Ahora ¿qué harán los demócratas?
Una de las principales inquietudes para ese partido es cómo van a enfrentar el tema del comercio internacional y la globalización. Como un perro que finalmente alcanza lo que ha perseguido y después no sabe qué hacer con ello, los demócratas estadounidenses tienen que decidir ahora qué hacer con el premio ganado el martes en las elecciones legislativas en Estados Unidos. Cumplir las promesas de campaña, aun las más ambiguas, será duro, en especial porque los republicanos mantienen suficientes escaños en el Senado como para bloquear casi todo y un presidente republicano que quizás recuerde que tiene poder de veto.
Irak fue un factor importantísimo en la victoria demócrata, pero la ansiedad por la situación económica también influyó. Las encuestas a boca de urna hallaron que sólo el 30% de los votantes estadounidenses cree que sus hijos vivirán mejor que ellos. La mayoría pesimista votó masivamente por los demócratas. Como influir en la política exterior es complicado desde la Cámara de Representantes, es probable que los demócratas hagan algo en el frente económico.
Estas son tres preguntas que debe hacerse el Partido Demócrata
en este momento:
1. ¿Qué visión tienen sobre el comercio internacional y la globalización?
La división del poder en Washington la Casa Blanca para un partido, el Congreso para el otro es popular en Wall Street y entre los empresarios, pero esta división también significa el final de la era de aranceles cada vez más bajos, iniciada después de la Segunda Guerra Mundial.
Muchos demócratas especialmente Sherrod Brown, el nuevo senador por Ohio están llamando a resistir el empuje del gobierno de Bush en favor del libre comercio, una posición con atractivo evidente para los trabajadores que acusan a las importaciones y a la tercerización por el estancamiento de sus salarios y los despidos masivos.
Otros demócratas menos locuaces en época de elecciones reconocen los beneficios de la globalización, pero quieren repartirlos de una manera más amplia, ayudando a los trabajadores que sufren para que los clientes de Wal-Mart puedan seguir comprando productos importados baratos.
2. ¿Qué puede hacer el Congreso para mejorar la condición económica de la familia típica estadounidense?
No mucho por ahora, a pesar de toda la retórica de campaña sugiriendo lo contrario. Es prácticamente una certeza que el Congreso buscará aumentar el salario mínimo (actualmente en US$5,15 la hora antes de impuestos), una medida altamente popular. Los votantes de seis estados aprobaron por amplio margen esta semana sendos referéndums que suben el salario mínimo ahora y en el futuro lo indexan a la inflación. Es una victoria fácil y disparará los ingresos de los estadounidenses más pobres (mayoritariamente demócratas). Pero no hará mucho por la clase media. El Congreso no puede hacer mucho por mantener la expansión de la economía; ése es un trabajo para Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal. Conscientes de que mucha de la prosperidad reciente ha ido a parar a los más ricos, los demócratas buscarán una distribución de la riqueza más pareja.
Pero muchos de estos métodos llevan tiempo antes de producir frutos. 3. ¿Tienen los demócratas intenciones serias de equilibrar el presupuesto? Los demócratas castigaron a los republicanos durante seis años por los recortes de impuestos y los aumentos del gasto que hicieron desaparecer el superávit dejado por el ex presidente Bill Clinton y empeoraron la perspectiva fiscal de largo plazo de EE.UU. Se olvidan de mencionar, sin embargo, que la expansión del Medicare, el programa nacional de salud para jubilados y discapacitados que cubre una buena parte de los gastos en medicamentos, fue una gran parte de ese aumento. Ahora prefieren envolverse en el manto de la rectitud fiscal.
El aumento del gasto en prioridades demócratas como la educación, la salud o la seguridad en los puertos, o la expansión de beneficios impositivos, aumentarán el déficit, a menos que sean compensados con aumentos de impuestos o recortes de gastos.
Pero los impuestos más altos probablemente perjudicarán a los contribuyentes demócratas que no se consideren a sí mismos ricos. El presupuesto para defensa es un candidato probable, pero difícil de llevar a cabo hasta que las tropas estadounidenses se retiren de Irak. Los demócratas dicen que pueden financiar mejoras en el programa de medicinas de Medicare al negociar mejores precios con las farmacéuticas. Pero incluso los expertos en salud que simpatizan con los demócratas no creen que ello se pueda lograr.
