¿Puede un hombre sensible ser un buen gerente?
Investigadores de Harvard viajaron a una plataforma petrolera para examinar las relaciones entre la exaltación de la masculinidad, la productividad y los accidentes laborales.
Cuando tenga tiempo, dése una vuelta por una mina de carbón, un campamento de leñadores, una estación de bomberos o un cuartel militar. Allí, pregunte qué se necesita para ser un buen trabajador en su rubro.
Probablemente, su respuesta sea "un buen trabajador debe ser duro, valiente y no ceder al peligro. En definitiva, un verdadero hombre". Incluso, en la mitología de estos oficios, transmitida y distorsionada en los bares, circulan historias como "la proeza del viejo Joe que trabajó 34 horas seguidas" o "el gran George, que era tan valiente que trabajaba sin casco".
En muchos casos, hasta los managers alientan estas manifestaciones de hombría, bajo la falsa creencia de que fomentan la productividad.
Sin embargo, según el artículo Manly Men, Oil Platforms and Breaking Stereotypes de Harvard Business School, en última instancia, los estereotipos machistas sólo generan accidentes laborales perfectamente evitables.
Para analizar el fenómeno, dos profesores de Harvard realizaron una investigación de campo en un típico "trabajo de hombres": una plataforma petrolera del Golfo de México.
La vida no es sencilla en aquel rubro peligroso. Si bien la jornada laboral dura "sólo" 12 horas, los trabajadores deben estar disponibles día y noche en caso de urgencia. Sin embargo, a pesar de las durísimas condiciones, la plataforma tiene un índice asombrosamente bajo de accidentes.
El top management aplicó medidas explícitas para desmantelar los estereotipos machistas que conducían al desacato de las políticas de seguridad. La política cultural de la empresa dejó de premiar las manifestaciones de hombría y enfatizó valores como el compañerismo, el reconocimiento de los propios errores y el cumplimiento de las normas de seguridad.
Sin embargo, según los investigadores de Harvard, el análisis no sólo es válido para los rubros peligrosos sino que también se aplica a las cómodas oficinas corporativas. Es cierto, allí los trabajadores no se juegan la vida a diario (al menos, literalmente). Pero buena parte de los estereotipos culturales machistas están tan arraigados como en las rústicas minas de carbón.
El ejecutivo exitoso es quien mejor encaja en los estereotipos masculinos de la invulnerabilidad. Cuando pensamos en un gerente triunfador, rara vez nos imaginamos una persona sensible y dócil.
Somos víctimas de años de machacamiento intelectual que nos ha llevado a asociar el éxito con la invulnerabilidad masculina. El triunfador no es quien colabora sino quien vence a sus competidores.
Pero, ¿cuáles son las verdaderas consecuencias del "liderazgo heroico"?
Según los investigadores de Harvard: un enrarecimiento del clima laboral, baja productividad y daños psicológicos entre trabajadores.
Cuando tenga tiempo, dése una vuelta por una mina de carbón, un campamento de leñadores, una estación de bomberos o un cuartel militar. Allí, pregunte qué se necesita para ser un buen trabajador en su rubro.
Probablemente, su respuesta sea "un buen trabajador debe ser duro, valiente y no ceder al peligro. En definitiva, un verdadero hombre". Incluso, en la mitología de estos oficios, transmitida y distorsionada en los bares, circulan historias como "la proeza del viejo Joe que trabajó 34 horas seguidas" o "el gran George, que era tan valiente que trabajaba sin casco".
En muchos casos, hasta los managers alientan estas manifestaciones de hombría, bajo la falsa creencia de que fomentan la productividad.
Sin embargo, según el artículo Manly Men, Oil Platforms and Breaking Stereotypes de Harvard Business School, en última instancia, los estereotipos machistas sólo generan accidentes laborales perfectamente evitables.
Para analizar el fenómeno, dos profesores de Harvard realizaron una investigación de campo en un típico "trabajo de hombres": una plataforma petrolera del Golfo de México.
La vida no es sencilla en aquel rubro peligroso. Si bien la jornada laboral dura "sólo" 12 horas, los trabajadores deben estar disponibles día y noche en caso de urgencia. Sin embargo, a pesar de las durísimas condiciones, la plataforma tiene un índice asombrosamente bajo de accidentes.
El top management aplicó medidas explícitas para desmantelar los estereotipos machistas que conducían al desacato de las políticas de seguridad. La política cultural de la empresa dejó de premiar las manifestaciones de hombría y enfatizó valores como el compañerismo, el reconocimiento de los propios errores y el cumplimiento de las normas de seguridad.
Sin embargo, según los investigadores de Harvard, el análisis no sólo es válido para los rubros peligrosos sino que también se aplica a las cómodas oficinas corporativas. Es cierto, allí los trabajadores no se juegan la vida a diario (al menos, literalmente). Pero buena parte de los estereotipos culturales machistas están tan arraigados como en las rústicas minas de carbón.
El ejecutivo exitoso es quien mejor encaja en los estereotipos masculinos de la invulnerabilidad. Cuando pensamos en un gerente triunfador, rara vez nos imaginamos una persona sensible y dócil.
Somos víctimas de años de machacamiento intelectual que nos ha llevado a asociar el éxito con la invulnerabilidad masculina. El triunfador no es quien colabora sino quien vence a sus competidores.
Pero, ¿cuáles son las verdaderas consecuencias del "liderazgo heroico"?
Según los investigadores de Harvard: un enrarecimiento del clima laboral, baja productividad y daños psicológicos entre trabajadores.
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