Andrónico Luksic en su entrevista más personal
De visita en Beijing, el empresario recuerda la muerte de su padre y su angustia por no poder llegar al funeral. También habla de sus hijos tras su separación y de sus intereses en la política. En la superpoblada ciudad, Luksic firmó un convenio con la Universidad de Tsinghua para el intercambio de alumnos. Su ojo empresarial le indica que allí está el futuro.
En la capital china, un hijo recuerda la última vez que cruzó miradas con su padre. En agosto del año pasado, Andrónico Luksic Craig fue a despedirse antes de viajar a Indonesia. Andrónico Luksic Abaroa, el patriarca y el forjador de una de las fortunas más grandes de Chile, estaba enfermo. Su primogénito llevaba un block grande y un plumón para comunicarse con él. "Papá, me voy al cerro", escribió. El padre hizo un gesto de desaprobación. "Un gesto que hacía cuando no quería saber nada de un tema", recuerda Luksic. "Mi papá siempre consideró una locura esto de ponerme a subir cerros".
El hijo se despidió y se fue a Indonesia a buscar la cumbre de la Pirámide de Castrensz, la sexta en su carrera por lograr las siete cumbres más altas por continente - las "Seven summits"- , y la meta más ambiciosa que se había planteado desde que conquistó el Everest. Fue la última vez que Andrónico Luksic vio a su padre.
El 18 de agosto, dos horas después de que al otro lado del mundo su hijo conquistara la cumbre que fue a buscar, el patriarca murió. Luksic lo supo al día siguiente, cuando llamó al hotel y se encontró con el mensaje. "Llovía como salvaje. Y empecé a bajar inmediatamente, solo, hasta el campamento base", relata. "Pensaba llegar no solamente al entierro. Pensaba llegar a acompañar a mis hermanos, a abrazar a mi mamá", agrega. "Se hizo todo lo humanamente posible. Pero fue imposible".
No pudo llegar al funeral de su padre.
Ahora que recuerda todo eso, sentado en un salón del hotel St. Regis en Beijing, Luksic piensa que todo fue para mejor. Afuera la oscuridad de la bruma de otoño y el smog de la capital china comienza a dar paso a la oscuridad de la noche. Luksic piensa en el funeral al que no llegó. "Me acuerdo de mi papá bien, en el sentido de la cosa física, de haberle dado un abrazo, de haber recibido un beso", explica. "Me evité ver a mi padre en una situación a la que todos vamos a llegar, por supuesto, pero que en el caso particular de él no me habría gustado presenciar. Me ha tocado ver a amigos muy íntimos, un amigo al que quería mucho, que falleció y tuve que colaborar en la preparación del funeral y todo lo demás. Con mi abuelo también. Prefiero quedarme con la imagen de una persona distinta, y no con esta imagen final que no solamente es triste, sino que es un poco, por lo menos para mí, fuerte".
A su padre nunca le gustó que él subiera "cerros", aunque fueran las montañas más grandes del mundo, por varias cosas, según Luksic, el andinista. "Creo que mi papá, al final, cuando yo llegaba a la cumbre, se sentía re orgulloso. Creo que consideraba que subir un cerro estaba bien, pero seguir con las siete (cumbres), teniendo yo cinco hijos, creo que lo consideraba un poco irresponsable", agrega en atención al riesgo de toda expedición de ese tipo.
En una familia cuya riqueza fue forjada de la minería, por el patriarca, éste encarna el rigor del emprendimiento. Pero la segunda generación vive con condiciones materiales muy distintas. "Mi papá permanentemente nos recordaba que si uno ganaba 100 había que ahorrar 80 y gastar 20. Que esa era la manera en que había que actuar en la vida", cuenta Luksic. "Ahora, efectivamente ya con la segunda o tercera generación es un poco más complicado", concede.
Luksic siente que su padre reservó sus últimos suspiros para su cumbre. "Mi padre me esperó", dice. "Realmente lo siento así".
Beijing es ya una ciudad en la que Luksic se siente en casa, no sólo porque tiene ahí un departamento, no sólo porque cumplió con su proyecto de abrir ahí una oficina de representación del Banco de Chile, no sólo porque es el responsable de que una comitiva de la Universidad Católica encabezada por el rector Pedro Rosso haya firmado esa mañana un convenio de intercambio de los alumnos del MBA con la Universidad de Tsinghua, que materializa un proyecto del empresario para generar mejores vínculos entre chilenos y chinos en el idioma de los negocios.
Beijing es una ciudad en la que hace 20 años su propio padre lideró otra clase de expedición sin llegar a la cumbre, y donde el hijo ha llegado con la determinación de no descansar hasta hacerla.
