Mexicanos ricos se 'escapan' a USA por culpa de la violencia
Tijuana se ha convertido en un lugar muy inseguro para las personas que han logrado hacer una fortuna con sus negocios y ahora prefieren buscar seguridad en Chula Vista (E.U.) por la amenaza del secuestro.
Esta ciudad de California, que durante mucho tiempo ha visto el paso de indocumentados en su camino hacia el norte de Estados Unidos, se ha convertido ahora en destino de una nueva clase de inmigrantes: mexicanos adinerados que huyen de la violencia y los secuestros.
Francisco Villegas Peralta se cuenta entre los nuevos residentes de Chula Vista, comunidad elegante, con calles cerradas y centros comerciales.
Villegas dice que supo que debía abandonar Tijuana cuando una mañana de julio fue seguido por tres vehículos deportivos utilitarios al salir de su casa. Escapó de ellos y poco después se mudó con su esposa e hija a una casa de un piso en uno de los barrios más modestos de esta ciudad.
"Me siento más tranquila en el momento de cruzar la frontera" hacia Estados Unidos, dijo su esposa, Lorena Flores, entrevistada en la sala de su casa, casi sin muebles, que la pareja compró por 585.000 dólares. Ahora ella rara vez se interna en Tijuana, adonde su esposo tiene que ir diariamente para supervisar sus cinco restaurantes.
El caos en Tijuana ha llegado a tales extremos que la semana pasada el nuevo presidente de México envió soldados para desarmar a la policía local, la cual se sospecha tiene miembros que colaboran con los narcotraficantes locales.
Villegas, que dirige la asociación de propietarios de restaurantes de México en Tijuana, dice que unas 200 personas, empresarios del mismo ramo y sus familias, han dejado durante los últimos dos años la ciudad de 1,3 millones de habitantes.
Es difícil determinar cuántos otros mexicanos han dejado la urbe, pero un recorrido en automóvil por Chula Vista deja en claro que Villegas tiene muchos paisanos ahí. Una cadena de cafeterías mexicana, con 40 establecimientos en Tijuana, ya abrió su primer local en Estados Unidos precisamente aquí, en noviembre, y una escuela privada que tiene como clientes a los mexicanos ya tenía cupos llenos seis meses antes del inicio de clases.
La población de la ciudad ha visto duplicarse a 230.000 personas desde la década de 1990, al extenderse desde una vieja zona céntrica una serie de proyectos habitacionales sobre valles y colinas. La alcaldía se encuentra entre los rascacielos de San Diego y la frontera mexicana, a 12,5 kilómetros respecto de aquéllos y ésta.
Juan José Plascencia, cuya familia tiene varios restaurantes elegantes en Tijuana, se mudó a Chula Vista hace dos años y abrió su primer restaurante en Estados Unidos en mayo.
"La gente se siente a gusto aquí. Primero rentan casas y, si les gusta, entonces las compran", dijo Plascencia.
Josie Ortiz, vendedora de bienes raíces que trabaja en Chula Vista, vendió el año pasado 20 casas a residentes de Tijuana, en un incremento de unas 10 con respecto a años anteriores.
Uno de los clientes fue un distribuidor de alimentos que compró una casa el mes pasado, después que un policía mexicano le dijo que su nombre aparecía en una lista de posibles víctimas de un secuestrador. Otro cliente, dueño de un restaurante en Tijuana, recibió un telefonema de un desconocido, donde le advertía que "iban tras de él".
Los secuestros ocurridos durante los últimos dos años parecen ser la causa de la migración de muchos nuevos ricos a Estados Unidos.
Los recién llegados tienen permisos de residencia, visas para inversionistas o permisos temporales para pobladores de la zona fronteriza.
Un ama de casa, que pidió no ser identificada porque teme por su seguridad, dijo que se mudó el mes pasado a Chula Vista con su esposo y niña de cuatro meses, luego de que dos amigos fueron secuestrados en su casa mientras se preparaban para ir a trabajar una mañana. Fueron liberados dos meses después luego de pagar un rescate.
A pesar de la reciente tendencia, no es nada nuevo que los mexicanos ricos vivan en E.U. En Ciudad Juárez y en Tijuana, los guardaespaldas suelen esperar del lado mexicano la llegada de sus protegidos desde E.U., para cuidarlos en suelo mexicano.
"Si se vive y trabaja en Tijuana, los secuestradores estudian tu conducta, siguen tus hábitos y tratan de determinar tus rutinas", dice Jorge Ahuage, un vendedor de bienes raíces que trabaja con mexicanos que buscan casa en Estados Unidos.
Sin embargo, vivir en suelo estadounidense no es una garantía de seguridad.
La semana pasada, el presidente mexicano Felipe Calderón envió 3.300 soldados y policías federales a Tijuana para combatir las pandillas de narcotraficantes. Los militares allanaron las estaciones de policía y se llevaron las armas de los agentes, en medio de señalamientos de que una red de policías corruptos coopera con los narcotraficantes que envían drogas a Estados Unidos.
