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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

Intensificación a medida

Federico Roveda pasó de tener un campo de cría e invernada pastoril a otro en el que la agricultura apuntala el negocio ganadero.

La incorporación de conocimientos y tecnología en la empresa agropecuaria, permite redescubrir el potencial productivo del ambiente. Así, de la mano de la siembra directa, la zonificación del campo, la intensificación de la agricultura y ganadería, Federico Roveda se encontró con un nuevo horizonte productivo.

Este productor pasó en un par de años, de un campo netamente de cría e invernada pastoril, a otro donde la agricultura de alta tecnología permitió apuntalar la ganadería y mejorar la ecuación.

Y todo quedó evidenciado en la jornada a campo que el jueves 7 de diciembre se desarrolló en su campo, organizado por la Regional Coronel Suárez de AAPRESID, de la cual es miembro.

Roveda conduce el establecimiento familiar San Antonio, ubicado en Coronel Suárez y Pedro Luro, en el sudoeste bonaerense, reuniendo en conjunto unas 12000 hectáreas. Pero el foco de transformación de la empresa giró en torno a la estancia San Pedro, un campo de 2000 hectáreas en cual actualmente conviven agricultura, ganadería de cría y feedlot.

Todas actividades que —en un contexto ambiental complicado— se articulan y sinergizan, aprovechando hasta último rincón del campo. (ver Bajos, toscas y...).

"La clave de nuestro manejo pasa por asignar cada hectárea a la actividad que mejor se adapte", disparó Federico. Actualmente, la agricultura ocupa el 60% de la superficie, mientras que la ganadería se concentra en 380 hectáreas de pasturas y 467 de lomas con tosca y bajos anegables.

Eso sí, "en la rotación agrícola incluimos verdeos y los rastrojos de gruesa se pastorean con las vacas de cría", destacó enfático Roveda.

Pero hagamos un poco de historia. Todo comenzó hace ocho años, cuando los Roveda incorporan el riego "para escaparle a la erraticidad de las lluvias", comentó Federico. Sin embargo, todo se hacía en convencional y el riego, en este contexto, aportaba poco.

Tres años más tarde, comienzan las experiencias en siembra directa, lo cual permitió mejorar la eficiencia de uso del agua y dar el salto productivo. ¿La consecuencia?: subieron los rindes, se intensificó la rotación de cultivos (con doble cultivo e intersiembras) y se ganaron hectáreas agrícolas.

Ello permitió, crecer en la producción de maíz, lo cual impactó positivamente en la ganadería, que incorporó más animales tornándose más productiva, eficiente y rentable.

Actualmente, el manejo agrícola consta de dos esquemas de rotación. Bajo riego la secuencia incluye maíz — soja — trigo— soja o maíz de segunda. En tanto que en secano, el 50% de la superficie va a trigo (como único cultivo), y la otra mitad se distribuye entre soja y girasol; incluyendo verdeos en los baches invernales.

Este esquema se complementa con tres estrategias de fertilización nitrogenada, las cuales responden a la posición en el relieve del lote. "Por ahora, la fertilización es variable por identificación de ambientes; pero el próximo objetivo es pasar a una dosificación variable en función a información más precisa", destacó Federico.

La estancia San Pedro cuenta con 10 equipos " siete pivotes centrales y tres cañones" los cuales se utilizan prácticamente todo el año. "Comenzamos a regar los verdeos de avena y de ahí pasamos a los trigos en pre—emergencia, para asegurar su implantación", destacó Roveda.

El trigo se riega hasta principios de diciembre, cuando es el turno del maíz de primera, que por entonces está en seis hojas. El maíz se riega hasta grano lechoso, asegurando así un alto potencial de rinde.

Posteriormente es el turno de la soja de primera, "que en algunos años recibe el agua un poco tarde, ya que se prioriza el maíz", agregó Federico.

Finalmente, es el turno del maíz de segunda; el cual se destina preferentemente a la confección silaje de planta entera, para el feedlot. De esta forma, todo el maíz de primera se destina a producción de grano aprovechando su potencialidad productiva.

