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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

La delicada situación de las empresas en conflicto que comparten el abogado

En el mundo de las leyes, una de las cosas a las que más se les teme es verse expuestos a un caso en que se enfrenten dos clientes. Aquí un panorama de cómo los estudios, en Chile y el extranjero, previenen estas situaciones de conflicto y qué hacen cuando los mecanismos de alerta fallan.

Una vez fuimos contratados por un grupo pequeño para una licitación, y más tarde llegó un banco internacional grande que quería que lo asesoráramos en el mismo proyecto, y tenía muchas posibilidades de llevárselo. Sabíamos que nuestro cliente no iba a ganar y le pedimos que nos liberara, para poder tomar al otro cliente. No lo hicieron y seguimos el juicio hasta el final, y lo perdimos. El banco grande lo ganó", cuenta un socio de un estudio grande.

Todo el mundo sabe que hay muchos casos de conflictos de interés, similares a éste, pero a los abogados les cuesta hablar del tema y prefieren no referirse a ningún caso particular, ni reciente ni antiguo.

Los de estudios más chicos dicen que ellos tienen menos conflictos de intereses que los grandes. En cambio, quienes son parte de una gran compañía creen que el tamaño no guarda relación con los conflictos si se tienen buenos mecanismos de prevención, y que la diversidad de clientes entrega independencia para actuar.

"Un conflicto de interés se presenta cuando existe una circunstancia, factor o relación de cualquier naturaleza que impida o pueda llegar a afectar el poder del abogado de atender a un cliente con adecuada y total libertad e independencia", explica Jorge Carey, socio de Carey y Cía, estudio con cerca de 100 abogados.

Los grandes estudios del mundo manejan softwares especializados a los que, antes de aceptar un nuevo cliente o un asunto nuevo de un cliente ya existente, se les meten todos los datos. El sistema hace cruces e indica cualquier posibilidad de conflicto inmediato o posible. En Chile, el estudio Carey y Cía. acaba de encargar uno de estos softwares.

En el exterior algunos van más allá, como el caso del inglés Clifford Chance, que entre sus cerca de 2.000 abogados tiene un grupo de 30 profesionales full time dedicados a la resolución de conflictos.

"Hay que crear sistemas y controles que te permitan anticipar. Cuando hay una materia nueva la hacemos circular entre los socios para revisar la posibilidad de conflicto, y sólo después de esa aprobación se toma el cliente", asegura Pablo Guerrero, socio de Barros y Errázuriz.

En el estudio Phillipi, Yrarrázaval, Pulido & Brunner hay una lista de clientes y temas; además circula un mail que debe ser contestado con prontitud por los socios, y cuyos resultados se analizan en un comité con tres abogados senior.

"En los asuntos confidenciales esto se hace verbalmente y sólo en el círculo chico del comité", cuenta Alberto Pulido, socio y miembro del comité.

En los estudios más chicos son menos socios, por lo que no son necesarios estos sistemas institucionalizados de traspaso de información.

"Para evitar los conflictos de interés se aplican chequeos, pero éstos no siempre son lo rigurosos que debieran", dice un abogado que dejó un estudio grande.

"Creo que hay que evitar generalizaciones sobre los grandes, pues los conflictos de interés se producen en todos los estudios. Por mi parte y aunque me puedo equivocar, creo que la diversidad de clientes -característica de un estudio grande- debería garantizar mayor independencia para resolverlos bien", dice Carey.

Según Rafael Vergara, también socio de Carey, esta independencia se refuerza porque ellos no tienen ningún cliente que, por sí solo, represente más del 2% de la facturación total.

Aun cuando existen mecanismos de alarma y prevención en la mayoría de los estudios jurídicos, se ha dado y se seguirá dando que se produzcan problemas.

Y si pasa...

Como la posibilidad de darse cuenta tarde de un conflicto de interés existe, lo más importante, como lo señala un joven socio de un prestigioso estudio, está en resolver el asunto oportuna y claramente.

"Si uno tiene un cliente y te llega la competencia o alguien con quien tienen conflictos, hay que contarles a ambos y pedirle permiso al antiguo. Y esto aun cuando no existe obligación legal", señala Gerardo Otero, socio de Estudio Jurídico Otero.

"Algunos clientes creen que atender a la competencia significa que necesariamente hay conflicto, lo que no es así. A los bancos no les importa, incluso están felices con la experiencia", asegura Pulido.

Todos concuerdan en que, aunque es difícil, hay que abstenerse si hay dos clientes permanentes enfrentados en algún tema.

"En esos casos, informamos a ambos clientes y nos abstenemos del todo, cumpliendo con las disposiciones del Código de Ética del Colegio de Abogados. Si bien ello puede resultar muy doloroso, especialmente si se trata de dejar de atender a un antiguo o emblemático cliente, es lo que corresponde hacer. Antes de abandonar el caso, nosotros hacemos una entrega diligente de los antecedentes, cuidando de delegar el asunto en otros abogados elegidos por el cliente y procurando que el profesional que nos reemplazará tenga el tiempo para hacerse cargo debidamente del caso. Cuando hay más de un estudio representando al cliente en un litigio, al margen de cuál de ellos aparezca patrocinando el caso, lo que es muy común, esta delegación se hace mucho más expedita y fácil", dice Vergara.

"La ética y la seriedad están por sobre todo. Se perderá un negocio, pero vendrán otros", dice Pulido.

Las opiniones están divididas. Los estudios jurídicos pequeños dicen que en los grandes es más factible caer en conflictos, pero éstos señalan que la diversidad les da libertad para tomar decisiones.

¿Qué dice el Código de Ética del Colegio de Abogados?

Artículo 29º: "Conflicto de intereses. Tan pronto como un cliente solicite para cierto asunto los servicios de un abogado, si éste tuviere interés en él o algunas relaciones con las partes, o se encontrare sujeto a influencias adversas a los intereses de dicho cliente, lo deberá revelar a éste, para que, si insiste en su solicitud de servicios, lo haga con pleno conocimiento de esas circunstancias".

Magdalena Echeverría Faz, El Mercurio.

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