Su padre siempre hablaba de "India y China", Andrónico Luksic recuerda la frase de su padre: "Cuando India y China despierten, olvídense del precio del cobre". Luksic, el patriarca, se había convencido de que el futuro había que buscarlo en esta parte del globo después de integrar, a mediados de los ochenta, una delegación de empresarios que visitó Beijing invitado por el gobierno chino. De su convicción nació una asociación que lo convertiría en pionero: el primer "joint venture" entre una empresa latinoamericana y organismos estatales chinos. Beijing Santiago Copper Company nació en 1987, de la sociedad de Madeco empresa del grupo Luksic en la que Andrónico hijo era director-, Codelco y el gobierno chino, para fabricar tubos de cobre en una ciudad en la que hasta ese momento las cañerías se hacían de plomo.
Luksic recuerda las visitas a Beijing en esos años. La pista del aeropuerto, dice, era como la antigua pista de Antofagasta: con rellenos de alquitrán entre el cemento que "se escuchaban" durante el aterrizaje: toc, toc, toc, toc. Con un camino de una pista entre el terminal aéreo y la ciudad, donde se veían pocos autos y muchas bicicletas.
"Compramos una fábrica de tubos en Inglaterra, la trasladamos y la montamos en China. A 25 kilómetros de acá", recuerda Luksic, en el centro de Beijing. "Fuimos los primeros en estar acá".
China e India demoraban en despertar. El impulso aperturista del gobierno chino sufrió un retroceso tras la masacre de los estudiantes disidentes en la Plaza Tiananmen en 1989. La sociedad de Madeco y Codelco en China generaba pérdidas, y la privada chilena se preparaba para nuevas inversiones en Latinoamérica. De manera que en 1991 decidieron vender.
"Fui a hablar con Codelco para que nos vendieran su parte en el mismo precio que nos ofrecían los chinos, que era muy poco. Me dijeron: no, pues, Andrónico. Entramos juntos, salgamos juntos. Una pena, porque si nos hubiésemos quedado le habríamos pegado el palo al gato".
Cuando el año pasado volvió a Beijing para una reunión del ABAC, el consejo empresarial de la APEC no fue para hacer negocios, pero se llevó de vuelta la certeza de que retirarse había sido un error. En el aterrizaje, cuando no hubo "toc, toc, toc" que lo saludara y llegó por una amplia autopista a una ciudad donde las grúas de construcción se podían ver y más hoy, con el incentivo de los Juegos Olímpicos de 2008 para donde se mirara.
China había despertado, pero ya era demasiado tarde para ir a vender tubos de cobre; otros ya estaban haciendo el negocio con el boom inmobiliario. Pero sí era tiempo de llegar con una oficina de representación del Banco de Chile a Beijing. Para ayudar a los clientes chilenos a invertir en China y a los inversionistas chinos a invertir en Chile.
Como su padre, Luksic ha estado apuntando al Asia Pacífico desde hace tiempo. No sólo se ha involucrado en la organización y en las organizaciones relativas a la APEC, sino que también ha insistido en su mensaje al resto: Asia es el camino. "No te podría explicar por qué, pero siento que tengo una responsabilidad de tratar de transmitir lo que genuinamente creo que es lo que muchos de nuestros empresarios, sean grandes, medianos y pequeños, y lo que nuestro país debe y está haciendo en términos de política comercial en el Asia Pacífico. De eso soy un convencido".
El mapa lo tiene claro: Sabe que en China hay que ofrecer servicios e iniciativas que promuevan el intercambio. El acuerdo que gestó entre la UC y la Universidad de Tsinghua nace de una iniciativa propia para fomentar esos vínculos entre quienes estarán o podrían estar haciendo negocios entre ambos países en el futuro. Y sabe que en Vietnam donde estuvo acompañando a la Presidenta Bachelet en la cumbre de la APEC hay que ofrecer de todo. En su visita a Hanoi inauguró una oficina de Quiñenco otra empresa del grupo y anunció que la firma auspiciará la visita de 20 pequeños y medianos empresarios chilenos a Vietnam que es "como China hace 25 años", como ha repetido varias veces para que éstos puedan establecer contactos y explorar posibilidades de inversión. "Vietnam es igual que cuando llegamos con Madeco a China. Entonces cómo no vamos a tomar hoy esa oportunidad. Cómo no les voy a decir a los empresarios chilenos que vengan, cuando estoy convencido de que lo que en su momento fue un error, el habernos salido (de China), es lo mismo que puede pasar en Vietnam. Este es el momento para entrar. Y crecer con un país que va a desarrollarse en una forma exponencial, tremenda".
En relación al gobierno de la Presidenta Bachelet, Luksic está optimista. "Estamos viendo a una presidenta que está focalizada en términos de la economía hacia el Asia Pacífico", diagnostica Luksic. "Su gobierno ha tenido un par de problemas serios, como el de la educación y el caso de Chiledeportes, y en este último creo que ella será estricta y dura. Van a sancionar a quien corresponda. Y creo que es importante que así sea", advierte. "Chile ha vivido por muchos años sin conocer la corrupción. La corrupción se escribe igual cuando son dos millones de pesos que cuando son dos millones de dólares. Es la misma palabra".
