Estados Unidos: del rock y el sexo a discípula del celibato
Dawn Eden pasó de ser una voraz amante de cuanto rockero cruzó por su camino a convertirse en la madrina del celibato entre los solteros. Forma parte de un movimiento que incluye adeptos de todas las edades llevando un anillo plateado en señal de castidad.
El ambiente era típicamente Manhattan: un subsuelo abarrotado de atractivos hombres y mujeres solteros debajo de un bar llamado Lolita que hace alarde de murales de mujeres en topless.
A Dawn Eden la habían invitado a participar en un debate sobre el universo de las citas en Nueva York. Por ser una ex periodista dedicada al rock que alguna vez se acostaba con algunos de sus entrevistados famosos, parecería que estaba perfectamente calificada para hablar del tema. Pero su mensaje fue inesperado: no tengan sexo fuera del matrimonio. No es bueno. "Mis valores ahora me dicen que el sexo debería estar reservado exclusivamente al matrimonio", le dijo a la multitud sorprendida.
La conversión de Eden de periodista dedicada al amor libre a apóstol de la castidad la llevó a la fama en Estados Unidos. Es una asidua concurrente a los programas de radio y apareció en revistas como radar, la biblia del estilo de vida, después de publicar recientemente un libro titulado "The Thrill of the Chaste" (La emoción de la castidad).
Está a la vanguardia de un movimiento que hizo estragos en Estados Unidos, un movimiento que defiende no sólo el sexo más seguro para los adolescentes y los adultos jóvenes, sino directamente la abstinencia de sexo. El gobierno invirtió millones de dólares en programas de abstinencia para las escuelas y las iglesias organizaron grupos como el Silver Ring Thing para adolescentes, cuyos miembros usan un anillo de plata que indica que son castos. Más de 2,5 millones de norteamericanos jóvenes optaron por alguna forma de abstinencia en los últimos diez años.
A primera vista, Eden, 38, parece una poco probable defensora del celibato. Todavía se codea con músicos y no es vergonzosa a la hora de admitir cómo disfrutó en el pasado el estilo de vida del rock and roll. Aunque no va a dar nombres, admite que tuvo una pasión particular por los bateristas durante la década que pasó escribiendo sobre la industria del rock. "Aproveché plenamente el hecho de que estaba en un mundo muy libertino", dijo. Pero ya no.
El libro de Eden es un ataque sentido al estilo de vida despreocupado, típico de "Sex and the City", de las citas hoy en Estados Unidos. Describe su conversión al catolicismo y a la castidad. Ahora francamente condena sus actividades sexuales previas. "Siento que soy una especie de adicta a la heroína que le advierte a la gente sobre los peligros de esta droga. Algunos podrían decir que la diferencia es que la heroína es objetivamente mala y que el sexo es objetivamente bueno. Pero creo que el sexo fuera del matrimonio es objetivamente malo porque es psicológica y espiritualmente nocivo", dijo.
Eden dijo que la cultura del sexo casual había deteriorado el vínculo matrimonial y que afectaba la autoestima. "Creo que es mejor que todo el mundo sea casto fuera del matrimonio, sea religioso o no".
Sin embargo, hasta Eden admitió que no tener sexo no le resultaba fácil, especialmente ahora que tiene novio nuevo. "Extraño mucho no tener sexo", dijo, con total franqueza. "Disfrutaba mucho el sexo. Era una de las rezones por las que lo practicaba mucho".
Las opiniones cristianas de Eden la llevaron a un despido en el New York Post, aunque terminó convirtiéndose en una heroína para muchos conservadores religiosos. Su libro es una especie de guía de autoayuda para cualquiera que quiera llevar una vida casta, dio charlas en las sesiones de firma de libros y dialogó con grupos religiosos sobre el tema, instando a un Estados Unidos libre de sexo para los solteros. También se ganó la admiración renuente de muchos liberales, que podrían no estar de acuerdo con ella pero que valoran su valentía a la hora de defender su mensaje en una ciudad tan apasionada por las citas como Nueva York.
Eden admitió que decirle a los neoyorquinos solteros que se abstengan de tener sexo implicaba vender un mensaje difícil a una audiencia dura. "Resulta extremadamente difícil decir estas cosas en Manhattan. La gente muchas veces me ve como alguien que se pone en el papel de árbitro moral y yo quiero evitarlo", dijo. Pero su mensaje es contundente, aunque provenga de alguien que solía llevar una vida sexual que la mayoría de la gente habría envidiado. "Lamento todo el sexo que tuve en mi vida", dijo.
Incluso en el bar Lolita, Eden logró capturar a algunos fans. Participaba allí de un debate con Virginia Vitzhum, que pronto publicará un libro sobre citas en Internet. Las manos levantadas al concluir la velada revelaron que Eden había perdido en la pregunta central del debate: "¿La castidad es una buena idea para los solteros?" Pero Vitzthum admitió que Eden había sido muy valiente al hablarle así a esa audiencia.
Eden fue el centro de toda la atención al concluir el debate, cuando muchos hicieron fila para desearle buena suerte y felicitarla por expresar su punto de vista. Luego el moderador de la noche declaró: "Vayamos a tomar algo. Luego, algunos de nosotros tendrán sexo y otros no". En Manhattan, el celibato claramente sigue siendo una batalla cuesta arriba.