Otra de las innovaciones en agricultura es la intersiembra de trigo con cultivos estivales. Específicamente, cuando el trigo está en etapas avanzadas de desarrollo se intersiembra soja de segunda. Para ello, "es necesario haber dejado líneas de trigo sin sembrar, las cuales posteriormente se siembran con soja de segunda utilizando la misma sembradora de granos finos especialmente adaptada para este fin", agregó Federico.

El objetivo buscado es adelantar la siembra de la soja, respecto a lo que sería una soja de segunda, ganando rendimiento potencial. Este esquema "es factible gracias al riesgo, que asegura humedad de siembra cuando uno lo necesita", agregó.

En la última campaña, Roveda se planteó evaluar al maíz como alternativa estival de intersiembra. "El principal desafío es ajustar la fecha de siembra, para que al momento de la cosecha del trigo, el maíz no tenga gran desarrollo", comentó.

Para ello, implantaron un ensayo con dos fechas de intersiembra de maíz. Toda esta movida de intensificación agrícola, llevó a reubicar las 700 vacas de cría en los bajos y las lomas con tosca, ambos ambientes de baja productividad. A lo que hay que su mar, el espacio destinado al feedlot "que nos permite albergar hasta 14.000 animales en simultáneo", destacó Roveda.

Esta capacidad instalada es cubierta entre "terneros de producción propia —de este y otro campo— terneros comprados, y el servicio de hotelería a terneros de terceros", remarcó.

La hotelería consiste en engordar animales de otros productores zonales, "cobrando el servicio en función a los kilogramos de ganancia de los animales", concluyó Federico.

Para Roveda la clave pasa por ajustar la tecnología y el manejo a cada ambiente. Buscando las sinergias entre las diferentes actividades. Los asistentes a la jornada organizada por la Regional Coronel Suárez de AAPRESID, fueron testigos.

Bajos, tosca y lomas

El establecimiento San Pedro, que conduce Federico Roveda, se encuentra ubicado en el partido de Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires, a 12 kilómetros de la ciudad cabecera del partido.

El establecimiento posee una superficie total de 2.000 hectáreas, ubicadas en un área de relieve bastante llano, con una pendiente general que es del orden del uno por ciento.

El establecimiento posee un sector central con varias lomadas extendidas y con afloramientos de tosca en la superficie, que limitan su potencial productivo.

Además, en los sectores bajos suelen encontrarse suelos con horizontes sub—superficiales, no muy profundos, arcillosos, compactos, poco permeables que restringen el crecimiento de los cultivos.

En ambos ambientes se concentra la ganadería de cría.

Sin embargo, en los sectores de media loma hay suelos profundos, que combinados con la tecnología de riego y un manejo criterioso de rotación de cultivos y fertilización en siembra directa, permiten obtener elevados los rendimientos de los granos.

Claves del maíz de segunda

Una de las claves para intensificar la ganadería en San Pedro es incluir en la secuencia de cultivos al maíz de segunda, ya que "lo destinamos para la confección de silaje de planta entera para alimentación de los animales del feedlot", destacó Federico Roveda.

Federico prefiere maíces RR de ciclo corto, que se siembran a fines de diciembre, ni bien se cosecha el trigo. El manejo de malezas lo realiza a base de glifosato, "convirtiéndose el RR en la tecnología clave para este cultivo", destacó. Generalmente, lo siembra a 70 centímetros entre hileras, por disponibilidad de sembradora, "pero nos hemos propuesta achicar distancias", enfatizó. Para ello, comenzaron a evaluar siembras a 35 centímetros entre líneas, haciendo doble pasada con la sembradora a 70. Se fertiliza con nitrógeno a la siembra y "solo se repasa si el año viene favorable", enfatizó.

Con un manejo como el descripto, el maíz corta su desarrollo con la primera helada; que ocurre normalmente a fines de marzo. Por entonces, realizan el picado de planta entera y la confección del silaje.

Santiago Lorenzatti. Especial para Clarín

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