Luksic apunta al Oriente y quiere contagiar a otros. "Si puedo contribuir a que tomen una decisión, no sabes la satisfacción que me causa. Si sale un negocio, mejor. Ojalá que lo hagan con el Banco de Chile, pero si lo hacen con otro banco, bueno también. ¿Es un desprendimiento tremendo para un empresario, que somos vistos como gente celosa, codiciosa y egoísta? No te quiero decir que aquí llegó el Viejo Pascuero del Polo Norte, pero honestamente, y a lo mejor me estoy poniendo más viejo, cada día me es más gratificante serle útil a mi país".
¿Luksic candidato? No. Por el momento. "¿Si me gustaría tener la posibilidad de contribuir algo desde esa perspectiva? Te diría honestamente que a lo mejor sí, si las cosas se dan. Pero en la vida he aprendido que las cosas a uno se le van dando", contesta. "Hay políticas, hay ideas, más que eso, maneras de enfrentar algunos problemas que son distintas. Y en esa perspectiva creo que a lo mejor el día de mañana podría hacer una contribución. Pero estamos hablando de aquí a mucho tiempo. Créeme".
Nunca le han ofrecido una candidatura, en todo caso. "Tendría que ofrecérmelo un partido que me dé la independencia para hacer las cosas que yo creo. Si ese partido es el A o el Z, no me complica mucho".
"El señor Luksic también es un héroe en su país, porque subió el Everest". David Pan, el director de la Oficina de Desarrollo de Recursos de la Escuela de Negocios de la Universidad de Tsinghua, exageró al presentarlo esta mañana a los estudiantes que asistieron a la firma del convenio. "Te digo que en mi currículum es importante, la gente se sorprende con eso, y me ha ayudado en mis contactos para hacer negocios", admite él. "Es lo primero que me preguntan: ¿Es verdad que usted subió el Everest? Más ahora que me ven gordo", dice riéndose.
¿Cómo se juzga como papá?
Creo que soy un papá que viaja mucho. En ese sentido a lo mejor no he estado ni estoy tanto con mis hijos como me gustaría o como debería estar. Al igual que en mi caso: mi papá también era un hombre que viajaba mucho.
¿Se ha acercado más a ellos después de su separación?
Te diría que efectivamente mi separación me ha acercado un poco más a ellos, en las vacaciones, en los fines de semana. Ellos tienen una gran mamá, que ha suplido en gran parte, y debo decirlo con mucha honestidad, la falta de un padre que viajó mucho y que a lo mejor no le dio el tiempo necesario a nuestros cinco hijos.
Subió el Everest celebrando sus 50 años. Recientemente, otro empresario chileno lo hizo: Nicolás Ibáñez. Luksic cuenta que se encontraron hace poco y hablaron de volver juntos al Everest, esta vez por el lado norte, que es más difícil. "Quedamos de ver. Y yo quedé de adelgazar un poquito más, porque con estos kilos no llego ni al Pochoco".
¿No es esto de subir el Everest una excentricidad de millonario? ¿Como esos "turistas espaciales", magnates que pagan por ser astronautas y mirar la Tierra por fuera? "Sobre qué piense u opine la gente de las cosas que uno hace, no tengo nada que hacer", contesta Luksic. "Lo que sí me importa es saber que subí el Everest porque yo me fijé un desafío personal y para mí fue importante lo que me costó llegar a la cumbre", explica. "Creo que he ayudado a generar un cierto interés por la montaña en Chile y me siento feliz de haber contribuido con eso en un país privilegiado donde tenemos 38 seismiles y 50 cincomiles".
Luksic llegó tarde al andinismo y llegó gracias a una mujer. Una mujer que lo mandó literalmente a la punta del cerro. Su actual pareja, Rocío González, "a ella le escuché hablar del Pochoco. Ahí me interesé por subir". Como en las películas, una cosa llevó a la otra: "Cuando empiezas a subir cerros y llegas a la cumbre, miras alrededor y ves otros cerros más altos. Dices ¿por qué no los subo?"
¿Cómo es ser millonario?
Yo no me siento millonario, me siento muy privilegiado. ¿Qué se siente tener la posibilidad de decir "me quiero ir mañana a China" y poder irse?, ¿qué se siente querer subir el Everest y poder hacerlo? Se siente una gran satisfacción y al mismo tiempo, siento que Dios ha sido muy generoso conmigo y por eso cómo no voy a contribuir, cómo no voy a retribuir. Eso es lo que me anima a trabajar en las fundaciones.
¿Ha jugado al Loto?
Con mi chofer tenemos una asociación, cincuenta y cincuenta, y jugamos de vez en cuando. No sé cómo lo vamos a dividir cuando realmente nos ganemos el Loto. Siempre he tenido la sensación de que me va a decir: "Oiga don Andrónico, no sea fregado, démelo completo a mí".