Los impuestos están en la órbita de control del Congreso. Los demócratas probablemente encontrarán aliados republicanos en su intento por evitar que el impuesto mínimo alternativo un impuesto a la renta paralelo diseñado para que los ricos no puedan hacer demasiadas deducciones o maniobras para eludir tributos alcance a franjas amplias de la clase media y para renovar las exenciones a la investigación y desarrollo de las empresas. De todas maneras, esto será costoso para los demócratas si desean pagar estos recortes.
POR DAVIDWESSEL - THE WALL STREET JOURNAL
Irak fue un factor importantísimo en la victoria demócrata, pero la ansiedad por la situación económica también influyó. Las encuestas a boca de urna hallaron que sólo el 30% de los votantes estadounidenses cree que sus hijos vivirán mejor que ellos. La mayoría pesimista votó masivamente por los demócratas. Como influir en la política exterior es complicado desde la Cámara de Representantes, es probable que los demócratas hagan algo en el frente económico.
Estas son tres preguntas que debe hacerse el Partido Demócrata
en este momento:
1. ¿Qué visión tienen sobre el comercio internacional y la globalización?
La división del poder en Washington la Casa Blanca para un partido, el Congreso para el otro es popular en Wall Street y entre los empresarios, pero esta división también significa el final de la era de aranceles cada vez más bajos, iniciada después de la Segunda Guerra Mundial.
Muchos demócratas especialmente Sherrod Brown, el nuevo senador por Ohio están llamando a resistir el empuje del gobierno de Bush en favor del libre comercio, una posición con atractivo evidente para los trabajadores que acusan a las importaciones y a la tercerización por el estancamiento de sus salarios y los despidos masivos.
Otros demócratas menos locuaces en época de elecciones reconocen los beneficios de la globalización, pero quieren repartirlos de una manera más amplia, ayudando a los trabajadores que sufren para que los clientes de Wal-Mart puedan seguir comprando productos importados baratos.
2. ¿Qué puede hacer el Congreso para mejorar la condición económica de la familia típica estadounidense?
No mucho por ahora, a pesar de toda la retórica de campaña sugiriendo lo contrario. Es prácticamente una certeza que el Congreso buscará aumentar el salario mínimo (actualmente en US$5,15 la hora antes de impuestos), una medida altamente popular. Los votantes de seis estados aprobaron por amplio margen esta semana sendos referéndums que suben el salario mínimo ahora y en el futuro lo indexan a la inflación. Es una victoria fácil y disparará los ingresos de los estadounidenses más pobres (mayoritariamente demócratas). Pero no hará mucho por la clase media. El Congreso no puede hacer mucho por mantener la expansión de la economía; ése es un trabajo para Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal. Conscientes de que mucha de la prosperidad reciente ha ido a parar a los más ricos, los demócratas buscarán una distribución de la riqueza más pareja.
Pero muchos de estos métodos llevan tiempo antes de producir frutos. 3. ¿Tienen los demócratas intenciones serias de equilibrar el presupuesto? Los demócratas castigaron a los republicanos durante seis años por los recortes de impuestos y los aumentos del gasto que hicieron desaparecer el superávit dejado por el ex presidente Bill Clinton y empeoraron la perspectiva fiscal de largo plazo de EE.UU. Se olvidan de mencionar, sin embargo, que la expansión del Medicare, el programa nacional de salud para jubilados y discapacitados que cubre una buena parte de los gastos en medicamentos, fue una gran parte de ese aumento. Ahora prefieren envolverse en el manto de la rectitud fiscal.
El aumento del gasto en prioridades demócratas como la educación, la salud o la seguridad en los puertos, o la expansión de beneficios impositivos, aumentarán el déficit, a menos que sean compensados con aumentos de impuestos o recortes de gastos.
Pero los impuestos más altos probablemente perjudicarán a los contribuyentes demócratas que no se consideren a sí mismos ricos. El presupuesto para defensa es un candidato probable, pero difícil de llevar a cabo hasta que las tropas estadounidenses se retiren de Irak. Los demócratas dicen que pueden financiar mejoras en el programa de medicinas de Medicare al negociar mejores precios con las farmacéuticas. Pero incluso los expertos en salud que simpatizan con los demócratas no creen que ello se pueda lograr.
Los impuestos están en la órbita de control del Congreso. Los demócratas probablemente encontrarán aliados republicanos en su intento por evitar que el impuesto mínimo alternativo un impuesto a la renta paralelo diseñado para que los ricos no puedan hacer demasiadas deducciones o maniobras para eludir tributos alcance a franjas amplias de la clase media y para renovar las exenciones a la investigación y desarrollo de las empresas. De todas maneras, esto será costoso para los demócratas si desean pagar estos recortes.
POR DAVIDWESSEL - THE WALL STREET JOURNAL
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