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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

Juan Pablo Capello: una vida agitada

La historia de un chileno que apostó a ganador en EE.UU. Tiene 39 años y es poco conocido en su país natal: Chile. Afuera, este compatriota ha hecho de las suyas, destacándose como abogado de importantes empresas y gobiernos. Fundó Patagon junto a Wenceslao Casares y ha sido reconocido como un grande de las leyes en varias mediaciones internacionales.

Juan Pablo Capello es un chileno globalizado y agotador. Tiene 39 años y ha hecho más cosas que la mayoría de los mortales en una larga vida.

Es economista y abogado; socio de Greenberg Traurig (uno de los bufetes más importantes de Estados Unidos); fue uno de los fundadores de Patagon; ha asesorado a grupos económicos chilenos como los Matte, Luksic, Ibáñez, Angelini, Said y Kreutzberger, en sus inversiones en el País del Norte; ha trabajado con el gobierno en casos complejos como Inverlink y en algunas de las emisiones de capital que se han realizado allá.

Es experto en el área de capital privado en América Latina y abogado de estrellas como Juanes o Ricardo Arjona.

Asesora frecuentemente a compañías como Intel Capital, Darby Overseas, MiFactory y Citibank Venture Capital, entre otras. Fue el abogado encargado de las ofertas públicas de acciones de firmas como Banco Santiago, Chilquinta, CTC, Elektra, Madeco, Telemex y Unimarc.

Imposible publicar toda su historia profesional. Negoció contratos de préstamos sindicados por hasta US$ 500 millones de entidades como Citibank y TV Azteca.

Ha participado en un gran número de fusiones y adquisiciones, financiamiento de proyectos y joint ventures en toda América Latina y además tiene familia. Lleva trece años de matrimonio con la chilena Ana María Larraín, con la que tiene tres hijas de nueve, seis y tres años.

Vida agitada

Al igual que su currículum, los días de Capello son intensos y variados. Con humor, comenta que en una misma jornada puede dedicar la mañana a trabajar en una operación de financiamiento en Brasil; luego almorzar con un ejecutivo importante de una empresa multinacional y por la tarde reunirse con algún "rock star", para ver los detalles de un contrato o ajustar los puntos importantes de su próxima gira.

Sabe que no es un tipo convencional y le gusta. Ha recibido varios reconocimientos internacionales: en las ediciones 2005-2006 y 2006-2007, ha sido ranqueado dentro de los mejores abogados de Estados Unidos, por entidades como Latin Lawyer y Chamber & Partners.

Pero ojo que Capello no siempre gana: en el tenis, por ejemplo, ha caído frente a varios astros. En sus años de estudiante de economía en la Universidad de Duke le tocó participar en campeonatos nacionales donde, con orgullo -comenta riéndose-, perdió frente a jugadores como Pete Sampras y Joe Mc Enroe.

Este chileno, pero de marcado acento centroamericano, ha sabido estar en el lugar preciso y en el momento indicado: para hacer buenos contactos, para conocer temas que luego serían importantes o para toparse con personas que por algún motivo iban a destacar en el futuro.

Nació en Chile, pero a los 11 años partió a Puerto Rico junto a su familia y luego se radicó en Estados Unidos.

La secundaria la pasó en las afueras de Nueva York y luego partió a Duke, donde se recibió con honores, en los ochenta.

Entonces conoció a Roger Thomas, socio de Cleary, Gottlieb, Steen and Hamilton -un conocido estudio neoyorquino- que era el abogado encargado del gobierno chileno. Al alero de Thomas su percepción de los "leguleyos" cambió, tanto que en tres años se había recibido de abogado en la Universidad de Nueva York.

Mientras esto pasaba en la vida de Capello, en Chile empezaba la fiesta de los ADR. Él había trabajado en la colocación de bonos de la CTC en 1990 y se le presentó la oportunidad de volver al país temporalmente. Cuando llegó, se dio la coincidencia de que la CCU hacía su colocación de ADR, después Madeco, Cristalerías Chile, D&S y, con eso, se fue quedando.

En 1993 volvió a EE.UU., a Cleary, Gottlieb, Steen and Hamilton, y trabajó con Roger Thomas por seis años: hizo todas las operaciones de Codelco, reestructuraciones de deuda soberana mediante el "Brady Plan" representando a Perú, Costa de Marfil, Nicaragua y Argentina. Trabajó en las subsiguientes ofertas públicas de deuda de Colombia, México y Chile.

Hasta que un argentino "hediondo y mal vestido" entró en su vida: Wenceslao Casares.

Era 1999 y el tema de internet bullía en la Gran Manzana. Capello estaba inquieto, quería un cambio y llegó. "Me llamó un amigo argentino para decirme que había un "delincuente" de paso en Nueva York, que tenía un proyecto de compañía de internet, no conocía a nadie en la ciudad y no había comido en tres días. Dije que sí. Y te digo, a Wences lo conocí pobre, sin afeitar y hediondo", dice entre risas.

Cuento corto, Casares y sus ideas lo maravillaron. Quedó alucinado con el proyecto, tanto que, al poco tiempo, había dejado su puesto de abogado para ser uno de los socios fundadores y además director jurídico de Patagon.

La historia de la empresa es conocida y la venta al Santander también. Cosa que llevó a Capello, en ese entonces de 32 años, a engrosar sus arcas personales y codearse con grandes como Emilio Botín.

Vendieron el 75% de la firma en US$ 550 millones.

En 2003 Patagon quedó atrás. Casares partió en un crucero que ya lleva 28 meses y Capello voló a Miami, para unirse a Greenberg Traurig. Ahí sigue, quién sabe hasta cuándo.

María de los Ángeles Naudon Dell'Oro, El Mercurio.

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