Petróleo y gas: en Argentina la ola viene del mar
La baja en la producción de hidrocarburos en tierra, impulsa la exploración en el mar. ¿Será exitosa? Quiénes lo hacen y cuánto cuesta.
Los geólogos se parecen a los economistas. Primero porque confían en sus modelos. Segundo porque lo suyo también es vender optimismo de vez en cuando. Como ahora, cuando los gurúes de los suelos creen que debajo del Mar Argentino queda petróleo por descubrir.
Pero, a diferencia de muchos economistas, con los pies sobre la tierra, los geólogos prefieren pintar el panorama tal cuál es: difícilmente se encuentre en el fondo del mar algo como Loma de la Lata, uno de los yacimientos gigantes de hidrocarburos de América del Sur. Pero sí hay muy buenas chances de encontrar reservorios como para atenuar la tendencia declinante que se da en la producción de petróleo en tierra firme. Todo depende de cuánto se explore. Es decir, de cuánto dinero se disponga para explorar.
Las firmas que se asociaron a Enarsa (una obligación de la ley) para desarrollar sus proyectos en offshore son Repsol, Enap Sipetrol, Petrobras y Petrouruguay. Las dos primeras ya venían realizando tareas de exploración en el Mar Argentino por su cuenta, mientras que la brasileña comenzará en 2007.
Quienes sí ya están explotando hidrocarburos (petróleo y gas) frente a las costas argentinas son Enap Sipetrol y la francesa Total Austral. Ambas lo hacen desde hace más de una década frente a las costas de Tierra del Fuego. En Repsol y Enap dicen que ya superaron la fase de exploración. Que los estudios sísmicos han dado resultados positivos y por lo tanto hay luz verde para pasar a la siguiente etapa: perforación.
Pero los tiempos son largos. Los técnicos explican que a cuestiones exógenas como el clima meteorológico, hay que agregarle la situación del boom que vive hoy el petróleo offshore en todo el mundo. La demanda de equipos de perforación es muy alta y esto produce demoras en las entregas. Tanto, que podría pasar un año hasta que uno de esos equipamientos superespecializados venga a la Argentina porque hay muy poca oferta mundial disponible.
Desde el Gobierno hasta ahora hubo más anuncios que otra cosa. Y desde las empresas los montos invertidos todavía no son significativos en términos de los que maneja habitualmente la industria petrolera mundial. Se calcula, eso sí, que irán creciendo en los próximos dos años.
Riesgoso, pero rentable
Existen pocas actividades más riesgosas en el mundo de los negocios que buscar hidrocarburos debajo del mar. Hasta que no se hace la perforación no se sabe exactamente qué habrá allí abajo. Y para colmo antes de hacer una perforación se requieren cuatro años previos de estudio del área y del terreno.
Los números del offshore son astronómicos. Un estudio de sísmica está en unos 20 millones dólares. Perforar sale otros 40 millones. Construir una plataforma no menos de 80 millones de dólares. Mantener un equipo de trabajo extrayendo el crudo puede llegar a costar un millón de dólares diarios.
Proyectando todos estos números a futuro y teniendo en cuenta que siempre se perfora más de un pozo, la ecuación se hace millonaria. Pero la recompensa es grande y por ello las empresas arriesgan.
En el Gobierno no quiere saber nada con escuchar la máxima que repiten los gurúes del petróleo: la Argentina se convertiría en importador neto de crudo en unos tres años. Por eso, desde la Casa Rosada quieren ver a las petroleras comprometiendo inversiones para revertir esa tendencia en el mediano plazo. Por eso, dada la necesidad de incrementar las reservas hidrocarburíferas del país por la vía de la exploración y teniendo en cuenta las limitaciones que le impone la ley a las empresas para hacerlo en tierra firme (la "tierra" es provincial), una de las opciones más promisorias que exhibe la Argentina es buscar gas y petróleo en la plataforma continental, un territorio muy poco explorado, y nacional.
El crudo que se extrae del mar en la Argentina representa 2,5% del total de la producción local de petróleo. En Brasil llega al 80%.
Petrobras invirtió fuerte a la exploración offshore en su momento. La economía más grande de América del Sur tiene el récord mundial de exploración en aguas de profundidad y ha inventado muchas técnicas que hoy se utilizan y son reconocidas en el mundo entero.
