Hussein Chalayan, el diseñador que combinó moda, ciencia y arte y dio a luz la ropa del futuro
Es el creador de la ropa animatrónica, que utiliza la tecnología para replegarse, estirarse o guardarse con solo apretar un botón. Turco-chipriota-inglés, a los 36 años más que un diseñador de moda se lo considera mitad artista, mitad científico. El diseñador Hussein Chalayan desarrolló prendas capaces de reconfigurarse según la conveniencia.
Dejó a todos con la boca abierta en la Semana de la Moda de París cuando mostró su colección Primavera/Verano 2007 pero dicen que es un inconformista. Innovador, experimental, extravagante, provocador, más que un diseñador de modas, el turco chipriota Hussein Chalayan parece un artista. En la pasarela parisina acaba de presentar no solo una colección, sino un concepto: la ropa animatrónica. Se trata de una línea de alta costura animada que, usando la tecnología, es capaz de "reconfigurarse", es decir, que cambia de textura, color o forma, y hasta desaparece, con solo tocar un botón. El trabajo que más llamó la atención, justamente, es un vestido que termina guardándose en el sombrero de la modelo, dejándola desnuda.
Con materiales poco convencionales y diseños cubistas, Chalayan integra en sus tejidos dispositivos electrónicos para sincronizar con la "luz" y "el sonido" y darle "movilidad" a sus desfiles. Este revolucionario de la moda nació en Nicosia (Chipre), en 1970, pero se cargó de toda la influencia londinense al mudarse a la capital inglesa en 1982, junto a su familia. Para su graduación en la Central St. Martin's School of Art, en 1993, presentó una colección de prendas de seda que había enterrado para ver cómo se descomponían. Fue un camino de ida.
Amante de las yuxtaposiciones y considerado como "un diseñador con el corazón de un artista y el cerebro de un científico", en sus trabajos hay notables influencias provenientes de disciplinas como la arquitectura, la filosofía y la antropología. Sus diseños son considerados minimalistas y conceptuales, por lo que ha expuesto en varios museos, pero Chalayan también refleja sus posiciones ideológicas y su propia historia personal, cargada de multiculturalismo. Así, ironiza sobre las imposiciones islámicas a la mujer con modelos que dejan sus pechos al desnudo pero cubren su cara con el típico velo musulmán. Otras rarezas: en su colección otoño/invierno 2000 presentó vestidos de azúcar glassé que las modelos se sacaban a martillazos, y desfile mostró mesas y sillas que se convertían en ropa.
Dos veces consagrado "British Designer of The Year", nombrado Miembro de la Orden del Imperio Británico en junio pasado y con 20 colecciones en su haber, ha exhibido sus trabajos en la 51 Bienal de Venecia (2005, representando a Turquía), el Institute of Contemporary Arts (Londres, 2003), Victoria & Albert Museum (Londres, 2001), Tate Modern (Londres, 2001) y Musée de la Mode, Palais du Louvre (París, 1999), entre otros. "Me gusta diseñar cosas simples, pero no por eso básicas", aseguró en una entrevista, donde también contó que lo atrae la arquitectura de Renzo Piano y Jean Nouvel, y algo de Zaha Hadid, Mies van der Rohe y Le Corbusier. Le gustaría vestir a la cantante Kate Bus por lo inspiradora que ha resultado para él y prefiere los diseños sesentistas de Balenciaga, Pierre Cardin y Courrèges porque en esta época, en el mundo de la moda... "entra cualquier cosa".
¿Chalayan será tan excéntrico también cuando se baja de las pasarelas? El asegura que usa ropa clásica, que escucha música bien variada (clásica turca, rock, punk), que sigue las noticias más por la tele que por la radio o los diarios, que no compra revistas de arquitectura o moda sino que se inspira con lo que ve, que le gustaría tener un perro o un gato pero que como vive en un departamento no tiene espacio, que de chico quiso ser -en este orden- peluquero, piloto, actor, arquitecto y finalmente, sí, diseñador de modas. De cara al futuro, ha confesado que lo que más lo asusta es la política y a los diseñadores jóvenes les aconseja ganar experiencia antes que lanzarse solos ("No hay que tener una etiqueta propia para tener éxito", asegura), que piensen constantemente en lo que no se hizo y que estén expuestos a otros mundos para mantener la mente activa.
