El medio ambiente ataca de nuevo
El sistema político del globo está muy poco equipado para los verdaderos desafíos. El crecimiento económico y el aumento de la población están poniendo presiones sin precedentes al medio ambiente físico, que a su vez están causando desafíos sin precedentes a nuestras sociedades. Aun los políticos son completamente ignorantes respecto de estas tendencias.
Considere, por ejemplo, la situación de Darfur en Sudán. Este horrible conflicto se ve acentuado por la amenaza militar y las sanciones. Tiene su origen en la extrema pobreza de la región, acentuada por las terribles sequías que azotaron al país y cuyos efectos se sienten hasta ahora. Parece que un cambio climático de largo plazo está llevando a disminuir las lluvias, donde la sequía es sinónimo de muerte. Darfur necesita una estrategia para tener agua, más que una estrategia de guerra. La carencia de agua se está convirtiendo en un gran obstáculo para el desarrollo económico en muchas partes del mundo.
China e India también sufrirá la falta de agua. El despegue económico de estos dos gigantes empezó hace 40 años con la introducción de mejoras agrícolas, que puso fin a las hambrunas. Pero esos resultados han significado millones de pozos secos para permitir la irrigación de aguas subterráneas.
En Estados Unidos, los estados del mediooeste y el suroeste han sufrido una prolongada sequía, producto del calentamiento global, y las granjas han estado extrayendo agua de reservorios subterráneos que se están desgastando por excesivo bombeo.
Así como las presiones sobre el petróleo y la oferta de gas ha elevado los precios de la energía, las presiones medioambientales subirán los precios de la comida y el agua en muchas partes del mundo. Dado este panorama de estrés climático a través de Estados Unidos, Europa y Australia, los precios del trigo están subiendo a sus niveles más altos en décadas. Las presiones medioambientales están golpeando directamente en los ingresos de las comunidades alrededor del mundo.
Los temas soft del medio ambiente y el clima se transformarán en los asuntos estratégicos y duros del siglo XXI, pero esto es apenas reconocido por los gobiernos. Nuestros gobiernos deberían establecer Ministerios de Desarrollo Sustentables, dedicados full time al tema de los vínculos entre cambio medioambiental y bienestar humano. Los ministros de Agricultura no van a poder lidiar solos con la escasez de agua, ni los de salud con las enfermedades infecciosas debido al calentamiento global. Los ministros del medio ambiente tampoco van a ser capaces de hacer frente a las crisis de océanos y bosques, o las consecuencias de eventos extremos como el huracán Katrina el año pasado.
Los gobiernos globales deberían entender finalmente que los tratados que ellos han firmado en los años recientes sobre clima, medio ambiente y biodiversidad son al menos tan importantes para la seguridad global como los de zonas de guerras.
Jeffrey D. Sachs. Profesor de Economía y director Instituto de la Tierra. U de Columbia
Considere, por ejemplo, la situación de Darfur en Sudán. Este horrible conflicto se ve acentuado por la amenaza militar y las sanciones. Tiene su origen en la extrema pobreza de la región, acentuada por las terribles sequías que azotaron al país y cuyos efectos se sienten hasta ahora. Parece que un cambio climático de largo plazo está llevando a disminuir las lluvias, donde la sequía es sinónimo de muerte. Darfur necesita una estrategia para tener agua, más que una estrategia de guerra. La carencia de agua se está convirtiendo en un gran obstáculo para el desarrollo económico en muchas partes del mundo.
China e India también sufrirá la falta de agua. El despegue económico de estos dos gigantes empezó hace 40 años con la introducción de mejoras agrícolas, que puso fin a las hambrunas. Pero esos resultados han significado millones de pozos secos para permitir la irrigación de aguas subterráneas.
En Estados Unidos, los estados del mediooeste y el suroeste han sufrido una prolongada sequía, producto del calentamiento global, y las granjas han estado extrayendo agua de reservorios subterráneos que se están desgastando por excesivo bombeo.
Así como las presiones sobre el petróleo y la oferta de gas ha elevado los precios de la energía, las presiones medioambientales subirán los precios de la comida y el agua en muchas partes del mundo. Dado este panorama de estrés climático a través de Estados Unidos, Europa y Australia, los precios del trigo están subiendo a sus niveles más altos en décadas. Las presiones medioambientales están golpeando directamente en los ingresos de las comunidades alrededor del mundo.
Los temas soft del medio ambiente y el clima se transformarán en los asuntos estratégicos y duros del siglo XXI, pero esto es apenas reconocido por los gobiernos. Nuestros gobiernos deberían establecer Ministerios de Desarrollo Sustentables, dedicados full time al tema de los vínculos entre cambio medioambiental y bienestar humano. Los ministros de Agricultura no van a poder lidiar solos con la escasez de agua, ni los de salud con las enfermedades infecciosas debido al calentamiento global. Los ministros del medio ambiente tampoco van a ser capaces de hacer frente a las crisis de océanos y bosques, o las consecuencias de eventos extremos como el huracán Katrina el año pasado.
Los gobiernos globales deberían entender finalmente que los tratados que ellos han firmado en los años recientes sobre clima, medio ambiente y biodiversidad son al menos tan importantes para la seguridad global como los de zonas de guerras.
Jeffrey D. Sachs. Profesor de Economía y director Instituto de la Tierra. U de Columbia
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