Enarsa, la empresa estatal argentina, en cambio, va por otro camino. A principios de año se dieron a conocer una serie de acuerdos donde un conjunto de firmas internacionales, en consorcio con Enarsa, anunciaron que realizarían tareas de exploración en tres cuencas: Colorado Marina, Golfo San Jorge y Austral-Malvinas. Las empresas extranjeras aportan el capital, el know how y asumen todos los costos. La firma argentina cede el territorio sin poner capital en riesgo.
Ahora, ¿qué sucede en caso que se descubra petróleo?, ¿cómo devuelve Enarsa el dinero invertido por sus socios? Con un porcentaje de la producción que se explote. ¿Y qué pasa si las empresas no descubren nada después de invertir millones de dólares? Pierden todo. Las firmas invierten "a riesgo" y si no se encuentra nada, Enarsa no habrá perdido un centavo.
Pero perforar un pozo no es tan sencillo. Hay que tener una idea bastante acabada del lugar. El área donde más avances hubo es en el Mar Argentino, y donde más rápido podría llegar a encontrarse nuevas reservas de petróleo, se ubica frente las costas de Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Allí opera la empresa chilena Enap Sipetrol en asociación con Repsol y Enarsa. Los tres participan con el 33,3% en el proyecto. Hasta el momento se llevan invertidos en exploración unos 20 millones de dólares. Pero si hay éxito en la perforación y en los pasos siguientes, habrán invertido en total unos 300 millones.
Enarsa deberá devolver esa suma con la producción de los hidrocarburos que de allí se exploten. Esta fórmula es la que se utiliza en muchos países. "Es algo usual en la industria", dice Salvador Harambour, gerente general de Enap Sipetrol.
Frente a la Rambla
La otra zona que se explorará está a unos 250 kilómetros de Mar del Plata. Se llama Cuenca Colorado Marina y allí se harán trabajos en aguas de hasta 3.000 metros de profundidad. Estará trabajando un consorcio integrado principalmente por Petrobras y Repsol, pero con distintas participaciones que se reparten en cuatro zonas dentro de esa misma cuenca.
La zona ya fue explorada hace una década atrás. Pero no hubo éxito. En febrero de 1997 un proyecto de Shell (que era operador), junto a YPF y AGIP, se cayó cuando se perforó un pozo que resultó estar seco.
¿Por qué invierten dinero en un área donde a 100 kilómetros no se encontró nada?, le preguntó Clarín al director de Exploración y Producción de Petrobras, Carlos Alberto Pereira de Oliveira.
Tenemos la información que el área que estamos explorando ahora no tiene nada que ver con aquel suelo. Vemos potencial en la Argentina para el offshore.
Según los entendidos los malos antecedentes en este negocio no siempre cuentan. En otra oportunidad Shell perdió unos 300 millones de dólares en la exploración y perforación de un pozo cercano a Tierra del Fuego. También resultó seco y lo tuvo que cerrar. Pero al poco tiempo, y muy cerca de allí, Total Austral encontró los yacimientos Carinas y Aries que tienen el 8% de las reservas de gas del país.
En Enap Sipetrol, por ejemplo, reconocen que los estudios realizados en la zona sujeta al acuerdo con Enarsa y Repsol han sido satisfactorios. "De todas formas no queremos generar falsas expectativas explica Harambour existe un 30% de posibilidades de éxito y el resto de fracaso. Es una apuesta informada pero una apuesta al fin. En el mejor de los casos no va a estar en producción antes de 2011 o 2012".
Creen que es posible que allí se encuentre más gas que petróleo. Pero si bien no se espera algo gigante, se calcula que será lo suficientemente relevante como para ser explotado. A veces sucede que se descubre gas o petróleo aunque no en volúmenes suficientes que justifiquen una inversión en extraer esas pocas cantidades de hidrocarburos.
Cambio de vida
Pereira de Oliveira, el ingeniero que lideró el gran cambio que tuvo Petrobras en Brasil en los últimos 25 años, cuenta que las probabilidades de éxito en estos negocios al principio siempre son bajas. Y que después suben. Que hay que invertir mucho dinero en explorar. Cuando Brasil descubrió que tenía petróleo debajo del mar no tenía la tecnología como para extraerlo. Entonces recién después se invirtió en los procesos de explotación. Y con ello la inversión agregada se fue multiplicando. "El offshore cambió nuestra economía", dice.