El lazo con Tsinghua
Luksic quería estrechar vínculos entre estudiantes chilenos y chinos que en un mediano plazo pudiera tener un impacto en las relaciones comerciales de ambos países. Para eso logró contactarse con las autoridades de la Universidad de Tsinghua, una de las más importantes de China, y la más destacada en ingeniería y ciencias exactas (los ganadores del Premio Nobel de Física de 1957 estudiaron ahí). En Chile fue la Universidad Católica la que se comprometió a ser contraparte de Tsinghua.
El resultado del trabajo fue el "Programa de Intercambio Banco de Chile - Andrónico Luksic", que el pasado 21 de noviembre firmó la Tsinghua University School of Economics and Management y la Escuela de Administración de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Como lo estipula su título, en el acuerdo Luksic actúa a nombre propio y a nombre del banco del que es vicepresidente.
El acuerdo estipula que 20 alumnos y profesores del MBA de Tsinghua viajarán a Santiago para participar del programa "Conduciendo negocios en Chile", que contempla clases en la UC y visitas en terreno a las empresas del grupo Luksic. A su vez, 20 alumnos y académicos del MBA de la UC visitarán Beijing, donde participarán en el programa "Conduciendo negocios en China'. Al cabo de tres años, 120 líderes chinos y chilenos se habrán familiarizado con los ambientes de negocios de los respectivos países. El 21 de noviembre Andrónico Luksic y la comitiva de la UC encabezada por el rector Pedro Pablo Rosso fueron recibidos en por el Presidente de Tsinghua University, Gu Binglin, quien agradeció a Luksic la donación filantrópica que hizo posible el convenio. Su tremendo prestigio es un sello importante. A veces se le llama "el MIT de China".
El regreso a Perú y el fin de su demanda
Los problemas de Luksic en Perú después de las denuncias de contaminación de la planta de Lucchetti en Lima, la vinculación con Vladimiro Montecinos y la orden de captura internacional que se dictó en su contra, aún le causa dolores de cabeza al empresario, a pesar de que el juicio fue prescrito en Perú. "Lo que pasó en el caso nuestro se explica por el contexto político de ese momento, muy distinto al de hoy", resume Luksic.
"Nunca fuimos declarados culpables. Aunque igual siento que salimos por la puerta chica, como digo yo, porque fue por la puerta de la prescripción. Y me habría gustado que se comprobara mi inocencia. Porque no hicimos nada malo. Tuvimos la mala suerte de haber sido vinculados a un personaje acusado de muchos casos de corrupción", resume.
"Hoy quedan dos juicios pendientes. Uno de la compañía ante el CIADI en Washington y un juicio personal que tengo en la Comisión de Derechos Humanos por el trato discriminatorio que tuve en algún momento en Perú. Pero yo doy por superado el asunto, por lo que en este último juicio personal, estoy pensando en desistirme.
"No fue grato en lo personal. Estuve seis meses con orden de arresto internacional, y me ha tocado que en dos o tres países me hagan esperar horas, porque es re fácil que te pongan la orden de detención, pero es más difícil cuando llega el fax de Interpol para retirarla. Y en algunos países se demoran.
¿Dónde le ha pasado eso?
Me pasó en Croacia a principios de este año, y un par de horas después se entendió que había un problema administrativo y se solucionó.
¿Volverá a invertir en Perú?
Estamos invirtiendo. En distintos proyectos. Hoy hay un presidente que está con las mejores intenciones. Y tiene a un Perú bullante, con ganas de salir adelante.
Dos Causas, Dos Fundaciones
Dos temas han interesado particularmente a Andrónico Luksic en su trabajo social: la justicia para las familias de menores violados y asesinados y la educación preescolar.
El primero tiene que ver con una experiencia personal: uno de sus hijos era compañero de curso del niño Víctor Zamorano Jones. Luksic creó la Fundación Amparo y Justicia con el propósito de poner a abogados de dedicación exclusiva a trabajar para lograr las condenas más duras posibles para los violadores y asesinos de niños. Entre los casos emblemáticos con los que ha trabajado están el de Elenita Roa en Talcahuano, y el de las víctimas del psicópata de Alto Hospicio. "Ahora nos quedan pocos casos, y uno tiende a pensar que algún tipo de disuasión hemos logrado. Porque los casos, al menos públicos, de violación de menores con causa de muerte, han disminuido en forma importante", comenta Luksic.
El mismo directorio de la fundación, a raíz del debate sobre la educación chilena, decidió crear otro organismo: la Fundación Educacional Oportunidad.
"Queremos hacer una contribución con un claro foco preescolar, porque estamos convencidos de que es ahí donde se inicia la educación de un niño y donde debemos fortalecerla. Esa es la semilla que debemos cuidar para que se convierta en un árbol fuerte y frondoso", dice Luksic.
"Esto responde a un sentido de responsabilidad, de colaboración, en temas donde puedo aportar con recursos y en conjunto con un grupo excepcional de amigos y colaboradores, canalizamos y focalizamos esos recursos donde podemos hacer la diferencia. Ahí yo me sumo al aporte que hacen Ellen Guidera, Ernesto Schiefelbein, el senador José Antonio Gómez, Rodrigo Jordán y Ramón Suárez, entre otros.
