Los Data emprendedores
BERNARDITA AGUIRRE PASCAL
Se inspiraron en Kepler el astrónomo que seguramente sabía soñar como ellos. De él tomaron el nombre para su empresa y con el sueño de llegar a ser conocidos internacionalmente como una de las mejores compañías de recuperación de datos digitales, Javier Smitmans (29), Nicolás Mella (29) y Hugo Galilea (29), ingenieros civiles industriales eléctricos de la U. Católica, partieron trabajando.
En la vocación emprendedora de estos jóvenes además de la sangre influyó mucho la universidad. En una clase les preguntaron quién quería ser empleado y aunque el 90% de los futuros ingenieros levantó la mano Hugo se lo cuestionó y fijó su meta: quería trabajar en forma independiente.
Los tres prefirieron partir mientras estaban en la universidad y fue una casualidad la que les dio el empujoncito necesario. "A Nicolás se le perdió toda la información del computador, donde tenía fotos familiares, trabajos universitarios y otras cosas que para él eran de valor. Empezó a buscar a alguien en Chile que le pudiera recuperar la información y no había nadie. En Estados Unidos encontró una empresa que se lo hacía por US$3 mil. Él dijo 'no gracias, pero me gustaría trabajar con ustedes', al tiro se tiró porque tenía todo el mercado chileno", cuenta Hugo Galilea.
El primero fue Nicolás, que como buen Bill Gates partió en el garaje de su casa y con sólo un aviso en una página web que decía: "recuperación de datos" comenzó a atender a dos clientes mensualmente. Esos fueron los inicios de Kepler Data Recovery, que se formó como empresa un año después cuando se asociaron los tres estudiantes de ingeniería de la UC en el momento que la demanda se puso exigente. "Un Premio Nacional de Ciencias pidió que Nicolás le recuperara su doctorado de un disco duro. Pero cuando llegó a su casa y lo recibió su nana exigió seriedad, un recibo de equipos o algún respaldo porque se trataba de datos confidenciales", recuerda Galilea.
En ese momento Nicolás buscó la sociedad con sus amigos y otra vez fue la universidad la que los ayudó a darse cuenta de que podían sacar adelante una empresa. "Participamos en fórmula I, una competencia de alumnos de ingeniería que hacen autos eléctricos y ganamos con el 'correcaminos'. Ahí nos consolidamos como grupo de trabajo y decidimos que éramos capaces de sacar una empresa adelante", cuenta Hugo.
Datos con pinzas
En 2002 parte funcionando como empresa Kepler Data Recovery recuperando datos perdidos de distintos dispositivos digitales, que se pierden cuando apretamos la tecla equivocada, se apaga el computador, por borrado accidental por formateo del disco duro e incluso por un incendio o aplastamiento.
Ellos analizan los componentes eléctricos de los discos duros. "La recuperación de datos la vemos más a nivel físico que de softwares, eso es simple. Pero la parte más complicada es la eléctrica, el poder comprender cómo funciona el disco duro y qué componentes hacen qué cosas", explica Galilea.
Los problemas con los computadores y los archivos digitales los tienen todos y es por eso que los clientes de Kepler son de lo más variados. "Me acuerdo de un doctor dermatólogo de Iquique que tenía fotos de casos extraños en su computador y las había perdido. También llegó una empresa de cine que había perdido su contabilidad. Una empresa que buscaba los aguinaldos para navidad y no sabía a quién darle cuánto, nos contrataron el servicio urgente. También nos tocó trabajar para año nuevo con una empresa calificadora de riesgo que había perdido los datos de un cliente", cuenta Hugo Galilea.
Partieron atendiendo dos casos mensuales y ahora atienden 60 al mes y facturan medio millón de dólares. Trabajan con dos oficinas en Chile y Miami y reciben casos de todo el mundo. "En 2003 descubrimos cómo recuperar una falla que se produjo en un tipo de disco duro, lo anunciamos en google y nos llegaron casos de todo el mundo e hicimos clientes como la escuela de Economía de la U. de Finlandia, también en Japón, México y otros países".
A los que tienen datos perdidos les cobran entre 7 y 50 UF por recuperarlos. El monto depende de la dificultad de cada caso.
-¿Cómo consiguieron la inversión inicial?
"Cada uno hizo un aporte inicial de $1 millón 200 mil por nuca. Abrimos cuenta en 3 bancos, porque en ingeniería nos ofrecían todos los bancos. De ahí sacamos la plata de la línea de crédito y avances en efectivo de la tarjeta para arrendar una oficina y comprar unos computadores. Les mandamos correos a familiares y amigos para buscar clientes. Si llegaban dos nos alcanzaba para pagar los gastos y si había más ganábamos".
-¿Echas de menos el no haber sido nunca empleado?
"Al principio uno siente que le falta el roce y la experiencia de la vida real y eso lo solucionamos a porrazos, equivocándonos y asumiendo pérdidas".
-¿Cuesta salir fuera?
"Con los clientes extranjeros hay que ser 100% claros. No cobrar nada que no aparezca y cumplir con fechas y plazos".
Hay que profesionalizar el negocio. No hacer las cosas a medias y si hay cosas que no sabes hacer hay que capacitarse aunque gastes tres meses de sueldo.