Cora Cáffaro, Clarín.
Dejó a todos con la boca abierta en la Semana de la Moda de París cuando mostró su colección Primavera/Verano 2007 pero dicen que es un inconformista. Innovador, experimental, extravagante, provocador, más que un diseñador de modas, el turco chipriota Hussein Chalayan parece un artista. En la pasarela parisina acaba de presentar no solo una colección, sino un concepto: la ropa animatrónica. Se trata de una línea de alta costura animada que, usando la tecnología, es capaz de "reconfigurarse", es decir, que cambia de textura, color o forma, y hasta desaparece, con solo tocar un botón. El trabajo que más llamó la atención, justamente, es un vestido que termina guardándose en el sombrero de la modelo, dejándola desnuda.
Con materiales poco convencionales y diseños cubistas, Chalayan integra en sus tejidos dispositivos electrónicos para sincronizar con la "luz" y "el sonido" y darle "movilidad" a sus desfiles. Este revolucionario de la moda nació en Nicosia (Chipre), en 1970, pero se cargó de toda la influencia londinense al mudarse a la capital inglesa en 1982, junto a su familia. Para su graduación en la Central St. Martin's School of Art, en 1993, presentó una colección de prendas de seda que había enterrado para ver cómo se descomponían. Fue un camino de ida.
Amante de las yuxtaposiciones y considerado como "un diseñador con el corazón de un artista y el cerebro de un científico", en sus trabajos hay notables influencias provenientes de disciplinas como la arquitectura, la filosofía y la antropología. Sus diseños son considerados minimalistas y conceptuales, por lo que ha expuesto en varios museos, pero Chalayan también refleja sus posiciones ideológicas y su propia historia personal, cargada de multiculturalismo. Así, ironiza sobre las imposiciones islámicas a la mujer con modelos que dejan sus pechos al desnudo pero cubren su cara con el típico velo musulmán. Otras rarezas: en su colección otoño/invierno 2000 presentó vestidos de azúcar glassé que las modelos se sacaban a martillazos, y desfile mostró mesas y sillas que se convertían en ropa.
Dos veces consagrado "British Designer of The Year", nombrado Miembro de la Orden del Imperio Británico en junio pasado y con 20 colecciones en su haber, ha exhibido sus trabajos en la 51 Bienal de Venecia (2005, representando a Turquía), el Institute of Contemporary Arts (Londres, 2003), Victoria & Albert Museum (Londres, 2001), Tate Modern (Londres, 2001) y Musée de la Mode, Palais du Louvre (París, 1999), entre otros. "Me gusta diseñar cosas simples, pero no por eso básicas", aseguró en una entrevista, donde también contó que lo atrae la arquitectura de Renzo Piano y Jean Nouvel, y algo de Zaha Hadid, Mies van der Rohe y Le Corbusier. Le gustaría vestir a la cantante Kate Bus por lo inspiradora que ha resultado para él y prefiere los diseños sesentistas de Balenciaga, Pierre Cardin y Courrèges porque en esta época, en el mundo de la moda... "entra cualquier cosa".
¿Chalayan será tan excéntrico también cuando se baja de las pasarelas? El asegura que usa ropa clásica, que escucha música bien variada (clásica turca, rock, punk), que sigue las noticias más por la tele que por la radio o los diarios, que no compra revistas de arquitectura o moda sino que se inspira con lo que ve, que le gustaría tener un perro o un gato pero que como vive en un departamento no tiene espacio, que de chico quiso ser -en este orden- peluquero, piloto, actor, arquitecto y finalmente, sí, diseñador de modas. De cara al futuro, ha confesado que lo que más lo asusta es la política y a los diseñadores jóvenes les aconseja ganar experiencia antes que lanzarse solos ("No hay que tener una etiqueta propia para tener éxito", asegura), que piensen constantemente en lo que no se hizo y que estén expuestos a otros mundos para mantener la mente activa.
Cora Cáffaro, Clarín.
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