POR Francisco Aravena F., DESDE BEIJING, CHINA.
En la capital china, un hijo recuerda la última vez que cruzó miradas con su padre. En agosto del año pasado, Andrónico Luksic Craig fue a despedirse antes de viajar a Indonesia. Andrónico Luksic Abaroa, el patriarca y el forjador de una de las fortunas más grandes de Chile, estaba enfermo. Su primogénito llevaba un block grande y un plumón para comunicarse con él. "Papá, me voy al cerro", escribió. El padre hizo un gesto de desaprobación. "Un gesto que hacía cuando no quería saber nada de un tema", recuerda Luksic. "Mi papá siempre consideró una locura esto de ponerme a subir cerros".
El hijo se despidió y se fue a Indonesia a buscar la cumbre de la Pirámide de Castrensz, la sexta en su carrera por lograr las siete cumbres más altas por continente - las "Seven summits"- , y la meta más ambiciosa que se había planteado desde que conquistó el Everest. Fue la última vez que Andrónico Luksic vio a su padre.
El 18 de agosto, dos horas después de que al otro lado del mundo su hijo conquistara la cumbre que fue a buscar, el patriarca murió. Luksic lo supo al día siguiente, cuando llamó al hotel y se encontró con el mensaje. "Llovía como salvaje. Y empecé a bajar inmediatamente, solo, hasta el campamento base", relata. "Pensaba llegar no solamente al entierro. Pensaba llegar a acompañar a mis hermanos, a abrazar a mi mamá", agrega. "Se hizo todo lo humanamente posible. Pero fue imposible".
No pudo llegar al funeral de su padre.
Ahora que recuerda todo eso, sentado en un salón del hotel St. Regis en Beijing, Luksic piensa que todo fue para mejor. Afuera la oscuridad de la bruma de otoño y el smog de la capital china comienza a dar paso a la oscuridad de la noche. Luksic piensa en el funeral al que no llegó. "Me acuerdo de mi papá bien, en el sentido de la cosa física, de haberle dado un abrazo, de haber recibido un beso", explica. "Me evité ver a mi padre en una situación a la que todos vamos a llegar, por supuesto, pero que en el caso particular de él no me habría gustado presenciar. Me ha tocado ver a amigos muy íntimos, un amigo al que quería mucho, que falleció y tuve que colaborar en la preparación del funeral y todo lo demás. Con mi abuelo también. Prefiero quedarme con la imagen de una persona distinta, y no con esta imagen final que no solamente es triste, sino que es un poco, por lo menos para mí, fuerte".
A su padre nunca le gustó que él subiera "cerros", aunque fueran las montañas más grandes del mundo, por varias cosas, según Luksic, el andinista. "Creo que mi papá, al final, cuando yo llegaba a la cumbre, se sentía re orgulloso. Creo que consideraba que subir un cerro estaba bien, pero seguir con las siete (cumbres), teniendo yo cinco hijos, creo que lo consideraba un poco irresponsable", agrega en atención al riesgo de toda expedición de ese tipo.
En una familia cuya riqueza fue forjada de la minería, por el patriarca, éste encarna el rigor del emprendimiento. Pero la segunda generación vive con condiciones materiales muy distintas. "Mi papá permanentemente nos recordaba que si uno ganaba 100 había que ahorrar 80 y gastar 20. Que esa era la manera en que había que actuar en la vida", cuenta Luksic. "Ahora, efectivamente ya con la segunda o tercera generación es un poco más complicado", concede.
Luksic siente que su padre reservó sus últimos suspiros para su cumbre. "Mi padre me esperó", dice. "Realmente lo siento así".
Beijing es ya una ciudad en la que Luksic se siente en casa, no sólo porque tiene ahí un departamento, no sólo porque cumplió con su proyecto de abrir ahí una oficina de representación del Banco de Chile, no sólo porque es el responsable de que una comitiva de la Universidad Católica encabezada por el rector Pedro Rosso haya firmado esa mañana un convenio de intercambio de los alumnos del MBA con la Universidad de Tsinghua, que materializa un proyecto del empresario para generar mejores vínculos entre chilenos y chinos en el idioma de los negocios.
Beijing es una ciudad en la que hace 20 años su propio padre lideró otra clase de expedición sin llegar a la cumbre, y donde el hijo ha llegado con la determinación de no descansar hasta hacerla.
Su padre siempre hablaba de "India y China", Andrónico Luksic recuerda la frase de su padre: "Cuando India y China despierten, olvídense del precio del cobre". Luksic, el patriarca, se había convencido de que el futuro había que buscarlo en esta parte del globo después de integrar, a mediados de los ochenta, una delegación de empresarios que visitó Beijing invitado por el gobierno chino. De su convicción nació una asociación que lo convertiría en pionero: el primer "joint venture" entre una empresa latinoamericana y organismos estatales chinos. Beijing Santiago Copper Company nació en 1987, de la sociedad de Madeco empresa del grupo Luksic en la que Andrónico hijo era director-, Codelco y el gobierno chino, para fabricar tubos de cobre en una ciudad en la que hasta ese momento las cañerías se hacían de plomo.
