¿Cómo se privatizó YPF? Un viaje a los pasillos de las negociaciones...
La adquisición de YPF por parte de Repsol, una de las operaciones más exitosas del mercado de fusiones y adquisiciones español de la última década. ¿Cómo se hizo?
A comienzos de 1999, Repsol adquirió mediante subasta pública el 15 por ciento de YPF. Las cláusulas de la operación le aseguraban la opción de adquirir la totalidad de YPF durante los siguientes tres años, protegiéndose frente a otros posibles compradores que se verían obligados a pagar una sobreprima del 25 por ciento.
Sin embargo, la participación del 15 por ciento no le garantizaba el control de la compañía (de hecho, hasta se podía calificar como una participación financiera). Para poder realmente tener control y materializar sinergias, Repsol debía adquirir el 85 por ciento restante a través de una Oferta Pública de Adquisición (OPA) en el mercado.
Sin embargo, una oferta encaminada a controlar más del 15 por ciento de la compañía debía plantearse por la totalidad de las acciones, con la dificultad añadida de que la adquisición debía realizarse obligatoriamente en metálico. Para Repsol, esto significaba aumentar sustancialmente su nivel de endeudamiento con los consiguientes riesgos financieros.
Repsol intentó negociar con el Directorio de YPF un acuerdo que le permitiera tomar control de la empresa. La intención de Repsol: realizar una fusión por absorción de YPF mediante el intercambio de acciones. El punto a favor: parecía contar con el apoyo del gobierno argentino.
Pero el punto fundamental era la aprobación por parte del directorio de YPF. Era necesario modificar los estatutos para que permitieran una transacción en acciones y no en efectivo. Sin embargo, no se llegó a un acuerdo.
La dilatación en las negociaciones podía perjudicar seriamente a Repsol:
1) Su inversión inicial de 2.000 millones en una participación minoritaria de YPF quedaría estancada
2) Era muy probable que la evolución macroeconómica siguiera elevando el precio de la acción de YPF (aumento del precio del crudo) tal vez convirtiendo la adquisición en inasequible
3) Las condiciones políticas de Argentina podían variar.
En este contexto, durante la primavera de 1999, Repsol lanzó una oferta pública de adquisición de acciones en efectivo sobre el 85,01 por ciento del capital de YPF, como alternativa para alcanzar el control de la petrolera argentina.
Repsol supo gestionar con éxito la adquisición de una empresa de magnitud similar (en términos de capitalización bursátil) a ella misma.
Para Repsol, la operación supuso un importante desembolso en efectivo, la oferta más cuantiosa de sus características del mercado bursátil español. En apoyo de su oferta, la petrolera española logró reunir un consorcio financiero que aportara 13.400 millones de dólares en efectivo (condicionado a una ampliación de capital de alrededor de 6.000 millones de dólares).
De esta forma, un elemento adicional de riesgo era la posible reacción negativa de los inversores ante la oferta sobre YPF, ya que el precio de la acción de Repsol era crucial para abordar una posible refinanciación de la operación mediante una oferta pública de suscripción (OPS). Repsol volvió a lograr el éxito al realizar la mayor OPS del mercado español.
Sin embargo, y a pesar de la ampliación de capital, la operación implicó incrementar fuertemente el nivel de endeudamiento de Repsol (que llegó a cuatro veces la media del sector). La consecuencia: una rebaja en la calificación crediticia y un aumento en su costo de financiación con deuda.
Durante los años siguientes a la operación, Repsol-YPF estuvo castigada en los mercados de valores por su alto endeudamiento. Sólo en el 2005, la deuda dejó de ser un problema al llegar a 5.000 millones de dólares (contra los 20.000 millones del 2000).
En definitiva, la operación es un exitoso ejemplo de visión global de la empresa. Repsol supo conciliar la necesidad estratégica de crecimiento (que se plasmó en la adquisición de YPF) con la creación de valor financiero interrelacionando las decisiones de inversión y las decisiones de financiación a través de una OPA en efectivo y una posterior OPS.
