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CAPACITACION EN COSTOS Y GESTION

Nortel pone a prueba los límites de su presidente

En su empeño por recuperar a la compañía, Mike Zafirovski enfrenta semanas de 100 horas y noches sin dormir. Mike Zafirovski, el entonces flamante presidente ejecutivo de Nortel Networks Corp., recibió un duro golpe cuando se reunió con su jefe de finanzas a finales de marzo de 2006. Se enteró de que Nortel tendría que recalcular sus resultados financieros por tercera vez desde 2003.

Durante las tres noches previas al discurso que tendría que dar para comunicar las malas noticias a los analistas de Wall Street, Zafirovski no pegó el ojo. La compañía había asegurado que había arreglado su desbarajuste contable hacía más de un año. Ahora, “tendremos que decir otra vez que metimos la pata”, recuerda. A Zafirovski le preocupaba cómo calmar a sus nerviosos clientes, conservar líneas de crédito clave y defender la acción de la empresa.

Sabía que su margen de error era limitado y su credibilidad frágil. Zafirovski había llegado a Nortel en noviembre de 2005 con planes ambiciosos de resucitar al alicaído vendedor de equipos de telecomunicaciones. Su historial era impecable: 25 años ascendiendo por la escalera gerencial de General Electric Co., seguidos de cinco años en Motorola Inc., donde llegó a alcanzar el segundo puesto. Cuando en 2003, Motorola eligió como presidente ejecutivo a un ejecutivo externo, Zafirovski optó por probar suerte en otro lado.

Sin embargo, la presidencia ejecutiva resultó ser un desafío mucho mayor de lo que esperaba. Los imprevistos surgen con regularidad: desajustes contables adicionales, querellas que amenazan con dejar a la compañía en bancarrota, inversionistas escépticos, empleados insatisfechos. Zafirovski debe enfrentarse a todos esos obstáculos sin la bandeja de plata con la que contaba en GE. Nortel está pasando apuros por sus desgastados sistemas internos, una burocracia corporativa hinchada y una calificación de
crédito equivalente a chatarra.

Eso ha hecho Zafirovski trabaje semanas de 100 horas. El ejecutivo de 53 años, un competidor intenso que ha corrido ocho maratones y ha completado una carrera triatlón Ironman, se reconoce seguidor del mantra de “optimismo energético” que impera en GE.

Aun así, el trabajo incesante y su horario agotador están empezando a pasar factura. “He llegado a unos límites que superan lo que pensaba que sería capaz de resistir”, observa.

Desde que se unió a Nortel, Zafirovski ha sido un presidente ejecutivo en tránsito continuo, viviendo en Toronto durante la semana y volando cada viernes a Illinois para ver a su esposa y al más joven de sus tres hijos.

El pasado 16 de noviembre, un año y un día después de estrenar su puesto en Nortel, Zafirovski hizo un balance de ese período. “Es difícil comprender todas estas presiones y expectativas a menos que uno las haya experimentado antes”, admite. Esta conclusión contrasta con sus tradicionales pronunciamientos optimistas.

Cuando estaba a punto de cumplir un año en la empresa, Zafirovski se dio cuenta de que su falta de sueño lo estaba perjudicando. “Me arrastraba al final de los días”, reconociendo que casi llegó a quedarse dormido en algunas reuniones. Desde entonces, ha empezado a obligarse a dormir un mínimo de cinco horas cada noche.

POR JOANN S. LUBLIN - THE WALL STREET JOURNAL

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