Cuando un descubrimiento es de envergadura y comercialmente viable, la actividad petrolera tiene un fuerte impacto macroeconómico. La Argentina no es un país petrolero. Pero una mayor producción significa mayor inversión. Repsol por ejemplo calcula que con todo a favor podría llegar a invertir más de 2.000 millones de dólares. Para el período 2006-2009 la compañía tiene previsto perforar 10 pozos adicionales en la medida que los estudios previos sean exitosos.
¿Por qué, entonces, para estas empresas es negocio arriesgarse tanto en este tipo de inversiones si hay tanta incertidumbre?
Hay dos datos que alientan a ello. Primero el offshore representa una gran posibilidad de encontrar reservas nuevas, explican. El 80% de las reservas petroleras del mundo están en poder de empresas estatales. Conseguir esos activos es lo que hace la diferencia entre las petroleras privadas a nivel mundial. Si bien las reservas, en caso de encontrarse, serían propiedad del Estado argentino, la ecuación les cierra por todos lados a las multinacionales ya que podrían explotar en su beneficio la parte de Enarsa que les corresponde.
Segundo, la creciente oleada a nivel mundial de "nacionalismo petrolero", incentiva a las firmas privadas a recurrir a modelos donde ellos puedan aportar elementos que el sector público carece (por ejemplo tecnología y gestión). Las empresas nacionales aprendieron las técnicas de extracción y producción en tierra. Pero no en offshore.
Empresas y consultores coinciden que el éxito del petróleo offshore en la Argentina dependerá de dos cuestiones: de cuánto se explore y de la estabilidad macroeconómica. Con respecto a lo primero, para algunos lo actuado hasta ahora es insuficiente. "Por ejemplo debería haber más zonas adjudicadas offshore", dice Daniel Montamat, un especialista local. Lo segundo está mejor, sostienen.
Mientras tanto, los geólogos están como los abogados o economistas, divididos a la mitad. Una parte de la biblioteca cree que hay más petróleo debajo del mar, y otra que no hay. A falta de economistas, ahora llegan los geólogos.
Ezequiel Burgo.
Los geólogos se parecen a los economistas. Primero porque confían en sus modelos. Segundo porque lo suyo también es vender optimismo de vez en cuando. Como ahora, cuando los gurúes de los suelos creen que debajo del Mar Argentino queda petróleo por descubrir.
Pero, a diferencia de muchos economistas, con los pies sobre la tierra, los geólogos prefieren pintar el panorama tal cuál es: difícilmente se encuentre en el fondo del mar algo como Loma de la Lata, uno de los yacimientos gigantes de hidrocarburos de América del Sur. Pero sí hay muy buenas chances de encontrar reservorios como para atenuar la tendencia declinante que se da en la producción de petróleo en tierra firme. Todo depende de cuánto se explore. Es decir, de cuánto dinero se disponga para explorar.
Las firmas que se asociaron a Enarsa (una obligación de la ley) para desarrollar sus proyectos en offshore son Repsol, Enap Sipetrol, Petrobras y Petrouruguay. Las dos primeras ya venían realizando tareas de exploración en el Mar Argentino por su cuenta, mientras que la brasileña comenzará en 2007.
Quienes sí ya están explotando hidrocarburos (petróleo y gas) frente a las costas argentinas son Enap Sipetrol y la francesa Total Austral. Ambas lo hacen desde hace más de una década frente a las costas de Tierra del Fuego. En Repsol y Enap dicen que ya superaron la fase de exploración. Que los estudios sísmicos han dado resultados positivos y por lo tanto hay luz verde para pasar a la siguiente etapa: perforación.
Pero los tiempos son largos. Los técnicos explican que a cuestiones exógenas como el clima meteorológico, hay que agregarle la situación del boom que vive hoy el petróleo offshore en todo el mundo. La demanda de equipos de perforación es muy alta y esto produce demoras en las entregas. Tanto, que podría pasar un año hasta que uno de esos equipamientos superespecializados venga a la Argentina porque hay muy poca oferta mundial disponible.
Desde el Gobierno hasta ahora hubo más anuncios que otra cosa. Y desde las empresas los montos invertidos todavía no son significativos en términos de los que maneja habitualmente la industria petrolera mundial. Se calcula, eso sí, que irán creciendo en los próximos dos años.
