Una estrategia de ruleta para los negocios
Empezar un nuevo negocio es puro riesgo e incertidumbre. La clave es cómo lidiar con estos factores. A veces, conviene jugar las fichas a pleno. En otros casos, los medios y cuadros son apuestas más seguras.
En los primeros días de un nuevo negocio, el empresario suele tener una visión clara (al menos, en parte) del punto adonde desea llegar. ¿Cómo alcanzarlo? Esa es otra historia. De las cientos de variables en juego, sólo podemos prever la probable evolución de unas pocas. El resto de los factores desconocidos hacen del entrepreneurship un reino de la adrenalina.
Si bien todo nuevo negocio es incierto por naturaleza, según el estudio Mastering Unforeseeable Uncertainty in Start-up Companies, de INSEAD, existen diversas técnicas para enfrentar la incertidumbre y alcanzar un óptimo en el balance entre riesgo y retorno.
1) Planificación tradicional
El empresario se fija un objetivo futuro y articula los pasos intermedios para alcanzarlo. Luego, procura seguir estos pasos lo más fielmente posible.
2) Prueba y error
El empresario se fija un objetivo futuro y articula los pasos intermedios para alcanzarlo. Sin embargo, estos escalones no son más que guías. El empresario está dispuesto a cambiar su estrategia las veces que sea necesario cuando el camino elegido no esté dando resultados.
3) Seleccionismo
En lugar de empezar con un objetivo fijo, el empresario se lanza con varias estrategias simultáneas. Finalmente, "selecciona" la que mejor está funcionando y apuesta todo en ella. Un ejemplo de estrategia seleccionista fue la que convirtió a Microsoft en la empresa líder mundial en software.
¿Cuál es el mejor método? ¿Tradicional, prueba y error o seleccionista?
Según el estudio de INSEAD, eso depende de una serie de factores. A través de un relevamiento entre 62 empresas del área de Shanghai, los investigadores elaboraron un modelo para decidir el método a utilizar según la complejidad del negocio y el nivel de incertidumbre.
Baja incertidumbre y complejidad: la planificación tradicional suele funcionar muy bien. Al tener un grado razonable de certeza sobre la evolución del mercado, el empresario puede elaborar una estrategia con relativa seguridad de que funcionará.
Alta incertidumbre y baja complejidad: Lo más efectivo es el aprendizaje por prueba y error. La incertidumbre hace que no sea prudente jugarse desde el inicio por una estrategia rígida. La flexibilidad y capacidad de adaptación son fundamentales en escenarios inciertos.
Escenario de alta incertidumbre y complejidad: El seleccionismo ofrece los mejores resultados. En estos proyectos, el riesgo es altísimo (y también el retorno potencial).
Pensemos en el sector tecnológico. Pocos saben exactamente hacia adónde se dirige el mercado. Lo que hay son especulaciones mejor o peor fundadas. Entonces, en este mercado, no es mala idea poner algunas fichas en cada posible sendero de evolución. Clarin.
En los primeros días de un nuevo negocio, el empresario suele tener una visión clara (al menos, en parte) del punto adonde desea llegar. ¿Cómo alcanzarlo? Esa es otra historia. De las cientos de variables en juego, sólo podemos prever la probable evolución de unas pocas. El resto de los factores desconocidos hacen del entrepreneurship un reino de la adrenalina.
Si bien todo nuevo negocio es incierto por naturaleza, según el estudio Mastering Unforeseeable Uncertainty in Start-up Companies, de INSEAD, existen diversas técnicas para enfrentar la incertidumbre y alcanzar un óptimo en el balance entre riesgo y retorno.
1) Planificación tradicional
El empresario se fija un objetivo futuro y articula los pasos intermedios para alcanzarlo. Luego, procura seguir estos pasos lo más fielmente posible.
2) Prueba y error
El empresario se fija un objetivo futuro y articula los pasos intermedios para alcanzarlo. Sin embargo, estos escalones no son más que guías. El empresario está dispuesto a cambiar su estrategia las veces que sea necesario cuando el camino elegido no esté dando resultados.
3) Seleccionismo
En lugar de empezar con un objetivo fijo, el empresario se lanza con varias estrategias simultáneas. Finalmente, "selecciona" la que mejor está funcionando y apuesta todo en ella. Un ejemplo de estrategia seleccionista fue la que convirtió a Microsoft en la empresa líder mundial en software.
¿Cuál es el mejor método? ¿Tradicional, prueba y error o seleccionista?
Según el estudio de INSEAD, eso depende de una serie de factores. A través de un relevamiento entre 62 empresas del área de Shanghai, los investigadores elaboraron un modelo para decidir el método a utilizar según la complejidad del negocio y el nivel de incertidumbre.
Baja incertidumbre y complejidad: la planificación tradicional suele funcionar muy bien. Al tener un grado razonable de certeza sobre la evolución del mercado, el empresario puede elaborar una estrategia con relativa seguridad de que funcionará.
Alta incertidumbre y baja complejidad: Lo más efectivo es el aprendizaje por prueba y error. La incertidumbre hace que no sea prudente jugarse desde el inicio por una estrategia rígida. La flexibilidad y capacidad de adaptación son fundamentales en escenarios inciertos.
Escenario de alta incertidumbre y complejidad: El seleccionismo ofrece los mejores resultados. En estos proyectos, el riesgo es altísimo (y también el retorno potencial).
Pensemos en el sector tecnológico. Pocos saben exactamente hacia adónde se dirige el mercado. Lo que hay son especulaciones mejor o peor fundadas. Entonces, en este mercado, no es mala idea poner algunas fichas en cada posible sendero de evolución. Clarin.
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