Luksic recuerda las visitas a Beijing en esos años. La pista del aeropuerto, dice, era como la antigua pista de Antofagasta: con rellenos de alquitrán entre el cemento que "se escuchaban" durante el aterrizaje: toc, toc, toc, toc. Con un camino de una pista entre el terminal aéreo y la ciudad, donde se veían pocos autos y muchas bicicletas.
"Compramos una fábrica de tubos en Inglaterra, la trasladamos y la montamos en China. A 25 kilómetros de acá", recuerda Luksic, en el centro de Beijing. "Fuimos los primeros en estar acá".
China e India demoraban en despertar. El impulso aperturista del gobierno chino sufrió un retroceso tras la masacre de los estudiantes disidentes en la Plaza Tiananmen en 1989. La sociedad de Madeco y Codelco en China generaba pérdidas, y la privada chilena se preparaba para nuevas inversiones en Latinoamérica. De manera que en 1991 decidieron vender.
"Fui a hablar con Codelco para que nos vendieran su parte en el mismo precio que nos ofrecían los chinos, que era muy poco. Me dijeron: no, pues, Andrónico. Entramos juntos, salgamos juntos. Una pena, porque si nos hubiésemos quedado le habríamos pegado el palo al gato".
Cuando el año pasado volvió a Beijing para una reunión del ABAC, el consejo empresarial de la APEC no fue para hacer negocios, pero se llevó de vuelta la certeza de que retirarse había sido un error. En el aterrizaje, cuando no hubo "toc, toc, toc" que lo saludara y llegó por una amplia autopista a una ciudad donde las grúas de construcción se podían ver y más hoy, con el incentivo de los Juegos Olímpicos de 2008 para donde se mirara.
China había despertado, pero ya era demasiado tarde para ir a vender tubos de cobre; otros ya estaban haciendo el negocio con el boom inmobiliario. Pero sí era tiempo de llegar con una oficina de representación del Banco de Chile a Beijing. Para ayudar a los clientes chilenos a invertir en China y a los inversionistas chinos a invertir en Chile.
Como su padre, Luksic ha estado apuntando al Asia Pacífico desde hace tiempo. No sólo se ha involucrado en la organización y en las organizaciones relativas a la APEC, sino que también ha insistido en su mensaje al resto: Asia es el camino. "No te podría explicar por qué, pero siento que tengo una responsabilidad de tratar de transmitir lo que genuinamente creo que es lo que muchos de nuestros empresarios, sean grandes, medianos y pequeños, y lo que nuestro país debe y está haciendo en términos de política comercial en el Asia Pacífico. De eso soy un convencido".
El mapa lo tiene claro: Sabe que en China hay que ofrecer servicios e iniciativas que promuevan el intercambio. El acuerdo que gestó entre la UC y la Universidad de Tsinghua nace de una iniciativa propia para fomentar esos vínculos entre quienes estarán o podrían estar haciendo negocios entre ambos países en el futuro. Y sabe que en Vietnam donde estuvo acompañando a la Presidenta Bachelet en la cumbre de la APEC hay que ofrecer de todo. En su visita a Hanoi inauguró una oficina de Quiñenco otra empresa del grupo y anunció que la firma auspiciará la visita de 20 pequeños y medianos empresarios chilenos a Vietnam que es "como China hace 25 años", como ha repetido varias veces para que éstos puedan establecer contactos y explorar posibilidades de inversión. "Vietnam es igual que cuando llegamos con Madeco a China. Entonces cómo no vamos a tomar hoy esa oportunidad. Cómo no les voy a decir a los empresarios chilenos que vengan, cuando estoy convencido de que lo que en su momento fue un error, el habernos salido (de China), es lo mismo que puede pasar en Vietnam. Este es el momento para entrar. Y crecer con un país que va a desarrollarse en una forma exponencial, tremenda".
En relación al gobierno de la Presidenta Bachelet, Luksic está optimista. "Estamos viendo a una presidenta que está focalizada en términos de la economía hacia el Asia Pacífico", diagnostica Luksic. "Su gobierno ha tenido un par de problemas serios, como el de la educación y el caso de Chiledeportes, y en este último creo que ella será estricta y dura. Van a sancionar a quien corresponda. Y creo que es importante que así sea", advierte. "Chile ha vivido por muchos años sin conocer la corrupción. La corrupción se escribe igual cuando son dos millones de pesos que cuando son dos millones de dólares. Es la misma palabra".