Riesgoso, pero rentable
Existen pocas actividades más riesgosas en el mundo de los negocios que buscar hidrocarburos debajo del mar. Hasta que no se hace la perforación no se sabe exactamente qué habrá allí abajo. Y para colmo antes de hacer una perforación se requieren cuatro años previos de estudio del área y del terreno.
Los números del offshore son astronómicos. Un estudio de sísmica está en unos 20 millones dólares. Perforar sale otros 40 millones. Construir una plataforma no menos de 80 millones de dólares. Mantener un equipo de trabajo extrayendo el crudo puede llegar a costar un millón de dólares diarios.
Proyectando todos estos números a futuro y teniendo en cuenta que siempre se perfora más de un pozo, la ecuación se hace millonaria. Pero la recompensa es grande y por ello las empresas arriesgan.
En el Gobierno no quiere saber nada con escuchar la máxima que repiten los gurúes del petróleo: la Argentina se convertiría en importador neto de crudo en unos tres años. Por eso, desde la Casa Rosada quieren ver a las petroleras comprometiendo inversiones para revertir esa tendencia en el mediano plazo. Por eso, dada la necesidad de incrementar las reservas hidrocarburíferas del país por la vía de la exploración y teniendo en cuenta las limitaciones que le impone la ley a las empresas para hacerlo en tierra firme (la "tierra" es provincial), una de las opciones más promisorias que exhibe la Argentina es buscar gas y petróleo en la plataforma continental, un territorio muy poco explorado, y nacional.
El crudo que se extrae del mar en la Argentina representa 2,5% del total de la producción local de petróleo. En Brasil llega al 80%.
Petrobras invirtió fuerte a la exploración offshore en su momento. La economía más grande de América del Sur tiene el récord mundial de exploración en aguas de profundidad y ha inventado muchas técnicas que hoy se utilizan y son reconocidas en el mundo entero.
Enarsa, la empresa estatal argentina, en cambio, va por otro camino. A principios de año se dieron a conocer una serie de acuerdos donde un conjunto de firmas internacionales, en consorcio con Enarsa, anunciaron que realizarían tareas de exploración en tres cuencas: Colorado Marina, Golfo San Jorge y Austral-Malvinas. Las empresas extranjeras aportan el capital, el know how y asumen todos los costos. La firma argentina cede el territorio sin poner capital en riesgo.
Ahora, ¿qué sucede en caso que se descubra petróleo?, ¿cómo devuelve Enarsa el dinero invertido por sus socios? Con un porcentaje de la producción que se explote. ¿Y qué pasa si las empresas no descubren nada después de invertir millones de dólares? Pierden todo. Las firmas invierten "a riesgo" y si no se encuentra nada, Enarsa no habrá perdido un centavo.
Pero perforar un pozo no es tan sencillo. Hay que tener una idea bastante acabada del lugar. El área donde más avances hubo es en el Mar Argentino, y donde más rápido podría llegar a encontrarse nuevas reservas de petróleo, se ubica frente las costas de Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Allí opera la empresa chilena Enap Sipetrol en asociación con Repsol y Enarsa. Los tres participan con el 33,3% en el proyecto. Hasta el momento se llevan invertidos en exploración unos 20 millones de dólares. Pero si hay éxito en la perforación y en los pasos siguientes, habrán invertido en total unos 300 millones.
Enarsa deberá devolver esa suma con la producción de los hidrocarburos que de allí se exploten. Esta fórmula es la que se utiliza en muchos países. "Es algo usual en la industria", dice Salvador Harambour, gerente general de Enap Sipetrol.
Frente a la Rambla
La otra zona que se explorará está a unos 250 kilómetros de Mar del Plata. Se llama Cuenca Colorado Marina y allí se harán trabajos en aguas de hasta 3.000 metros de profundidad. Estará trabajando un consorcio integrado principalmente por Petrobras y Repsol, pero con distintas participaciones que se reparten en cuatro zonas dentro de esa misma cuenca.
La zona ya fue explorada hace una década atrás. Pero no hubo éxito. En febrero de 1997 un proyecto de Shell (que era operador), junto a YPF y AGIP, se cayó cuando se perforó un pozo que resultó estar seco.
¿Por qué invierten dinero en un área donde a 100 kilómetros no se encontró nada?, le preguntó Clarín al director de Exploración y Producción de Petrobras, Carlos Alberto Pereira de Oliveira.
Tenemos la información que el área que estamos explorando ahora no tiene nada que ver con aquel suelo. Vemos potencial en la Argentina para el offshore.