AP - Chula Vista
Esta ciudad de California, que durante mucho tiempo ha visto el paso de indocumentados en su camino hacia el norte de Estados Unidos, se ha convertido ahora en destino de una nueva clase de inmigrantes: mexicanos adinerados que huyen de la violencia y los secuestros.
Francisco Villegas Peralta se cuenta entre los nuevos residentes de Chula Vista, comunidad elegante, con calles cerradas y centros comerciales.
Villegas dice que supo que debía abandonar Tijuana cuando una mañana de julio fue seguido por tres vehículos deportivos utilitarios al salir de su casa. Escapó de ellos y poco después se mudó con su esposa e hija a una casa de un piso en uno de los barrios más modestos de esta ciudad.
"Me siento más tranquila en el momento de cruzar la frontera" hacia Estados Unidos, dijo su esposa, Lorena Flores, entrevistada en la sala de su casa, casi sin muebles, que la pareja compró por 585.000 dólares. Ahora ella rara vez se interna en Tijuana, adonde su esposo tiene que ir diariamente para supervisar sus cinco restaurantes.
El caos en Tijuana ha llegado a tales extremos que la semana pasada el nuevo presidente de México envió soldados para desarmar a la policía local, la cual se sospecha tiene miembros que colaboran con los narcotraficantes locales.
Villegas, que dirige la asociación de propietarios de restaurantes de México en Tijuana, dice que unas 200 personas, empresarios del mismo ramo y sus familias, han dejado durante los últimos dos años la ciudad de 1,3 millones de habitantes.
Es difícil determinar cuántos otros mexicanos han dejado la urbe, pero un recorrido en automóvil por Chula Vista deja en claro que Villegas tiene muchos paisanos ahí. Una cadena de cafeterías mexicana, con 40 establecimientos en Tijuana, ya abrió su primer local en Estados Unidos precisamente aquí, en noviembre, y una escuela privada que tiene como clientes a los mexicanos ya tenía cupos llenos seis meses antes del inicio de clases.
La población de la ciudad ha visto duplicarse a 230.000 personas desde la década de 1990, al extenderse desde una vieja zona céntrica una serie de proyectos habitacionales sobre valles y colinas. La alcaldía se encuentra entre los rascacielos de San Diego y la frontera mexicana, a 12,5 kilómetros respecto de aquéllos y ésta.
Juan José Plascencia, cuya familia tiene varios restaurantes elegantes en Tijuana, se mudó a Chula Vista hace dos años y abrió su primer restaurante en Estados Unidos en mayo.
"La gente se siente a gusto aquí. Primero rentan casas y, si les gusta, entonces las compran", dijo Plascencia.
Josie Ortiz, vendedora de bienes raíces que trabaja en Chula Vista, vendió el año pasado 20 casas a residentes de Tijuana, en un incremento de unas 10 con respecto a años anteriores.
Uno de los clientes fue un distribuidor de alimentos que compró una casa el mes pasado, después que un policía mexicano le dijo que su nombre aparecía en una lista de posibles víctimas de un secuestrador. Otro cliente, dueño de un restaurante en Tijuana, recibió un telefonema de un desconocido, donde le advertía que "iban tras de él".
Los secuestros ocurridos durante los últimos dos años parecen ser la causa de la migración de muchos nuevos ricos a Estados Unidos.
Los recién llegados tienen permisos de residencia, visas para inversionistas o permisos temporales para pobladores de la zona fronteriza.
Un ama de casa, que pidió no ser identificada porque teme por su seguridad, dijo que se mudó el mes pasado a Chula Vista con su esposo y niña de cuatro meses, luego de que dos amigos fueron secuestrados en su casa mientras se preparaban para ir a trabajar una mañana. Fueron liberados dos meses después luego de pagar un rescate.
A pesar de la reciente tendencia, no es nada nuevo que los mexicanos ricos vivan en E.U. En Ciudad Juárez y en Tijuana, los guardaespaldas suelen esperar del lado mexicano la llegada de sus protegidos desde E.U., para cuidarlos en suelo mexicano.
"Si se vive y trabaja en Tijuana, los secuestradores estudian tu conducta, siguen tus hábitos y tratan de determinar tus rutinas", dice Jorge Ahuage, un vendedor de bienes raíces que trabaja con mexicanos que buscan casa en Estados Unidos.
Sin embargo, vivir en suelo estadounidense no es una garantía de seguridad.
La semana pasada, el presidente mexicano Felipe Calderón envió 3.300 soldados y policías federales a Tijuana para combatir las pandillas de narcotraficantes. Los militares allanaron las estaciones de policía y se llevaron las armas de los agentes, en medio de señalamientos de que una red de policías corruptos coopera con los narcotraficantes que envían drogas a Estados Unidos.
AP - Chula Vista
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