Luksic apunta al Oriente y quiere contagiar a otros. "Si puedo contribuir a que tomen una decisión, no sabes la satisfacción que me causa. Si sale un negocio, mejor. Ojalá que lo hagan con el Banco de Chile, pero si lo hacen con otro banco, bueno también. ¿Es un desprendimiento tremendo para un empresario, que somos vistos como gente celosa, codiciosa y egoísta? No te quiero decir que aquí llegó el Viejo Pascuero del Polo Norte, pero honestamente, y a lo mejor me estoy poniendo más viejo, cada día me es más gratificante serle útil a mi país".
¿Luksic candidato? No. Por el momento. "¿Si me gustaría tener la posibilidad de contribuir algo desde esa perspectiva? Te diría honestamente que a lo mejor sí, si las cosas se dan. Pero en la vida he aprendido que las cosas a uno se le van dando", contesta. "Hay políticas, hay ideas, más que eso, maneras de enfrentar algunos problemas que son distintas. Y en esa perspectiva creo que a lo mejor el día de mañana podría hacer una contribución. Pero estamos hablando de aquí a mucho tiempo. Créeme".
Nunca le han ofrecido una candidatura, en todo caso. "Tendría que ofrecérmelo un partido que me dé la independencia para hacer las cosas que yo creo. Si ese partido es el A o el Z, no me complica mucho".
"El señor Luksic también es un héroe en su país, porque subió el Everest". David Pan, el director de la Oficina de Desarrollo de Recursos de la Escuela de Negocios de la Universidad de Tsinghua, exageró al presentarlo esta mañana a los estudiantes que asistieron a la firma del convenio. "Te digo que en mi currículum es importante, la gente se sorprende con eso, y me ha ayudado en mis contactos para hacer negocios", admite él. "Es lo primero que me preguntan: ¿Es verdad que usted subió el Everest? Más ahora que me ven gordo", dice riéndose.
¿Cómo se juzga como papá?
Creo que soy un papá que viaja mucho. En ese sentido a lo mejor no he estado ni estoy tanto con mis hijos como me gustaría o como debería estar. Al igual que en mi caso: mi papá también era un hombre que viajaba mucho.
¿Se ha acercado más a ellos después de su separación?
Te diría que efectivamente mi separación me ha acercado un poco más a ellos, en las vacaciones, en los fines de semana. Ellos tienen una gran mamá, que ha suplido en gran parte, y debo decirlo con mucha honestidad, la falta de un padre que viajó mucho y que a lo mejor no le dio el tiempo necesario a nuestros cinco hijos.
Subió el Everest celebrando sus 50 años. Recientemente, otro empresario chileno lo hizo: Nicolás Ibáñez. Luksic cuenta que se encontraron hace poco y hablaron de volver juntos al Everest, esta vez por el lado norte, que es más difícil. "Quedamos de ver. Y yo quedé de adelgazar un poquito más, porque con estos kilos no llego ni al Pochoco".
¿No es esto de subir el Everest una excentricidad de millonario? ¿Como esos "turistas espaciales", magnates que pagan por ser astronautas y mirar la Tierra por fuera? "Sobre qué piense u opine la gente de las cosas que uno hace, no tengo nada que hacer", contesta Luksic. "Lo que sí me importa es saber que subí el Everest porque yo me fijé un desafío personal y para mí fue importante lo que me costó llegar a la cumbre", explica. "Creo que he ayudado a generar un cierto interés por la montaña en Chile y me siento feliz de haber contribuido con eso en un país privilegiado donde tenemos 38 seismiles y 50 cincomiles".
Luksic llegó tarde al andinismo y llegó gracias a una mujer. Una mujer que lo mandó literalmente a la punta del cerro. Su actual pareja, Rocío González, "a ella le escuché hablar del Pochoco. Ahí me interesé por subir". Como en las películas, una cosa llevó a la otra: "Cuando empiezas a subir cerros y llegas a la cumbre, miras alrededor y ves otros cerros más altos. Dices ¿por qué no los subo?"
¿Cómo es ser millonario?
Yo no me siento millonario, me siento muy privilegiado. ¿Qué se siente tener la posibilidad de decir "me quiero ir mañana a China" y poder irse?, ¿qué se siente querer subir el Everest y poder hacerlo? Se siente una gran satisfacción y al mismo tiempo, siento que Dios ha sido muy generoso conmigo y por eso cómo no voy a contribuir, cómo no voy a retribuir. Eso es lo que me anima a trabajar en las fundaciones.
¿Ha jugado al Loto?
Con mi chofer tenemos una asociación, cincuenta y cincuenta, y jugamos de vez en cuando. No sé cómo lo vamos a dividir cuando realmente nos ganemos el Loto. Siempre he tenido la sensación de que me va a decir: "Oiga don Andrónico, no sea fregado, démelo completo a mí".
El lazo con Tsinghua
Luksic quería estrechar vínculos entre estudiantes chilenos y chinos que en un mediano plazo pudiera tener un impacto en las relaciones comerciales de ambos países. Para eso logró contactarse con las autoridades de la Universidad de Tsinghua, una de las más importantes de China, y la más destacada en ingeniería y ciencias exactas (los ganadores del Premio Nobel de Física de 1957 estudiaron ahí). En Chile fue la Universidad Católica la que se comprometió a ser contraparte de Tsinghua.