Por Paul Harris, The Observer.
El ambiente era típicamente Manhattan: un subsuelo abarrotado de atractivos hombres y mujeres solteros debajo de un bar llamado Lolita que hace alarde de murales de mujeres en topless.
A Dawn Eden la habían invitado a participar en un debate sobre el universo de las citas en Nueva York. Por ser una ex periodista dedicada al rock que alguna vez se acostaba con algunos de sus entrevistados famosos, parecería que estaba perfectamente calificada para hablar del tema. Pero su mensaje fue inesperado: no tengan sexo fuera del matrimonio. No es bueno. "Mis valores ahora me dicen que el sexo debería estar reservado exclusivamente al matrimonio", le dijo a la multitud sorprendida.
La conversión de Eden de periodista dedicada al amor libre a apóstol de la castidad la llevó a la fama en Estados Unidos. Es una asidua concurrente a los programas de radio y apareció en revistas como radar, la biblia del estilo de vida, después de publicar recientemente un libro titulado "The Thrill of the Chaste" (La emoción de la castidad).
Está a la vanguardia de un movimiento que hizo estragos en Estados Unidos, un movimiento que defiende no sólo el sexo más seguro para los adolescentes y los adultos jóvenes, sino directamente la abstinencia de sexo. El gobierno invirtió millones de dólares en programas de abstinencia para las escuelas y las iglesias organizaron grupos como el Silver Ring Thing para adolescentes, cuyos miembros usan un anillo de plata que indica que son castos. Más de 2,5 millones de norteamericanos jóvenes optaron por alguna forma de abstinencia en los últimos diez años.
A primera vista, Eden, 38, parece una poco probable defensora del celibato. Todavía se codea con músicos y no es vergonzosa a la hora de admitir cómo disfrutó en el pasado el estilo de vida del rock and roll. Aunque no va a dar nombres, admite que tuvo una pasión particular por los bateristas durante la década que pasó escribiendo sobre la industria del rock. "Aproveché plenamente el hecho de que estaba en un mundo muy libertino", dijo. Pero ya no.
El libro de Eden es un ataque sentido al estilo de vida despreocupado, típico de "Sex and the City", de las citas hoy en Estados Unidos. Describe su conversión al catolicismo y a la castidad. Ahora francamente condena sus actividades sexuales previas. "Siento que soy una especie de adicta a la heroína que le advierte a la gente sobre los peligros de esta droga. Algunos podrían decir que la diferencia es que la heroína es objetivamente mala y que el sexo es objetivamente bueno. Pero creo que el sexo fuera del matrimonio es objetivamente malo porque es psicológica y espiritualmente nocivo", dijo.
Eden dijo que la cultura del sexo casual había deteriorado el vínculo matrimonial y que afectaba la autoestima. "Creo que es mejor que todo el mundo sea casto fuera del matrimonio, sea religioso o no".
Sin embargo, hasta Eden admitió que no tener sexo no le resultaba fácil, especialmente ahora que tiene novio nuevo. "Extraño mucho no tener sexo", dijo, con total franqueza. "Disfrutaba mucho el sexo. Era una de las rezones por las que lo practicaba mucho".
Las opiniones cristianas de Eden la llevaron a un despido en el New York Post, aunque terminó convirtiéndose en una heroína para muchos conservadores religiosos. Su libro es una especie de guía de autoayuda para cualquiera que quiera llevar una vida casta, dio charlas en las sesiones de firma de libros y dialogó con grupos religiosos sobre el tema, instando a un Estados Unidos libre de sexo para los solteros. También se ganó la admiración renuente de muchos liberales, que podrían no estar de acuerdo con ella pero que valoran su valentía a la hora de defender su mensaje en una ciudad tan apasionada por las citas como Nueva York.
Eden admitió que decirle a los neoyorquinos solteros que se abstengan de tener sexo implicaba vender un mensaje difícil a una audiencia dura. "Resulta extremadamente difícil decir estas cosas en Manhattan. La gente muchas veces me ve como alguien que se pone en el papel de árbitro moral y yo quiero evitarlo", dijo. Pero su mensaje es contundente, aunque provenga de alguien que solía llevar una vida sexual que la mayoría de la gente habría envidiado. "Lamento todo el sexo que tuve en mi vida", dijo.
Incluso en el bar Lolita, Eden logró capturar a algunos fans. Participaba allí de un debate con Virginia Vitzhum, que pronto publicará un libro sobre citas en Internet. Las manos levantadas al concluir la velada revelaron que Eden había perdido en la pregunta central del debate: "¿La castidad es una buena idea para los solteros?" Pero Vitzthum admitió que Eden había sido muy valiente al hablarle así a esa audiencia.
Eden fue el centro de toda la atención al concluir el debate, cuando muchos hicieron fila para desearle buena suerte y felicitarla por expresar su punto de vista. Luego el moderador de la noche declaró: "Vayamos a tomar algo. Luego, algunos de nosotros tendrán sexo y otros no". En Manhattan, el celibato claramente sigue siendo una batalla cuesta arriba.
Por Paul Harris, The Observer.
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