Conchita Martín, Profesora de Dirección Financiera del Instituto de Empresa
A comienzos de 1999, Repsol adquirió mediante subasta pública el 15 por ciento de YPF. Las cláusulas de la operación le aseguraban la opción de adquirir la totalidad de YPF durante los siguientes tres años, protegiéndose frente a otros posibles compradores que se verían obligados a pagar una sobreprima del 25 por ciento.
Sin embargo, la participación del 15 por ciento no le garantizaba el control de la compañía (de hecho, hasta se podía calificar como una participación financiera). Para poder realmente tener control y materializar sinergias, Repsol debía adquirir el 85 por ciento restante a través de una Oferta Pública de Adquisición (OPA) en el mercado.
Sin embargo, una oferta encaminada a controlar más del 15 por ciento de la compañía debía plantearse por la totalidad de las acciones, con la dificultad añadida de que la adquisición debía realizarse obligatoriamente en metálico. Para Repsol, esto significaba aumentar sustancialmente su nivel de endeudamiento con los consiguientes riesgos financieros.
Repsol intentó negociar con el Directorio de YPF un acuerdo que le permitiera tomar control de la empresa. La intención de Repsol: realizar una fusión por absorción de YPF mediante el intercambio de acciones. El punto a favor: parecía contar con el apoyo del gobierno argentino.
Pero el punto fundamental era la aprobación por parte del directorio de YPF. Era necesario modificar los estatutos para que permitieran una transacción en acciones y no en efectivo. Sin embargo, no se llegó a un acuerdo.
La dilatación en las negociaciones podía perjudicar seriamente a Repsol:
1) Su inversión inicial de 2.000 millones en una participación minoritaria de YPF quedaría estancada
2) Era muy probable que la evolución macroeconómica siguiera elevando el precio de la acción de YPF (aumento del precio del crudo) tal vez convirtiendo la adquisición en inasequible
3) Las condiciones políticas de Argentina podían variar.
En este contexto, durante la primavera de 1999, Repsol lanzó una oferta pública de adquisición de acciones en efectivo sobre el 85,01 por ciento del capital de YPF, como alternativa para alcanzar el control de la petrolera argentina.
Repsol supo gestionar con éxito la adquisición de una empresa de magnitud similar (en términos de capitalización bursátil) a ella misma.
Para Repsol, la operación supuso un importante desembolso en efectivo, la oferta más cuantiosa de sus características del mercado bursátil español. En apoyo de su oferta, la petrolera española logró reunir un consorcio financiero que aportara 13.400 millones de dólares en efectivo (condicionado a una ampliación de capital de alrededor de 6.000 millones de dólares).
De esta forma, un elemento adicional de riesgo era la posible reacción negativa de los inversores ante la oferta sobre YPF, ya que el precio de la acción de Repsol era crucial para abordar una posible refinanciación de la operación mediante una oferta pública de suscripción (OPS). Repsol volvió a lograr el éxito al realizar la mayor OPS del mercado español.
Sin embargo, y a pesar de la ampliación de capital, la operación implicó incrementar fuertemente el nivel de endeudamiento de Repsol (que llegó a cuatro veces la media del sector). La consecuencia: una rebaja en la calificación crediticia y un aumento en su costo de financiación con deuda.
Durante los años siguientes a la operación, Repsol-YPF estuvo castigada en los mercados de valores por su alto endeudamiento. Sólo en el 2005, la deuda dejó de ser un problema al llegar a 5.000 millones de dólares (contra los 20.000 millones del 2000).
En definitiva, la operación es un exitoso ejemplo de visión global de la empresa. Repsol supo conciliar la necesidad estratégica de crecimiento (que se plasmó en la adquisición de YPF) con la creación de valor financiero interrelacionando las decisiones de inversión y las decisiones de financiación a través de una OPA en efectivo y una posterior OPS.
Conchita Martín, Profesora de Dirección Financiera del Instituto de Empresa
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