Se inspiraron en Kepler el astrónomo que seguramente sabía soñar como ellos. De él tomaron el nombre para su empresa y con el sueño de llegar a ser conocidos internacionalmente como una de las mejores compañías de recuperación de datos digitales, Javier Smitmans (29), Nicolás Mella (29) y Hugo Galilea (29), ingenieros civiles industriales eléctricos de la U. Católica, partieron trabajando.
En la vocación emprendedora de estos jóvenes además de la sangre influyó mucho la universidad. En una clase les preguntaron quién quería ser empleado y aunque el 90% de los futuros ingenieros levantó la mano Hugo se lo cuestionó y fijó su meta: quería trabajar en forma independiente.
Los tres prefirieron partir mientras estaban en la universidad y fue una casualidad la que les dio el empujoncito necesario. "A Nicolás se le perdió toda la información del computador, donde tenía fotos familiares, trabajos universitarios y otras cosas que para él eran de valor. Empezó a buscar a alguien en Chile que le pudiera recuperar la información y no había nadie. En Estados Unidos encontró una empresa que se lo hacía por US$3 mil. Él dijo 'no gracias, pero me gustaría trabajar con ustedes', al tiro se tiró porque tenía todo el mercado chileno", cuenta Hugo Galilea.
El primero fue Nicolás, que como buen Bill Gates partió en el garaje de su casa y con sólo un aviso en una página web que decía: "recuperación de datos" comenzó a atender a dos clientes mensualmente. Esos fueron los inicios de Kepler Data Recovery, que se formó como empresa un año después cuando se asociaron los tres estudiantes de ingeniería de la UC en el momento que la demanda se puso exigente. "Un Premio Nacional de Ciencias pidió que Nicolás le recuperara su doctorado de un disco duro. Pero cuando llegó a su casa y lo recibió su nana exigió seriedad, un recibo de equipos o algún respaldo porque se trataba de datos confidenciales", recuerda Galilea.
En ese momento Nicolás buscó la sociedad con sus amigos y otra vez fue la universidad la que los ayudó a darse cuenta de que podían sacar adelante una empresa. "Participamos en fórmula I, una competencia de alumnos de ingeniería que hacen autos eléctricos y ganamos con el 'correcaminos'. Ahí nos consolidamos como grupo de trabajo y decidimos que éramos capaces de sacar una empresa adelante", cuenta Hugo.
Datos con pinzas
En 2002 parte funcionando como empresa Kepler Data Recovery recuperando datos perdidos de distintos dispositivos digitales, que se pierden cuando apretamos la tecla equivocada, se apaga el computador, por borrado accidental por formateo del disco duro e incluso por un incendio o aplastamiento.
Ellos analizan los componentes eléctricos de los discos duros. "La recuperación de datos la vemos más a nivel físico que de softwares, eso es simple. Pero la parte más complicada es la eléctrica, el poder comprender cómo funciona el disco duro y qué componentes hacen qué cosas", explica Galilea.
Los problemas con los computadores y los archivos digitales los tienen todos y es por eso que los clientes de Kepler son de lo más variados. "Me acuerdo de un doctor dermatólogo de Iquique que tenía fotos de casos extraños en su computador y las había perdido. También llegó una empresa de cine que había perdido su contabilidad. Una empresa que buscaba los aguinaldos para navidad y no sabía a quién darle cuánto, nos contrataron el servicio urgente. También nos tocó trabajar para año nuevo con una empresa calificadora de riesgo que había perdido los datos de un cliente", cuenta Hugo Galilea.
Partieron atendiendo dos casos mensuales y ahora atienden 60 al mes y facturan medio millón de dólares. Trabajan con dos oficinas en Chile y Miami y reciben casos de todo el mundo. "En 2003 descubrimos cómo recuperar una falla que se produjo en un tipo de disco duro, lo anunciamos en google y nos llegaron casos de todo el mundo e hicimos clientes como la escuela de Economía de la U. de Finlandia, también en Japón, México y otros países".
A los que tienen datos perdidos les cobran entre 7 y 50 UF por recuperarlos. El monto depende de la dificultad de cada caso.
-¿Cómo consiguieron la inversión inicial?
"Cada uno hizo un aporte inicial de $1 millón 200 mil por nuca. Abrimos cuenta en 3 bancos, porque en ingeniería nos ofrecían todos los bancos. De ahí sacamos la plata de la línea de crédito y avances en efectivo de la tarjeta para arrendar una oficina y comprar unos computadores. Les mandamos correos a familiares y amigos para buscar clientes. Si llegaban dos nos alcanzaba para pagar los gastos y si había más ganábamos".
-¿Echas de menos el no haber sido nunca empleado?
"Al principio uno siente que le falta el roce y la experiencia de la vida real y eso lo solucionamos a porrazos, equivocándonos y asumiendo pérdidas".
-¿Cuesta salir fuera?
"Con los clientes extranjeros hay que ser 100% claros. No cobrar nada que no aparezca y cumplir con fechas y plazos".
Hay que profesionalizar el negocio. No hacer las cosas a medias y si hay cosas que no sabes hacer hay que capacitarse aunque gastes tres meses de sueldo.
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