Según los entendidos los malos antecedentes en este negocio no siempre cuentan. En otra oportunidad Shell perdió unos 300 millones de dólares en la exploración y perforación de un pozo cercano a Tierra del Fuego. También resultó seco y lo tuvo que cerrar. Pero al poco tiempo, y muy cerca de allí, Total Austral encontró los yacimientos Carinas y Aries que tienen el 8% de las reservas de gas del país.
En Enap Sipetrol, por ejemplo, reconocen que los estudios realizados en la zona sujeta al acuerdo con Enarsa y Repsol han sido satisfactorios. "De todas formas no queremos generar falsas expectativas explica Harambour existe un 30% de posibilidades de éxito y el resto de fracaso. Es una apuesta informada pero una apuesta al fin. En el mejor de los casos no va a estar en producción antes de 2011 o 2012".
Creen que es posible que allí se encuentre más gas que petróleo. Pero si bien no se espera algo gigante, se calcula que será lo suficientemente relevante como para ser explotado. A veces sucede que se descubre gas o petróleo aunque no en volúmenes suficientes que justifiquen una inversión en extraer esas pocas cantidades de hidrocarburos.
Cambio de vida
Pereira de Oliveira, el ingeniero que lideró el gran cambio que tuvo Petrobras en Brasil en los últimos 25 años, cuenta que las probabilidades de éxito en estos negocios al principio siempre son bajas. Y que después suben. Que hay que invertir mucho dinero en explorar. Cuando Brasil descubrió que tenía petróleo debajo del mar no tenía la tecnología como para extraerlo. Entonces recién después se invirtió en los procesos de explotación. Y con ello la inversión agregada se fue multiplicando. "El offshore cambió nuestra economía", dice.
Cuando un descubrimiento es de envergadura y comercialmente viable, la actividad petrolera tiene un fuerte impacto macroeconómico. La Argentina no es un país petrolero. Pero una mayor producción significa mayor inversión. Repsol por ejemplo calcula que con todo a favor podría llegar a invertir más de 2.000 millones de dólares. Para el período 2006-2009 la compañía tiene previsto perforar 10 pozos adicionales en la medida que los estudios previos sean exitosos.
¿Por qué, entonces, para estas empresas es negocio arriesgarse tanto en este tipo de inversiones si hay tanta incertidumbre?
Hay dos datos que alientan a ello. Primero el offshore representa una gran posibilidad de encontrar reservas nuevas, explican. El 80% de las reservas petroleras del mundo están en poder de empresas estatales. Conseguir esos activos es lo que hace la diferencia entre las petroleras privadas a nivel mundial. Si bien las reservas, en caso de encontrarse, serían propiedad del Estado argentino, la ecuación les cierra por todos lados a las multinacionales ya que podrían explotar en su beneficio la parte de Enarsa que les corresponde.
Segundo, la creciente oleada a nivel mundial de "nacionalismo petrolero", incentiva a las firmas privadas a recurrir a modelos donde ellos puedan aportar elementos que el sector público carece (por ejemplo tecnología y gestión). Las empresas nacionales aprendieron las técnicas de extracción y producción en tierra. Pero no en offshore.
Empresas y consultores coinciden que el éxito del petróleo offshore en la Argentina dependerá de dos cuestiones: de cuánto se explore y de la estabilidad macroeconómica. Con respecto a lo primero, para algunos lo actuado hasta ahora es insuficiente. "Por ejemplo debería haber más zonas adjudicadas offshore", dice Daniel Montamat, un especialista local. Lo segundo está mejor, sostienen.
Mientras tanto, los geólogos están como los abogados o economistas, divididos a la mitad. Una parte de la biblioteca cree que hay más petróleo debajo del mar, y otra que no hay. A falta de economistas, ahora llegan los geólogos.
Ezequiel Burgo.
6 comentarios
axel -
alejandro -
Herrar es Umano... jejej
mauro -
sabrina -
chau ajajja
naa esta todo bn solo q no encontre lo q realment buscaba
stefi -
Y OTRA COSA
TENDRIAN QUE PONER MAS INFORMACION SOBRE EL MISMO POR QUE EN LOS COLEGIOS SE PIDE MUCHO DEL PETROLEO
BUENO GRAX POR EL ESPACIO QE NOS DAN PARA OPINAR BSS
micaela -