Atiende su juego
Santiago Siri es fana de los videojuegos. Y no sólo le gusta jugarlos: desde chico aprendió a crearlos. Desde los ocho años tiene una PC y a partir de ese momento, en vez de jugar, Santiago sintió curiosidad por crear lo que los chicos de su edad disfrutaban: los videojuegos.
Foros, tutoriales y demás recursos vía Internet lo llevaron a capacitarse en la programación. Y así fue que empezó con el Basic y luego se fue inclinando al C++.
"Cuando estaba en la secundaria me quedaba dormido alevosamente en todas las clases porque estaba toda la noche aprendiendo a programar. Llegaron a pensar que me drogaba, no era muy popular socialmente", recuerda entre risas Santiago en la cuarta Exposición de Videojuegos Argentina (EVA 06).
Fana del fútbol, este hincha de Boca quizo plasmar el deporte con los videojuegos. Con 18 años formó Evoluxión junto a Guillermo Girard, interesado en invertir en algún proyecto, y así pudo desarrollar Fútbol Deluxe.
"Este juego de management es bien lúdico y folclórico. Podés desde coimear a un referí hasta tranzar con la barrabrava. Hice la música y todo el arte del juego. Fui aprendiendo a los golpes y creo que la cajita del producto sería mi diploma universitario", sostiene Siri, quien se frustró al meterse en la carrera de ingeniería porque le tira más lo artístico que lo exacto.
Santiago diseñó el sitio Games Are Art donde hace apología de los juegos como expresión artística. "Son el octavo arte porque se podrá jugar con la interactividad. Creo que hay que salir del instinto primitivo del 'correr, matar comer' de la mayoría de los juegos. Por eso desarrollo entretenimientos de estrategia y no de violencia. Busco generar un dramatismo más real", agrega.
Luego de varios viajes por los Estados Unidos, donde con apenas la mayoría de edad cumplida sedujo a empresas para distribuir su juego de fútbol a nivel mundial, este gamer interesado por las ciencias políticas está desarrollando su nueva perla: Utopía. ¿Qué es? "Será un juego de política donde el objetivo es crear tu propio partido a través de alianzas. Tendrá mucho de diálogo, negociaciones, dramatismo", anticipa Siri quien vivió en Cuba un mes estudiando el régimen socialista.
El Pulpo, como le dicen sus amigos por su capacidad de trabajo, hoy trabaja en Three Melons (www.threemelons.com/es) donde, junto a dos socios, desarrollan juegos con fines publicitarios para que las empresas puedan dejar su mensaje mediante la interactividad, palabrita clave para Santiago. "Hay que irse del marco estricto de la computadora: los teléfonos celulares podrían ser una plataforma genial. Hacer juegos hoy es como hacer cines en los años 20. Está todo por inventarse".
Sus juegos favoritos son el Katamari Damacy, en el que hay que rodar una pelotita y juntar la mayor cantidad de objetos posibles, una verdadera metáfora del consumo. El otro es el Super Mario, que tiene como protagonista a un obrero con bigotes stalinistas que se alimenta de hongos.
Pablo Raimondi.
Foros, tutoriales y demás recursos vía Internet lo llevaron a capacitarse en la programación. Y así fue que empezó con el Basic y luego se fue inclinando al C++.
"Cuando estaba en la secundaria me quedaba dormido alevosamente en todas las clases porque estaba toda la noche aprendiendo a programar. Llegaron a pensar que me drogaba, no era muy popular socialmente", recuerda entre risas Santiago en la cuarta Exposición de Videojuegos Argentina (EVA 06).
Fana del fútbol, este hincha de Boca quizo plasmar el deporte con los videojuegos. Con 18 años formó Evoluxión junto a Guillermo Girard, interesado en invertir en algún proyecto, y así pudo desarrollar Fútbol Deluxe.
"Este juego de management es bien lúdico y folclórico. Podés desde coimear a un referí hasta tranzar con la barrabrava. Hice la música y todo el arte del juego. Fui aprendiendo a los golpes y creo que la cajita del producto sería mi diploma universitario", sostiene Siri, quien se frustró al meterse en la carrera de ingeniería porque le tira más lo artístico que lo exacto.
Santiago diseñó el sitio Games Are Art donde hace apología de los juegos como expresión artística. "Son el octavo arte porque se podrá jugar con la interactividad. Creo que hay que salir del instinto primitivo del 'correr, matar comer' de la mayoría de los juegos. Por eso desarrollo entretenimientos de estrategia y no de violencia. Busco generar un dramatismo más real", agrega.
Luego de varios viajes por los Estados Unidos, donde con apenas la mayoría de edad cumplida sedujo a empresas para distribuir su juego de fútbol a nivel mundial, este gamer interesado por las ciencias políticas está desarrollando su nueva perla: Utopía. ¿Qué es? "Será un juego de política donde el objetivo es crear tu propio partido a través de alianzas. Tendrá mucho de diálogo, negociaciones, dramatismo", anticipa Siri quien vivió en Cuba un mes estudiando el régimen socialista.
El Pulpo, como le dicen sus amigos por su capacidad de trabajo, hoy trabaja en Three Melons (www.threemelons.com/es) donde, junto a dos socios, desarrollan juegos con fines publicitarios para que las empresas puedan dejar su mensaje mediante la interactividad, palabrita clave para Santiago. "Hay que irse del marco estricto de la computadora: los teléfonos celulares podrían ser una plataforma genial. Hacer juegos hoy es como hacer cines en los años 20. Está todo por inventarse".
Sus juegos favoritos son el Katamari Damacy, en el que hay que rodar una pelotita y juntar la mayor cantidad de objetos posibles, una verdadera metáfora del consumo. El otro es el Super Mario, que tiene como protagonista a un obrero con bigotes stalinistas que se alimenta de hongos.
Pablo Raimondi.
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