El resultado del trabajo fue el "Programa de Intercambio Banco de Chile - Andrónico Luksic", que el pasado 21 de noviembre firmó la Tsinghua University School of Economics and Management y la Escuela de Administración de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Como lo estipula su título, en el acuerdo Luksic actúa a nombre propio y a nombre del banco del que es vicepresidente.
El acuerdo estipula que 20 alumnos y profesores del MBA de Tsinghua viajarán a Santiago para participar del programa "Conduciendo negocios en Chile", que contempla clases en la UC y visitas en terreno a las empresas del grupo Luksic. A su vez, 20 alumnos y académicos del MBA de la UC visitarán Beijing, donde participarán en el programa "Conduciendo negocios en China'. Al cabo de tres años, 120 líderes chinos y chilenos se habrán familiarizado con los ambientes de negocios de los respectivos países. El 21 de noviembre Andrónico Luksic y la comitiva de la UC encabezada por el rector Pedro Pablo Rosso fueron recibidos en por el Presidente de Tsinghua University, Gu Binglin, quien agradeció a Luksic la donación filantrópica que hizo posible el convenio. Su tremendo prestigio es un sello importante. A veces se le llama "el MIT de China".
El regreso a Perú y el fin de su demanda
Los problemas de Luksic en Perú después de las denuncias de contaminación de la planta de Lucchetti en Lima, la vinculación con Vladimiro Montecinos y la orden de captura internacional que se dictó en su contra, aún le causa dolores de cabeza al empresario, a pesar de que el juicio fue prescrito en Perú. "Lo que pasó en el caso nuestro se explica por el contexto político de ese momento, muy distinto al de hoy", resume Luksic.
"Nunca fuimos declarados culpables. Aunque igual siento que salimos por la puerta chica, como digo yo, porque fue por la puerta de la prescripción. Y me habría gustado que se comprobara mi inocencia. Porque no hicimos nada malo. Tuvimos la mala suerte de haber sido vinculados a un personaje acusado de muchos casos de corrupción", resume.
"Hoy quedan dos juicios pendientes. Uno de la compañía ante el CIADI en Washington y un juicio personal que tengo en la Comisión de Derechos Humanos por el trato discriminatorio que tuve en algún momento en Perú. Pero yo doy por superado el asunto, por lo que en este último juicio personal, estoy pensando en desistirme.
"No fue grato en lo personal. Estuve seis meses con orden de arresto internacional, y me ha tocado que en dos o tres países me hagan esperar horas, porque es re fácil que te pongan la orden de detención, pero es más difícil cuando llega el fax de Interpol para retirarla. Y en algunos países se demoran.
¿Dónde le ha pasado eso?
Me pasó en Croacia a principios de este año, y un par de horas después se entendió que había un problema administrativo y se solucionó.
¿Volverá a invertir en Perú?
Estamos invirtiendo. En distintos proyectos. Hoy hay un presidente que está con las mejores intenciones. Y tiene a un Perú bullante, con ganas de salir adelante.
Dos Causas, Dos Fundaciones
Dos temas han interesado particularmente a Andrónico Luksic en su trabajo social: la justicia para las familias de menores violados y asesinados y la educación preescolar.
El primero tiene que ver con una experiencia personal: uno de sus hijos era compañero de curso del niño Víctor Zamorano Jones. Luksic creó la Fundación Amparo y Justicia con el propósito de poner a abogados de dedicación exclusiva a trabajar para lograr las condenas más duras posibles para los violadores y asesinos de niños. Entre los casos emblemáticos con los que ha trabajado están el de Elenita Roa en Talcahuano, y el de las víctimas del psicópata de Alto Hospicio. "Ahora nos quedan pocos casos, y uno tiende a pensar que algún tipo de disuasión hemos logrado. Porque los casos, al menos públicos, de violación de menores con causa de muerte, han disminuido en forma importante", comenta Luksic.
El mismo directorio de la fundación, a raíz del debate sobre la educación chilena, decidió crear otro organismo: la Fundación Educacional Oportunidad.
"Queremos hacer una contribución con un claro foco preescolar, porque estamos convencidos de que es ahí donde se inicia la educación de un niño y donde debemos fortalecerla. Esa es la semilla que debemos cuidar para que se convierta en un árbol fuerte y frondoso", dice Luksic.
"Esto responde a un sentido de responsabilidad, de colaboración, en temas donde puedo aportar con recursos y en conjunto con un grupo excepcional de amigos y colaboradores, canalizamos y focalizamos esos recursos donde podemos hacer la diferencia. Ahí yo me sumo al aporte que hacen Ellen Guidera, Ernesto Schiefelbein, el senador José Antonio Gómez, Rodrigo Jordán y Ramón Suárez, entre otros.
POR Francisco Aravena F., DESDE BEIJING, CHINA.
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