EE.UU. y el 11/9: empresas salen fortalecidas, pero economía enfrenta fuerte déficit
La bolsa norteamericana muestra cada vez menores fluctuaciones frente a atentados o amenazas de ellos a nivel mundial. Baja de tasas de interés fomentó la demanda interna y permitió a las compañías norteamericanas refinanciar sus pasivos.
Un crecimiento promedio de 3,1% de su PIB, un aumento de medio trillón de dólares en gasto de seguridad y un déficit de US$ 318 mil millones es parte de lo que presenta la economía de Estados Unidos a cinco años de los ataques del 11 de septiembre.
El golpe terrorista que destrozó las torres del World Trade Center llegó en un momento en que la economía recién comenzaba a recuperarse del derrumbe de las "punto com".
Sin embargo, no llevó al país a una recesión -como temían muchos analistas-, sino que fue el comienzo de una recuperación basada en el consumo, en un contexto en que la Reserva Federal (FED) bajó las tasas de interés, mientras que el Gobierno reducía los impuestos.
En este escenario, las empresas aprovecharon para refinanciar sus deudas, aumentar su flujo de caja y mejorar sus balances, explica el jefe de inversión de GlobalValue Investors en Nueva York, Ram Kolluri.
A pesar del crecimiento, el gobierno pasó de un superávit presupuestario de US$ 128 mil millones en 2001 a un déficit cercano a los US$ 318 mil millones -según la oficina del Congreso encargada del presupuesto- debido, en parte, al gasto en la "guerra contra el terrorismo" y a los menores ingresos por concepto de impuestos.
Al mismo tiempo, las deudas de los consumidores crecieron en cinco años de US$ 7,9 trillones (7,9 millones de millones de dólares) a US$ 12,3 trillones, debido a que los norteamericanos aprovecharon las bajas tasas para aumentar su consumo.
Esta combinación del aumento de la deuda de consumo, un mercado inmobiliario inflado y un alto precio de la energía se interpreta como que EE.UU. está en peor pie para enfrentar otro golpe como el del 11 de septiembre. "La economía norteamericana es más frágil ahora", asegura Allen Sinai, presidente de la consultoría Decision Economics en Nueva York.
Sinai agrega que uno de los grandes cambios consiste en que ahora hay una mayor atención a lo que ocurre en el resto del mundo, especialmente en aquellos fenómenos que afectan los mercados relacionados con el petróleo.
Un ejemplo es el aumento del petróleo, que lo hizo llegar a US$ 77,03 en agosto. "Gran parte de ese precio radica en temores geopolíticos", sentencia Sinai.
Mayor resistencia
Si bien el ataque inicial provocó el cierre histórico del mercado de Nueva York durante cuatro días, la bolsa norteamericana se ha hecho cada vez más inmune frente a los ataques terroristas que ocurren a nivel mundial, presentando bajas variaciones en presencia de atentados en el resto del globo.
Aunque las bolsas cayeron en mayo de 2002 -cuando el FBI advirtió sobre nuevos ataques potenciales-, sólo presentó leves bajas cuando en septiembre del mismo año el Departamento de Seguridad Nacional aumentó el nivel de alerta.
Esto es similar a lo que ocurrió frente a los ataques de 2005 en el Metro de Londres, donde los mercados norteamericanos comenzaron a la baja, pero se recuperaron a media sesión.
Las acciones tampoco se inmutaron este año en agosto, cuando las autoridades británicas detectaron un potencial ataque terrorista, pues terminaron la sesión al alza. El Mercurio.
Un crecimiento promedio de 3,1% de su PIB, un aumento de medio trillón de dólares en gasto de seguridad y un déficit de US$ 318 mil millones es parte de lo que presenta la economía de Estados Unidos a cinco años de los ataques del 11 de septiembre.
El golpe terrorista que destrozó las torres del World Trade Center llegó en un momento en que la economía recién comenzaba a recuperarse del derrumbe de las "punto com".
Sin embargo, no llevó al país a una recesión -como temían muchos analistas-, sino que fue el comienzo de una recuperación basada en el consumo, en un contexto en que la Reserva Federal (FED) bajó las tasas de interés, mientras que el Gobierno reducía los impuestos.
En este escenario, las empresas aprovecharon para refinanciar sus deudas, aumentar su flujo de caja y mejorar sus balances, explica el jefe de inversión de GlobalValue Investors en Nueva York, Ram Kolluri.
A pesar del crecimiento, el gobierno pasó de un superávit presupuestario de US$ 128 mil millones en 2001 a un déficit cercano a los US$ 318 mil millones -según la oficina del Congreso encargada del presupuesto- debido, en parte, al gasto en la "guerra contra el terrorismo" y a los menores ingresos por concepto de impuestos.
Al mismo tiempo, las deudas de los consumidores crecieron en cinco años de US$ 7,9 trillones (7,9 millones de millones de dólares) a US$ 12,3 trillones, debido a que los norteamericanos aprovecharon las bajas tasas para aumentar su consumo.
Esta combinación del aumento de la deuda de consumo, un mercado inmobiliario inflado y un alto precio de la energía se interpreta como que EE.UU. está en peor pie para enfrentar otro golpe como el del 11 de septiembre. "La economía norteamericana es más frágil ahora", asegura Allen Sinai, presidente de la consultoría Decision Economics en Nueva York.
Sinai agrega que uno de los grandes cambios consiste en que ahora hay una mayor atención a lo que ocurre en el resto del mundo, especialmente en aquellos fenómenos que afectan los mercados relacionados con el petróleo.
Un ejemplo es el aumento del petróleo, que lo hizo llegar a US$ 77,03 en agosto. "Gran parte de ese precio radica en temores geopolíticos", sentencia Sinai.
Mayor resistencia
Si bien el ataque inicial provocó el cierre histórico del mercado de Nueva York durante cuatro días, la bolsa norteamericana se ha hecho cada vez más inmune frente a los ataques terroristas que ocurren a nivel mundial, presentando bajas variaciones en presencia de atentados en el resto del globo.
Aunque las bolsas cayeron en mayo de 2002 -cuando el FBI advirtió sobre nuevos ataques potenciales-, sólo presentó leves bajas cuando en septiembre del mismo año el Departamento de Seguridad Nacional aumentó el nivel de alerta.
Esto es similar a lo que ocurrió frente a los ataques de 2005 en el Metro de Londres, donde los mercados norteamericanos comenzaron a la baja, pero se recuperaron a media sesión.
Las acciones tampoco se inmutaron este año en agosto, cuando las autoridades británicas detectaron un potencial ataque terrorista, pues terminaron la sesión al alza. El Mercurio.
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