¿Nos globalizamos? ¿No nos globalizamos? ¿Nos... ?
Grandes empresas de mercados emergentes ganan mercados europeos contra firmas tradicionales. Muchas quieren imitar los casos exitosos de internacionalización. ¿Cómo lograrlo? Un estudio del Boston Consulting Group brinda algunos consejos...
La revolución está en marcha. Compañías de las denominadas "rapidly developing economies" (RDE) como Brasil, China, India y Rusia, con líderes ambiciosos y bajos costos, salen a conquistar el mundo.
Algunos de sus tanques de guerra: BYD Company (China), primer productor de baterías de la Tierra. La mexicana Cemex, potencia mundial en cemento. La brasileña Embraco, líder en compresores. Galanz Group Company (China), dueña del 45 por ciento del market share de microondas en Europa.
Estos son algunos de los puestos de avanzada de las RDE en las naciones industrializadas. Según el artículo "The New Global Challengers" del Boston Consulting Group, tras la primera línea de fuego, otras tantas empresas tienen las mismas pretensiones.
Sin embargo, antes de tomar una decisión apresurada, mejor enfriar la cabeza y hacerse una sencilla pregunta: ¿por qué quiero globalizarme? Si se trata de un movimiento estratégico que razonablemente puede expandir los negocios: ¡Adelante! Pero jugarse por un proceso de expansión externa porque "está de moda" es pésima idea. De hecho, en ciertos casos, la mejor estrategia es concentrar los esfuerzos en consolidar la posición dentro del mercado local.
Si la empresa se convence de la necesidad de globalizarse, debe formularse una serie de interrogantes: ¿Cómo crecer sin descuidar mi base local? ¿Cómo adaptarme a la diversidad de los mercados externos? ¿Qué tendencias predominan en los mercados? ¿Cuáles son nuestras ventajas frente al resto de los jugadores globales del mercado?
Con la respuesta en la mano, advierte el estudio del BCG, llega el momento de establecer objetivos y estrategias de largo plazo que contemplen una serie de asuntos:
1) ¿Es la empresa capaz de globalizarse?
¿Quiere globalizarse? Forme un equipo de management con capacidades globales. No olvide que las técnicas efectivas de marketing, ventas y el trato con proveedores varían entre países.
2) Desterrar el mito de los bajos costos
Muchas firmas de mercados emergentes empiezan su proceso de globalización gracias sus bajos costos. No hay nada de malo en esto. Sin embargo, esta estrategia no puede dar origen a una ventaja competitiva sostenible. Nunca tarda en aparecer otra empresa con menores costos. ¿Cómo eludir el problema? La clave, como siempre, es la diferenciación.
3) ¿Cómo crecer?
La inversión directa no es la única vía de expansión. Y, con frecuencia, tampoco es la mejor cuando se trata de conquistar nuevos mercados. Por lo tanto, advierte el estudio del BCG, siempre conviene preguntarse cómo crecer. ¿Inversión directa, alianza estratégica o adquisición? No existe respuesta única. La mejor opción dependerá de las características de cada mercado.
En definitiva, señala el artículo del BCG, con las respuestas en la mano, una firma con vocación global puede diseñar una estrategia de expansión. Las oportunidades existen. Es cuestión de aprovecharlas.
Clarin
La revolución está en marcha. Compañías de las denominadas "rapidly developing economies" (RDE) como Brasil, China, India y Rusia, con líderes ambiciosos y bajos costos, salen a conquistar el mundo.
Algunos de sus tanques de guerra: BYD Company (China), primer productor de baterías de la Tierra. La mexicana Cemex, potencia mundial en cemento. La brasileña Embraco, líder en compresores. Galanz Group Company (China), dueña del 45 por ciento del market share de microondas en Europa.
Estos son algunos de los puestos de avanzada de las RDE en las naciones industrializadas. Según el artículo "The New Global Challengers" del Boston Consulting Group, tras la primera línea de fuego, otras tantas empresas tienen las mismas pretensiones.
Sin embargo, antes de tomar una decisión apresurada, mejor enfriar la cabeza y hacerse una sencilla pregunta: ¿por qué quiero globalizarme? Si se trata de un movimiento estratégico que razonablemente puede expandir los negocios: ¡Adelante! Pero jugarse por un proceso de expansión externa porque "está de moda" es pésima idea. De hecho, en ciertos casos, la mejor estrategia es concentrar los esfuerzos en consolidar la posición dentro del mercado local.
Si la empresa se convence de la necesidad de globalizarse, debe formularse una serie de interrogantes: ¿Cómo crecer sin descuidar mi base local? ¿Cómo adaptarme a la diversidad de los mercados externos? ¿Qué tendencias predominan en los mercados? ¿Cuáles son nuestras ventajas frente al resto de los jugadores globales del mercado?
Con la respuesta en la mano, advierte el estudio del BCG, llega el momento de establecer objetivos y estrategias de largo plazo que contemplen una serie de asuntos:
1) ¿Es la empresa capaz de globalizarse?
¿Quiere globalizarse? Forme un equipo de management con capacidades globales. No olvide que las técnicas efectivas de marketing, ventas y el trato con proveedores varían entre países.
2) Desterrar el mito de los bajos costos
Muchas firmas de mercados emergentes empiezan su proceso de globalización gracias sus bajos costos. No hay nada de malo en esto. Sin embargo, esta estrategia no puede dar origen a una ventaja competitiva sostenible. Nunca tarda en aparecer otra empresa con menores costos. ¿Cómo eludir el problema? La clave, como siempre, es la diferenciación.
3) ¿Cómo crecer?
La inversión directa no es la única vía de expansión. Y, con frecuencia, tampoco es la mejor cuando se trata de conquistar nuevos mercados. Por lo tanto, advierte el estudio del BCG, siempre conviene preguntarse cómo crecer. ¿Inversión directa, alianza estratégica o adquisición? No existe respuesta única. La mejor opción dependerá de las características de cada mercado.
En definitiva, señala el artículo del BCG, con las respuestas en la mano, una firma con vocación global puede diseñar una estrategia de expansión. Las oportunidades existen. Es cuestión de aprovecharlas.
Clarin
0 comentarios