pocas señales de que la caída haya afectado al resto de la economía estadounidense.

Las autoridades reconocen que las últimas cifras económicas han sido débiles y se espera que escudriñen minuciosamente el informe de noviembre sobre el empleo, que será publicado hoy. La debilidad en las cifras, sin embargo, no ha sido corroborada por la evidencia anecdótica proveniente de los amplios contactos que la Fed tiene con el sector empresarial.

El último libro beige de la Fed, un resumen de las condiciones económicas en las distintas regiones de EE.UU., concluyó que existe un “crecimiento moderado” y un mercado laboral “ajustado”.

Los funcionarios de la Fed parecen estar satisfechos con el escenario de que la economía experimentará un crecimiento moderado durante los próximos trimestres, para luego repuntar a mediados de 2007. “No creo que las cifras que hemos visto no se ajusten” a esa proyección, dijo el lunes en una entrevista en televisión el presidente del Banco de la Reserva Federal de Chicago, Michael Moskow.

La Fed considera que la contracción en el sector de bienes raíces es la principal amenaza para el crecimiento económico. La debilidad del sector llevó hace dos meses al vicepresidente de la junta de la Fed, Donald Kohn, a manifestar que los riesgos para el crecimiento estaban algo inclinados hacia un deterioro. Desde entonces el descenso en las ventas de viviendas no parece estar afectando a los gastos de los consumidores y las preocupaciones de las autoridades han disminuido.

A fines de 2000, los contactos de la Fed en el sector empresarial comenzaron a mostrar preocupación y el mercado de acciones perdía terreno a medida que proliferaban las advertencias sobre los resultados corporativos. “Todo apuntaba al alza y, de repente, todo empezó a apuntar a la baja”, recuerda Edward Gramlich, quien en aquel entonces era gobernador de la Fed. En la actualidad, “la cuestión clave es si la debilidad del mercado inmobiliario, y ahora la industria automotriz, se traslada al consumo en general, lo que, desde mi perspectiva, no ha ocurrido realmente”.

El desempleo ha sido inferior al esperado y los aumentos salariales se están acelerando. Eso ha limitado el grado de satisfacción que las autoridades de la Fed mostraron tras la moderación reciente en la inflación y la psicología inflacionaria.

Con una tasa del 2,7%, si se excluyen los alimentos y la energía, la inflación aún es superior a la que les gustaría ver al banco. Esa es la razón por la que continúan afirmando que la inflación es su principal preocupación.

No todos están muy convencidos. “A ellos les pagan por preocuparse sobre la inflación, lo que significa que hasta que la desaceleración sea evidente e innegable, se aferrarán a sus pronósticos”, indicó en un reciente informe Ian Shepherdson, economista jefe para Estados Unidos de High Frequency Economics, al destacar la similitud con la situación de fines de 2000.

“La Fed tiene la misión de dar un enfoque positivo a las noticias”, afirma Paul McCulley, economista y gestor de fondos de Pacific Investment Management Co. “Ellos creen que necesitan continuar sonando agresivos (...) para fortalecer sus credenciales antiinflacionarias y además para moderar" la presión sobre los rendimientos de los bonos.

Gramlich, el ex gobernador de la Fed, afirmó que la entidad “ahora está poblada por gente que es muy humilde” acerca de su capacidad para modificar verbalmente la dirección de los mercados. En mayor medida que Greenspan, Bernanke considera que es peligroso que la Fed otorgue una dirección a sus palabras con el fin de producir una reacción particular en el mercado.

De hecho, Bernanke tuvo problemas en abril cuando los mercados interpretaron incorrectamente sus sugerencias sobre hacer una pausa en la campaña de alzas de las tasas de interés, al considerarlas como una señal de complacencia hacia la inflación. Eso sugiere que sus advertencias recientes sobre la inflación deben ser tomadas muy en serio.

POR GREG IP - THE WALL STREET JOURNAL

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